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Las deudas en los 40 años de la democracia argentina

Se trata del editorial del programa “Sábado 100” por radio El Espectador (FM 100,1) de Rafaela. Una de las materias pendientes es la economía que no resiste más esta locura inflacionaria, actual en 138% interanual, haciendo estragos en todos los sectores sociales, con una escandalosa pobreza del 40%.

Por Emilio Grande (h.).- Más allá de quien gane el ballotage presidencial del domingo 19 de noviembre entre Massa y Milei, este año se están cumpliendo 40 años ininterrumpidos de la democracia en nuestro país, que supimos conseguir entre todos, dejando atrás la dictadura de 1976-1983, una de las noches más oscuras de la historia en materia de derechos humanos, donde se violaron sistemáticamente los derechos y garantías constitucionales.

¿Cuáles fueron los mayores logros? Para destacar el juicio a las juntas militares con el fallo histórico de 1985, condenando a los criminales que hubo entre los militares; los dirigentes guerrilleros robaron y mataron, fueron juzgados y estruvieron presos, pero fueron indultados por Menem. En este sentido, la Iglesia Católica realizó recientemente un examen de conciencia y una autocrítica sobre su actuación con la investigación «La verdad los hará libres» a través de tres tomos. 

Por otro lado, fue muy positiva la reforma de la Constitución Nacional en 1994 en las ciudades de Santa Fe y Paraná con la incorporación de los nuevos derechos, la defensa del medio ambiente, pero lamentablemente el híper-presidencialismo le hace daño a la república porque una sola persona termina decidiendo cuando debieran existir políticas de Estado consensuadas a largo plazo.

Tanto Menem como Cristina de Kirchner buscaron perpetuarse en el poder a cualquier precio, no logrando reformar la Carta Magna, pero hubo una fuerte oposición de la dirigencia y de la ciudadanía. La alternancia en todos los niveles es muy sana para una república.

En estas cuatro décadas se pasó de un extremo del neoliberalismo con las cuestionadas privatizaciones de los servicios públicos a un estatismo chabacano sin planificación y con costos económicos que pagamos entre todos, como fueron YPF y Aerolíneas Argentinas, teniendo pérdidas millonarias.

¿Cuáles son las deudas pendientes? Una de las materias pendientes es la economía que no resiste más esta locura inflacionaria de hace más de 7 décadas, actualmente en 138% interanual, estando al borde de la híper-inflación, poniéndose parche sobre parche, haciendo estragos en todos los sectores sociales, especialmente a los sectores más vulnerables, con una escandalosa pobreza del 40% de la población. Como no se confía en nuestra moneda que es muy débil, entonces la gente invierte en ladrillos o compra dólares, cuyo valor se cuadriplicó en más de un año con el actual ministro de Economía y candidato a presidente Massa.

Al mismo tiempo, es inconcebible que luego de la crisis económica de 2001-2002, que ya pasaron 22 años, se siga votando en el Congreso la ley de emergencia económica que es una norma para casos excepcionales, ¿o será que no podemos vivir sin crisis?

Tampoco se respeta el federalismo y la coparticipación a las provincias llega en cuenta gotas del gobierno central que tiene muchos rasgos autoritarios, con la utilización del concepto amigo-enemigo de Carl Schmitt, exhibiendo odio y rencor del kirchnerismo.

En este contexto, el periodista José Ignacio López -ex vocero presidencial de Raúl Alfonsín- realizó el documental «Memoria para construir», que consta de cuatro capítulos. Lo entrevisté recientemente en Buenos Aires, opinando que “tenemos razones para celebrar cuarenta años de historia en la Argentina, que es el período más largo en el que gobiernos elegidos por el pueblo se suceden; celebremos con la convicción de que todos tenemos una deuda muy pesada porque no podemos hablar de democracia con el 40% de pobres, con esta desigualdad y disgregación social que tenemos”.

A decir verdad, necesitamos una planificación a largo plazo sobre el proyecto de país porque todavía queda mucho por hacer. Se necesitan políticas de Estado consensuadas por los principales actores sociales, pensando en el bien común por encima de los intereses sectoriales y particulares, para evitar la sangría de luchas encarnizadas que no llevan a ningún puerto y evitar que sigan emigrando cientos de jóvenes porque dicen con razón que este país no tiene futuro. Estamos a tiempo de revertir esta encrucijada, teniendo mayores responsabilidades la dirigencia en su conjunto…

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