Por Guillermo Briggiler.- ¿Qué es lo que debemos pedirle a un gobierno cuando se hace cargo del destino de un país? Debería ser una cuestión universal, pero luego de años de populismo, se convierte en un interrogante que es necesario analizar. Para empezar, como venimos en una autogenerada crisis económica, lo primero que deseamos y debemos hacer es estabilizar la macroeconomía, pilar fundamental de un gobierno responsable. Esto implica mantener la inflación bajo control, promover un crecimiento económico sostenible y gestionar adecuadamente las finanzas públicas para evitar crisis financieras. Sin embargo, más allá de estas funciones básicas, existen otros aspectos clave que los ciudadanos esperamos de los gobiernos.
Uno de los principales requisitos es que el gobierno no sea corrupto. La corrupción mina la confianza de la sociedad en las instituciones gubernamentales y afecta negativamente el desarrollo económico y social. Los ciudadanos esperamos transparencia en la gestión de los recursos públicos y castigos severos para quienes incurran en actos corruptos.
Otro aspecto crucial es que el gobierno gaste eficientemente los impuestos recaudados. Esto significa invertir en infraestructura, educación, salud y otros servicios públicos de manera efectiva y equitativa, buscando el bienestar general de la población. Los ciudadanos no quieren que sus impuestos se desperdicien o se destinen a fines poco éticos, disfrazados de banderas sanas como educación gratuita o salud pública.
Es importante destacar que no debe esperarse que el gobierno regale cosas a la población. Si bien es responsabilidad del Estado garantizar ciertos derechos básicos como la educación y la salud, estos servicios deben ser provistos de manera justa y eficiente, evitando crear dependencia o distorsiones en la economía.
En cuanto a las libertades individuales, se espera que el gobierno proteja y promueva los derechos de sus ciudadanos, incluyendo la libertad de expresión, asociación y religión. Asimismo, es su deber garantizar la seguridad de la población, tanto en términos de seguridad ciudadana como de defensa ante amenazas externas y por supuesto debe velar por la justicia en su territorio. Sin embargo, es importante que el gobierno no se entrometa en la vida privada de las personas más allá de lo necesario para garantizar el orden y la seguridad pública. La intervención del Estado debe ser proporcional y respetuosa de los derechos individuales.
Por su parte, los legisladores tienen la responsabilidad de legislar en beneficio de la sociedad en su conjunto y defender los intereses de la región o provincia que representan. No deben utilizar su posición para fines partidarios o personales, sino trabajar en la elaboración de leyes que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos y fortalezcan el estado de derecho. Debe condenarse fuertemente cuando realizan actos de politiquería o cartelización para minar el desempeño de un gobierno elegido democráticamente.
En relación con los sindicatos, se espera que estos defiendan los derechos laborales de sus afiliados y promuevan condiciones de trabajo justas y seguras. Se espera que ayude a su industria a contratar más personas en adecuadas condiciones, colaborando con el crecimiento del sector al que pertenece, ya que si crece se beneficia el sindicato y sus miembros. No se le pide que defienda a un partido político, entre sus agremiados seguramente hay personas de distinto pensamiento. Su función es representar y negociar en nombre de los trabajadores, no defender intereses políticos partidarios.
En resumen, lo que se le pide a un gobierno, sindicato o legislador es un ejercicio responsable de sus funciones, orientado hacia el bienestar común y el respeto de los derechos individuales y colectivos, sin caer en la corrupción, el clientelismo político o la falta de transparencia.
Como muchas cosas están confundidas en la sociedad actual, luego de años de populismo, simplifiquemos el análisis al extremo y planteemos esto: ¿qué se espera de un trabajador?
Probablemente la respuesta será, que se espera que un trabajador cumpla con varias responsabilidades y características que contribuyan al buen funcionamiento de su empleo y al desarrollo de su carrera profesional. Estas expectativas van más allá de simplemente cumplir con las tareas asignadas y abarcan aspectos como actitud, habilidades y compromiso. Entre muchas podemos destacar responsabilidad y puntualidad, trabajo en equipo, eficiencia, ética, iniciativa, aprendizaje y muchas más.
Si esperamos todo esto de un trabajador, como mínimo esperaremos y exigiremos lo mismo eso de un legislador, de un sindicato y por supuesto del gobierno.
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Fuente: https://diariolaopinion.com.ar/
