Laboratorio de Comunicación Estratégica

 Maestría en Comunicación Estratégica

Facultad de Ciencia Política y RR.II.

Universidad Nacional de Rosario

Seminario: “Laboratorio de

Comunicación Estratégica”

Docentes: Sandra Massoni y Mariana Mascotti

Alumno: Emilio Grande

Año: 2013

 

El seminario “Laboratorio de Comunicación Estratégica” me permitió de alguna manera seguir profundizando los conocimientos y categorías estudiadas en otras instancias similares de  la cursada de esta maestría.

En el primer seminario sobre “Teorías de la Comunicación” elegí como tema “La influencia del poder hegemónico de los medios de comunicación en la sociedad de masas” que a decir verdad es muy vasto por la amplitud y profundidad de su contenido y, al mismo tiempo, la complejidad que encierra el abordaje del poder de los medios, hoy tan cuestionado especialmente por las autoridades del actual gobierno nacional.

Ciertamente, los mass media tradicionales (radio, diario, televisión) son actores sociales de relevancia institucional y para garantizar su funcionamiento tienen que contar con auspiciantes que les permita cumplir con sus responsabilidades empresariales y laborales.

¿Qué independencia periodística pueden tener frente a determinados compromisos publicitarios para informar, opinar y/o investigar algunos hechos de corrupción?

¿De qué manera el poder hegemónico de los mass media reproduce la simplificación de los hechos, no aborda la complejidad de los problemas, evita las miradas diversas y el diálogo de los saberes?

¿Cómo es el impacto que producen las informaciones en los medios de comunicación masivos, los intereses que desnudan su publicación y las consecuencias sociales que acarrean en la opinión pública?

 

Escuchar al otro

 

En la cursada del seminario “Comunicación Estratégica I” pude precisar mi “territorio” dentro de la comunicación estratégica enfocado a mi campo de acción que es el periodismo, especialmente el diario La Opinión de Rafaela en el que trabajo desde hace 17 años.

Un elemento que viene asomando fuertemente es el perfil que debe tener el comunicador estratégico: darle importancia a escuchar al otro, abrirse a las nuevas realidades socioculturales y tratar de incluir a las diferentes voces de los actores sociales en el contexto de un paradigma desde la complejidad, situacional, cambiante, emergente y fluido.

O como suele llamar Carlos Galano la otredad, categoría reflexionada en el seminario “Problemática Ambiental en el contexto de la globalización”, opinando que “el modelo civilizatorio dominante degrada el ambiente, subvalora la diversidad cultural y desconoce al otro (al indígena, al pobre, a la mujer, al negro, al Sur), mientras privilegia un modo de producción y un estilo de vida insustentables que se han vuelto hegemónicos en el proceso de globalización” (Educación ambiental y sustentabilidad: construcción del futuro, 2006).

A decir verdad, está operando en mi pensamiento un cambio de paradigma, pasando de la simplificación a la complejidad de la comunicación, una manera de ser y transformar. Uno de las límites conscientes en la actividad periodística es recortar o mutilar los hechos, las voces de los actores en la cobertura o en los análisis de un tema determinado por cuestiones de tiempo, espacio y en algunos casos también por restricciones políticas y económicas, pero al mismo tiempo se puede buscar las contradicciones existentes y la apertura de miradas hacia otras voces de lo que se está contando.

Al respecto, Boris Cyrulnik afirma que “ponerse en el lugar del otro -lo que los filósofos llaman empatía- (…) es enriquecerse, pero también supone un esfuerzo, significa partir a descubrir otro continente mental, una nueva forma de pensar, una nueva manera de ser hombre”.

Esta misma línea de pensamiento es abonada por el periodista polaco Ryszard Kapuscinski al citar a Herótodo (vivió hace 2500 años en Grecia) quien escribe sobre los otros sin desdén y sin odio, intenta conocerlos y comprenderlos, a menudo demuestra que en muchos sentidos superan a los griegos. “Son las circunstancias de la vida, la situación y el contexto los que deciden si en un determinado momento vemos en una persona al contrincante o al amigo; ese otro puede ser lo primero o lo segundo, y en esto consiste su cambiante e inasible naturaleza y sus maneras de actuar contradictorias cuyos motivos a menudo ni él mismo es capaz de comprender”, destaca Kapuscinski.

