Por María Inés Adorni.- Comienza el otoño y el oro de las hojas mancha los caminos rurales.
Allá me esperas tú, como luz de esperanza mía.
Las hojas caen, de prisa junto con mis pasos se hacen más inquietas.
Mi mirada apunta al horizonte, allá me esperas tú, con tu sonrisa infinita.
Las ramas de los árboles crujen y cantan un concierto junto con el trinar de los pájaros del campo.
Doy mis pasos entre hojas marchitas, mis pensamientos vuelan con el fresco rocío de la mañana.
Mi corazón se acelera cada vez más presente, mis manos tiemblan, mis ideas se disipan con tu rostro mientras cae la lluvia de hojas color oro.
Allá me sueñas tú con tu voz de esperanza.
Estoy descansando observando el paisaje marchito, allí te encuentras tú.
Mis sueños se hacen realidad, ya no hay más soledad, mi corazón se acelera. Mis manos junto con las tuyas, ya el mundo no es de color otoño.
Ya el cielo es azul, y el paisaje se torna con paleta de colores, vivo ahora, sí, con tu voz en mis oídos, ya sueño despierta.
Fe y esperanza mi amor, tal vez, la luz de otoño se convierte en primavera eterna en mi vida.
Bienvenido mi dulce príncipe azul.