Las manos a la Massa

Al menos ahora, el Gobierno nacional ya no niega los problemas de la economía y propone medidas para salir al cruce de la crisis. Pero se necesitan más de las que hasta ahora se han anunciado.

Por Guillermo Briggiler.- El acto de relanzamiento del espacio gobernante, ahora con un nuevo protagonista, nos recuerda a esas secuelas de películas o nuevas temporadas de series, donde cambia el enfoque para aprovechar vetas actorales o nichos del argumento que permitan nuevos giros. En este caso, quienes actúan, son los mismos que desde hace décadas protagonizan la historia de la política argentina.
El acto de asunción del nuevo ministro de Economía, con renuncia a la presidencia de la Cámara de Diputados previa, con sendas puestas en escena sobreactuadas, que incluyó militantes festejando pequeños triunfos intestinos, nos dejó sensaciones encontradas a quienes esperamos medidas para que la actividad económica se reactive, no para hacer nuevos negocios, sino para que se mejore la calidad de vida de millones de argentinos que fueron expulsados de clases medias en los últimos 15 años, lapso en el cual nuestra matriz productiva se estancó y el tejido social se resquebrajó.
Por un lado, descubrimos que tienen un mejor diagnóstico de la crítica situación, la coalición gobernante ya no niega los inconvenientes de la economía. Basta recordar que hasta hace poco negaban la inflación y su causa, buscaban chivos expiatorios en los especuladores o el campo, y culpaban a gobiernos anteriores o la situación internacional de sus propios desaciertos. Pero por otro, nos quedamos esperando un plan económico más integral, que suponemos está en preparación, aunque las medidas que se anunciaron van en sentido correcto.
Se anunció un camino de búsqueda de superávit comercial y también de fortalecimiento de reservas. Ambas van juntas, la manera de hacer crecer las reservas es por medio del comercio internacional, más exportaciones que importaciones. Sería conveniente que se permita exportar aquellos productos hoy restringidos, como los cárnicos y se fomenten los otros que el mundo demanda, algunos nombrados por el nuevo ministro en su discurso, como litio, gas y petróleo no convencional. El fomento de estas industrias, no solo traerá ingresos por exportación, sino también dólares a las reservas vía inversión directa. Pero esto no se va a lograr extorsionando a las empresas exportadoras por medio de la amenaza lanzada en el discurso, donde se avisó de que se investigarán las importaciones trianguladas para aumentar sus precios y exportaciones sub facturadas, donde esto se pruebe y constituya un perjuicio para el Estado debe actuarse de inmediato.
Mientras logramos eso, debemos buscar fortalecer las actuales reservas de divisas, en este punto todavía no se dijo cómo, pero se deja entrever que se fomentará la liquidación anticipada de exportaciones ampliando a otras industrias el mecanismo que está implementándose para el agro, con un tercio de la liquidación a dólar ahorro y dos tercios depositándose a una cuenta a dólar liked, es decir que se ajusta por la suba del dólar oficial. También comentó el abogado devenido en ministro de Economía que llegarán desembolsos de préstamos del exterior y contratos REPO.
Hasta que esto suceda se seguirán administrando las importaciones y, al limitarse, se le está poniendo un techo en el crecimiento por la imposibilidad de importar insumos o demorarlos y sin crecimiento no hay recaudación, no hay baja del déficit, ni recuperación de la actividad productiva. El motivo por el cual no hay dólares obedece a la importación de energía, que luego se subsidia y sin dólares. Por el momento lo único que podemos hacer es pedir nuevos préstamos y renegociar los actuales, mientras la economía languidece.
Esto nos lleva al horizonte fiscal, donde comienza a buscarse el equilibrio pedido por el FMI o al menos a cumplir con la meta de este año de un déficit máximo del 2.5% del PBI. Para ello se congela el ingreso de personal, no siendo una medida de peso, ya que lo que debería hacerse es congelar el gasto y evaluar al personal y volverlo productivo. Aquí aparece la omnipresente discusión -en los medios de comunicación nacionales- sobre los subsidios a la energía, transporte y otras tarifas, que para los rafaelinos es intrascendente, ya que es toda la región AMBA la que paga aproximadamente un tercio por estos servicios. La diferencia está a cargo de los contribuyentes del interior. Es una inequidad que debe corregirse, no puede pagar el interior el triple que los habitantes de Buenos Aires, sin justificación alguna. 
Respecto de los planes sociales, la medida anunciada de incorporar al trabajo a la persona que cobra un plan, pasando el subsidio al empleador por un tiempo y que luego el trabajador renuncie al mismo, es de muy poca creatividad y de desconocimiento de la realidad, ya que no tiene en cuenta que muchos individuos que poseen planes, además, realizan trabajos informales, siendo la suma de ambos conceptos, un valor muy superior al salario ofrecido y desequilibrando el mercado de forma que nunca pasarán al mercado formal de esta manera.
Lo bueno que podemos observar del cambio de ministro es que hay un diagnóstico sobre que no se puede seguir así, pero es el momento de tomar el toro por las astas, de caminar en el barro, de ensuciarse con la masa, de caer y levantarse. Si seguimos en la viveza criolla, en la contabilidad creativa, seguiremos en la virtual bancarrota que vive el país.
La incógnita es si desean realmente hacerlo y si lo harán en cercanías de un año electoral. Si tienen el coraje de tomar las medidas necesarias y diagramar un plan integral, podría ser una oportunidad para nuestra Nación, sino la economía continuará languideciendo.

#BuenaSaludFinanciera
@ElcontadorB
@GuilleBriggiler

Fuente: https://diariolaopinion.com.ar/

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