Esta mirada es profundizada por Jon Lee Anderson -reportero de The New Yorker- quien señala: “Hay que agregar voces y hay que crear un retrato tridimensional. Hay que buscar muchas fuentes y hay que tener un sentido ético para establecer un equilibrio entre lo que es la percepción de uno y lo que aparentemente es la realidad de los otros. Hay que ser consecuente con los otros.” (revista ADNcultura del diario La Nación, 10 de agosto de 2012).

Esta noción perceptiva del mundo fue investigada por Francisco Varela en “Etica y acción” (1996), proponiendo una cognición como enacción: “El estar situado significa que una entidad cognitiva tiene  por definición  una perspectiva. Esto significa que no se relaciona «objetivamente» con su medio ambiente, independientemente de la ubicación del sistema, de su dirección, de sus actitudes y de su historia. Se relaciona con el medio ambiente respecto de las perspectivas establecidas por las propiedades que emergen continuamente del propio agente (…) Cuando se enfoca desde la perspectiva enactiva, no hay circunstancia en que la percepción pudiese entregar una representación del mundo en el sentido tradicional. El mundo se configura a partir de la actuación de las regularidades percepto motrices”.

Uno de los aspectos a tener en cuenta es la complejidad que hay en cada situación o problema de la vida (el trabajo, el estudio, la familia, la comunidad), derribando de alguna manera el paradigma de la simplificación a la que estamos seducidos para reducir el análisis o la interpretación sobre lo que pasó y cerrarnos a múltiples significados y lecturas, porque el desafío de la comunicación estratégica es el de abrirnos a la comunicación como cambio social y conversacional, en el marco de un diálogo de saberes.

En este sentido, aparece el diálogo transdisciplinario y de saberes entre las distintas lógicas que permite indagar y profundizar desde diversas miradas, teniendo de esta manera  una mayor cantidad de elementos y poder interpretar la complejidad del fenómeno a estudiar, para tratar de comprender lo enredado de la trama que generan las relaciones humanas y así poder intervenir.

¿Es posible dialogar entre actores de diversas disciplinas y sectores sociales muchas veces enfrascados en sus problemas sectoriales en el que suele faltar cierta gimnasia comunicativa con el objetivo de enactuar, es decir encontrar caminos deseables y posibles?

Uno de los secretos de la comunicación estratégica es aprender a convivir con la contradicción, la diversidad y la complejidad. Para comprender una acción política necesito del oficialismo, la oposición y todas las voces minoritarias para entender esa realidad, de lo contrario lo estoy reduciendo y recortando, no para buscar consensos generalizados sino para generar una transformación y articulación de las diferencias, es decir la unidad en la diversidad.

Por este motivo, la multidimensionalidad de la comunicación permite abrirme a las diversas miradas que interactúan en un fenómeno determinado comunicacional. Así, el suceso comunicacional necesita un abordaje transdisciplinario, concentrándose en lo situacional para afrontar los problemas reales, con una estrategia de comunicación enfocada para asumir el fenómeno complejo con múltiples dimensiones y fluido con una dimensión intermedia y en movimiento por la dinámica propia del proceso sociocultural, porque se ubica a mitad camino entre la forma y el fondo, es decir profundizar el espesor de la comunicación que generan las relaciones humanas en mi territorio periodístico.

“Los enfoques complejos caracterizados por pensar en términos de interacciones no lineales nos dan la posibilidad de salir del círculo vicioso y habilitar un pensamiento fluido, capaz de adoptar diversas configuraciones sin llegar a la rigidez del cristal y sin desvanecerse como el humo”, grafica Denise Najmanovich en “El desafío de la complejidad: redes, categorías dinámicas y mundos implicados”.

La meta-perspectiva de la comunicación estratégica interpela la realidad desde un paradigma transdisciplinario y como una actividad circular: acción, conocimiento, conocedor y conocido, en un círculo indisociable, destacando lo fluido de la comunicación, un conocimiento en relación en el que el sujeto no es intra-individual sino que forma parte de una matriz sociocultural con los rasgos de la lógica de funcionamiento de un grupo social.

Conviene efectuar para mi territorio periodístico una diferencia sustancial debido a sus implicancias entre una determinada matriz cultural y un actor social, por ejemplo en el primer caso sería el funcionamiento de un partido político (PJ, UCR, PS) y el restante es el dirigente o responsable de esa agrupación (presidente del partido, concejal).

En este contexto, en la búsqueda de un poner y hacer común los acuerdos sociales de la comunicación estratégica desde el paradigma de lo fluido emergen los espacios compartidos con el reconocimiento a las trayectorias de los diversos actores socioculturales relevantes frente a cada problema y también dialogando con los diversos saberes disciplinares.

¿Cómo hago una vinculación entre la estrategia y la comunicación frente a las contradicciones existentes de una sociedad secularizada, cambiante y heterogénea? Con la nueva categoría de la comunicación estratégica, ¿en qué medida me pongo en el lugar del otro a la hora de informar, más aún opinar, interpretar, criticar e investigar un tema determinado?

 

Actividad circular

 

Como sostiene Francisco Varela, “el fenómeno de la interpretación entendida como la actividad circular que eslabona la acción y el conocimiento, al conocedor y lo conocido, en un círculo indisociable. Con «hacer emerger» nos referimos a esta total circularidad de la acción / interpretación”.

Al respecto, el autor Edgar Morin afirma sobre el rol social del periodista: “Es ser capaz de situar las informaciones y los saberes en el contexto que ilustra su sentido; es ser capaz de situarlos en la realidad global de la que forman parte.”

En “Introducción al pensamiento complejo”, Morin agrega que “la información no es un concepto terminal sino que es un concepto punto de partida. No nos revela más que un aspecto limitado y superficial de un fenómeno a la vez radical y poliscópico, inseparable de la organización.”

¿Cómo se puede repensar la actividad periodística en función del nuevo paradigma comunicacional desde una de meta-perspectiva transdisciplinaria? ¿De qué manera los actores internos (los jefes dentro del diario) y externos (dirigentes políticos, empresarios) del proceso comunicativo condicionan la labor periodística?

Con los nuevos paradigmas trabajados y estudiados, tengo que salir de mi punto de vista como emisor para hacer un esfuerzo de ponerme en el lugar del otro, que es un perceptor que necesita ser escuchado y tenido en cuenta a la hora de escribir noticias, crónicas, entrevistas, columnas de opinión, editoriales o artículos de interpretación.

También debo aprender a convivir con las contradicciones existentes en mi labor periodística porque cotidianamente interactúan y operan actores y fenómenos internos (por ejemplo, el cambio del sistema de francos) y externos (cómo afecta una publicidad sobre los contenidos) en el proceso comunicativo que terminan condicionando y restringiendo el contenido final de la publicación por cuestiones económicas, políticas e ideológicas.

Estas tensiones se manifiestan en mi territorio cuando se presentan presiones políticas y/o económicas de algunos actores sociales para que no salgan publicadas determinadas informaciones en función de pautas publicitarias sumado a amiguismos con algunos actores internos al medio de comunicación. Esta situación injusta puede derivar en tres escenarios: que el Director y/o Secretario de Redacción accedan a este reclamo para no dar a conocer esa información, que salga atenuada o que no se tenga en cuenta y se publique lo mismo. Este problema lo investigué en la tesina de grado titulada “Restricciones que afectan el ejercicio del periodismo en Rafaela” en la UCES (2003).

“Los grupos de poder político, ideológico y económico penetran a través de los medios de comunicación social sutilmente en el modo de vida de nuestro pueblo. Hay una manipulación de la información por parte de los distintos poderes y grupos. Esto se realiza de manera particular por la publicidad que introduce falsas expectativas, crea necesidades ficticias y muchas veces contradicen los valores fundamentales de nuestra cultura latinoamericana y del Evangelio (…) debemos denunciar el control de estos medios de comunicación social y la manipulación ideológica que ejercen los poderes políticos y económicos que se empeñan en mantener el «statu quo» y aún en crear un orden nuevo de dependencia-dominación”, clarificaron los obispos latinoamericanos en el Documento de Puebla, México, en 1979.

Mi actividad laboral en el diario La Opinión es muy cambiante por la dinámica propia del medio de comunicación que cuenta con una redacción pequeña comparada a otros diarios del interior del país (tengo 4, 5 o 6 páginas por día) y la heterogeneidad de los temas que se abordan diariamente (cultura, espectáculos, educación, salud, religión, entre otros), los cambios producidos en los descansos llamados francos (hasta agosto de 2012 teníamos un fin de semana cada 15 días más dos francos semanales totalizando seis al mes, luego se volvió al sistema anterior del “4 x 1” como represalia empresarial y ahora en agosto de 2013 volvieron los fines de semana en el marco de una negociación interna) y también es bastante caótico por el exceso de responsabilidades -debido al contenido a publicar- de esta profesión que es apasionante y demandante, generando stress, ansiedad y esto se profundiza para quien lleva una vida sedentaria, que no es mi caso. En lo personal, mi objetivo es no recortar o mutilar la diversa realidad sociocultural y a los actores sociales en la cobertura o análisis de un hecho determinado.

Frente a este espacio de crisis, tensiones y desbordes en lo situacional de mi territorio periodístico, está la enacción de lo simbólico-material, que es una forma de entender como el conocimiento emerge y surge entre los participantes a través de redes de encuentro con el aporte de las distintas instituciones y organizaciones socioculturales, una especie de sinergia comunicativa buscando algunas soluciones. A título de ejemplo, frente al conflicto laboral de los citados descansos-francos estuvieron operando-reclamando no solamente los propios trabajadores de la Redacción, sino también otros actores de la empresa como el Secretario de Redacción, el hijo de una de una integrante del directorio de la sociedad y el gremio de Prensa.

Pero con un abordaje multiparadigmático de la comunicación aparece un fenómeno complejo y fluido, operando las dimensiones informativa, ideológica (la línea editorial del medio de comunicacional), interaccional y sociocultural, asumiendo una relación de imbricación (coexistencia) entre teoría y realidad, como afirma Néstor García Canclini.

 

Planificación prospectiva

 

El seminario de Comunicación Estratégica II me permitió reflexionar sobre mis prácticas profesionales en el territorio del diario La Opinión, en un contexto determinado con una planificación prospectiva estratégica a largo plazo.

Desde una perspectiva política, hay que reconocer la existencia de intereses divergentes entre los actores involucrados (empresa-trabajadores), especialmente por la falta de diálogo entre ambas partes por cierto verticalismo empresarial. En este sentido, en el mes de agosto del año 2012 la Dirección entregó un “Manual de procedimientos” en el que precisan lineamientos generales de la empresa y pautas de comportamiento laboral.

De los tres estilos de planificación estudiados, este caso que se está analizando se apoya en el enfoque tradicional-clásico, buscando el objetivo del “deber ser”, el impacto por sobre el proceso, la utilización de un “plan libro” y se restringe la participación de los diferentes actores.

Más allá que había una ausencia directriz y que ahora en varios puntos marcan una línea empresarial, hubo dos elementos que de alguna manera modificaron las costumbres laborales que venían funcionando en un “acuerdo de palabra” con el Secretario de Redacción. Por un lado, se empezó a fichar la jornada laboral a partir de las 17 horas como lo hacían otras secciones de la empresa cuando antes ingresábamos en distintos horarios (entre las 16 y 18 horas).

El restante punto más conflictivo y traumático fue el cambio producido en los descansos denominados francos. Hasta la implementación del citado manual, desde hacía unos tres años había dos grupos de trabajos en la Redacción con un fin de semana libre cada 15 días y posterior al fin de semana trabajado teníamos otro franco (entre lunes y viernes), totalizando seis descansos mensuales.

Desde la perspectiva comunicacional, las prácticas sociales en el interior del diario determinaron relaciones contradictorias entre los actores mencionados, buscando entender la complejidad del territorio y de los intereses en pugna que están en juego, en el marco de procesos de negociación y búsquedas de consenso.

A decir verdad, se trata de un territorio profesional-laboral que conlleva negociaciones y conflictos casi permanentes, siendo un lugar de enfrentamientos y luchas de poder entre ambos actores: patronal y trabajadores, en este caso en forma pacífica.

En este sentido, Daniel Prieto Castillo sostiene que “uno no es simplemente emisor, uno es emisor en situación, dentro de tensiones sociales, dentro de ciertas relaciones de poder, dentro de un grupo y no de otro. En otras palabras, lo que funda al emisor no está en lo esencial en él, sino en las relaciones sociales dentro de las cuales se inserta y vive, según los límites fijados por la formación social a cada sector de la población”.

La planificación prospectiva estratégica constituye una mirada novedosa de planificar con la construcción colectiva de imágenes del futuro para volver al presente, en el que operan sueños, utopías, deseos y mundos posibles, para luego empezar a plasmarlo en este presente.

Para Agustín Merello, la prospectiva es “primero un acto de imaginación selectiva y creadora de un polo deseado, luego una reflexión sobre la problemática presente (para confrontarla con la deseada) y, por último, una articulación ensambladora de las pulsiones individuales para lograr el futuro (futuro deseado)”.

En clave teológica cristiana, se podría construir una imagen de futuro con un mensaje profético. “Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios: «(…) El secará todas sus lágrimas y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó. (…) Yo hago nuevas todas las cosas.»”, vaticina con esperanza el Apocalipsis (21, 2-5) en la Biblia, para así traerla a nuestra realidad y empezar a plasmar los cambios posibles.

Otro de los autores que profundizan esta línea de pensamiento es Juanjo Gabiña: “cuando antes nos liberemos de la esclavitud que nos produce lo cotidiano y lo urgente, mayores posibilidades tendremos para gestionar y dominar los cambios en un sentido que nos sea favorable. La voluntad para que sea efectiva necesita integrarse con la razón. Para ello es necesaria la visión bifocal. No hay buenas respuestas allí donde previamente no hemos establecido buenas preguntas.”

Este seminario me remitió a recordar cuando cursé cuatro materias en el “Centro Interdisciplinare sulla Comunicazione Sociale” de la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma (1995-96). En la cátedra “Mass media, II: Teoria di Media, Cultura e Societa” a cargo del americano Robert White estudiamos los medios masivos como negociación socio-cultural, opinando que “la participación de todos los sectores de la sociedad en el proceso de composición de una cultura y de definición de un camino a recorrer para construir la historia de esta sociedad”.

Se puede decir que hay una diferencia sustancial entre los medios de comunicación entendidos como espacio de negociación socio-cultural en orden a buscar el bien común y el diálogo social entre los diversos actores sociales y matrices socioculturales; en cambio la mirada de los “mass media” como emisores-manipuladores en el sentido de entenderlos como verticalistas, autoritarios y depositarios de un conocimiento “bancario”, según la crítica del brasileño Paulo Freire.

Entre las imágenes de futuro voy a mencionar algunas a tener en cuenta: mejorar el diálogo primero al interior de la Redacción para fortalecer así el grupo porque a veces algunos integrantes se muestran pesimistas sobre la realidad presente y, al mismo tiempo, con temores por posibles represalias. Otro escenario del futuro es negociar los reclamos sectoriales a través del gremio que representa a los trabajadores y/o en forma paralela entre los periodistas y la empresa.

Pero la imagen de futuro con mayor fuerza que anida en el corazón del grupo redaccional es volver a tener el descanso de los fines de semana tan necesarios para la salud física-mental de cada uno, luego de una ajetreada semana laboral como dispone la mayoría de los trabajadores en general.

En líneas generales, el tema está planteado sobre la planificación estratégica prospectiva, disciplina que permite la utilización de la metodología de la anticipación y la previsión para así responder a los problemas y crisis que se presentan en un paradigma de la complejidad, emergente, situacional y fluido, el que seguramente se puede profundizar, seguir pensando e investigando sobre las imágenes del futuro que vienen a revolucionar las miradas desde la comunicación.

También me viene a la memoria una frase del entonces cardenal Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, actualmente papa Francisco desde el 13 de marzo pasado en el libro “La nación por construir. Utopía, pensamiento y compromiso” (2005): “No podemos caminar sin saber hacia dónde estamos andando. Es criminal privar a un pueblo de la utopía, porque eso nos lleva a privarlo también de la esperanza”.

Muchas veces caemos en la tentación de querer tensar las actividades de la vida cotidiana para buscar vivir en la certeza, alejado de toda duda e interrogantes, que son productos de los desbordes trabajados en el seminario de Laboratorio de Comunicación Estratégica.

Morin es claro al respecto: “Estoy convencido de que se puede y se debe vivir con incertidumbre. La vida es una navegación sobre un océano de incertidumbre a través de archipiélagos de certeza. (…) la respuesta a la angustia es la comunicación, la comunidad, el amor, la participación, la poesía, el juego, todos los valores que constituyen la textura de la vida” (Diálogo sobre la naturaleza humana).

En el diálogo de saberes que se viene proponiendo desde los nuevos paradigmas, especialmente en los distintos seminarios de esta maestría, hay una disciplina un tanto postergada o dejada de lado, que es la teología, la religión y también la vida de fe en sus distintas expresiones (cristianismo, judaísmo, islamismo, budismo, entre otras).

Esta idea es abonada por el doctor Saúl Polisky en “El arte de vivir sin estrés” cuando afirma que “los neurocientíficos han localizado, en nuestro cerebro, una cantidad de circuitos y conexiones electroquímicas correspondientes a diferentes pensamientos y emociones. Una nueva subespecialidad, la neuroteología, estudia las bases neurobiológicas de la espiritualidad”.

De esta manera, se encontró con exactitud qué partes se activan y qué partes se desactivan en los cerebros de los monjes budistas del Tíbet cuando están meditando y en los cerebros de las hermanas franciscanas sumergidas en sus rezos y plegarias. Se localizaron los circuitos cerebrales que se interrumpen, que se desactivan durante las experiencias espirituales y místicas.

En este sentido, el autor francés Edgar Morin va ir más lejos respecto a la noción de metempsicosis en su diálogo con Boris Cyrulnik en “Diálogo sobre la naturaleza humana”: “que nos remite a Buda, a su principio de compasión, del sufrir con, de ser sensible al sufrimiento, no sólo humano sino del mundo viviente. Es algo que el mundo occidental no ha entendido; y sin embargo, Jesús se refirió de este modo a quienes lo estaban crucificando: «No saben lo que hacen»…”.

En la segunda carta del apóstol San Pablo a los cristianos de Corintios expresa: “El amor de Cristo nos apremia, al considerar que si uno solo murió por todos, entonces todos han muerto. Y el murió por todos, a fin de que los que viven no vivan más para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2Cor 5, 14-15).

 

Convivir con las contradicciones

 

Después de haber desarrollado las preguntas/eje que recuperan los saberes trabajados de los seminarios de esta maestría “Teorías de la Comunicación”, “Problemática Ambiental en el contexto de la globalización”, “Comunicación Estratégica I” y “Comunicación Estratégica II”, desplegando las tensiones y los desbordes, voy a intentar elegir uno de ellos para especificar sus implicancias en el ser comunicador estratégico en mi territorio que constituye el ejercicio del periodismo, especialmente en el diario La Opinión de Rafaela.

Pienso que el común denominador de mis prácticas es aprender a convivir con las contradicciones existentes porque siempre está la tentación de lo que comúnmente se llama “pegar el portazo” cuando aparecen irremediablemente los problemas laborales, sociales, familiares, comunitarios, educativos, entre otros.

Justamente, uno de los secretos de la comunicación estratégica es aprender a convivir con la contradicción, la diversidad y la complejidad que aparecen en el hacer, aceptando el devenir, la incertidumbre y lo azaroso de las relaciones humanas.

Como vimos en el video “La belleza del pensar” (2009) de este seminario, Humberto Maturana plantea la necesidad biológica de buscar certidumbres, haciendo una diferencia entre saber y conocer: “la certidumbre niega la reflexión, el saber te ancla porque en tanto sabes no reflexionas, el saber da poder, (…) quedamos apegados a visiones y proposiciones teóricas”, categorías desarrolladas en el libro “El árbol del conocimiento”, junto a Francisco Varela.

Esta idea es abonada por Rubén Elz al expresar que “una de las características del pensamiento complejo incluye el azar, lo azaroso, por eso tiene que aceptar la incertidumbre de todos los acontecimientos, nadie puede tomar una decisión con el 100% de la seguridad. Incluir lo incierto implica saber que uno nunca tiene la palabra definitiva de algo y ahí aparece la dimensión dialógica.” (“La complejidad acontece en la vida cotidiana de la gente”, entrevista en el diario La Opinión, Rafaela, 13/8/12).

Las realidades más complejas de mi territorio periodístico lo constituyen los siguientes aspectos: la heterogeneidad de los temas a abordar (educación, cultura, salud, sociedad, religión, entre otros); el exceso laboral para “llenar” varias páginas por día en el diario que produce stress físico y mental, los límites de los recursos humanos para abordar los hechos desde el diálogo de saberes, evitando profundizar la investigación e interpretación y así permite la reproducción del paradigma de la simplicidad; las presiones políticas y económicas internas y externas al medio de comunicación; el cambio traumático de los francos (nos sacaron los fines de semana reemplazado por el 4×1 y ahora volvieron a partir de agosto de 2013).

A la hora de aceptar este diagnóstico comunicacional por demás complejo y vasto,  las estrategias comunicacionales son propiciar alternativas acompañando el cambio posible no el que yo quiero, proponer el diálogo de saberes tanto al interior y como al exterior del “mass media” a través de caminos deseables y posibles, la enacción como una forma de entender y reconocer el mundo, el pensamiento fluido, el reconocimiento de trayectorias de las matrices socioculturales, la planificación prospectiva estratégica para analizar el proceso de los distintos escenarios.

“La comunicación estratégica es un enfoque comunicacional centrado en el encuentro. (…) la dimensión de la alteridad y (…) en la medida en que todo acto comunicativo considera movimientos que persiguen un propósito incluyente”, grafica Sandra Massoni (Estrategias. Los desafíos de la comunicación en un mundo fluido).

Para concluir este trabajo que queda abierto, el desafío de la comunicación estratégica en mi territorio consiste en la apertura a los nuevos paradigmas estudiados en esta maestría, no buscar imponer mi punto de vista sino tratar de acompañar los cambios posibles y viables, desplegando estrategias que apunten a la multidimensionalidad de la comunicación, descubrir la complejidad en cada situación y el diálogo de saberes, incluido el religioso.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bibliografía

 

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  • Elz, Rubén (2012). “La complejidad acontece en la vida cotidiana de la gente”, entrevista realizada por Emilio Grande (h.) en el diario La Opinión, Rafaela.
  • Massoni, Sandra (2007). “Estrategias. Los desafíos de la comunicación en un mundo fluido”. Homo Sapiens Ediciones. Rosario.
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