La verdad es algo que no se puede esconder para siempre…

Está comprobado, la verdad no se esconde para siempre, siempre aflora y con más fuerza que la mentira. Aferrémonos a la justicia de Dios, que siempre llega cuando menos esperamos.

Por Alicia Riberi.- La verdad es un valor  y un don que marca profundamente la vida de las personas. La verdad como valor se vincula a la honestidad, la integridad y mantiene sanas las relaciones humanas. Cuando aparece la mentira enreda toda la existencia. Hay personas que piensan que una mentira chiquita, piadosa, no perjudica, pero ahí está el inicio, seguramente después surgirá otra mentira para justificar la anterior y así sucesivamente hasta que se crea un verdadero caos.

Faltando a la verdad podemos afectar un buen nombre, destruir a una familia, lastimar a un niño, truncar un futuro, coartar la alegría, sumir en el desánimo y la depresión. Algunos podrán decir: “bueno una mentira no es nada, pero en realidad no podemos saber cómo afecta a nuestros semejantes”.

La Biblia enfatiza la importancia de la verdad y la sinceridad en las relaciones. Mentir, aunque sea en pequeños detalles, altera la convivencia y erosiona la confianza. El testigo falso y la lengua mentirosa causan discordia en las familias y en la comunidad. Ni que hablar de la Justicia. La Justicia surgió como una necesidad para mantener el orden y la armonía social, resolviendo conflictos. Su principal objetivo es asegurar el cumplimiento de las leyes y garantizar que todos tengan los mismos derechos y obligaciones, lo que hoy no estaría pasando. Debería ser un mecanismo para resolver conflictos, investigando y buscando la verdad. Hoy pareciera que ni se investiga, ni se tiene en cuenta la verdad. No hay igualdad ante la ley.

Es entonces cuando me pregunto si a los operadores judiciales -jueces, fiscales…- les interesa la verdad, si a los políticos les interesa la verdad, si a la sociedad le interesa la verdad…

La verdad es fundamental para los que estamos del lado de Dios y se debe inculcar desde pequeños, porque si no el árbol crece torcido y es muy difícil enderezarlo, mejorarlo, tal vez, pero enderezarlo cuesta más.

Desde la escuela se debe considerar como premisa la verdad, es la única manera de sanear esta sociedad tan herida. Volver a los valores universales y trascendentes es el camino. Con la Fe que profeses, Dios es el camino. No permitamos que ideologías nefastas, personas llenas de odio, seres humanos que por dinero venderían a sus propios afectos, nos arruinen.

Muchos seres humanos que por dinero y por poder destruyen las vidas de seres inocentes, de niños, padres, abuelos. Es incomprensible, pero sucede todo el tiempo y todo se torna cada vez más triste y más difícil.

La verdad pone luz donde hay oscuridad, alegría donde hay tristeza, amor donde impera el odio. Yo me pregunto, ¿qué estamos esperando para exigir que como sociedad se reivindique la verdad y se condene la mentira? Cada vez somos más los que luchamos y vamos a lograrlo.

Está comprobado, la verdad no se esconde para siempre, siempre aflora y con más fuerza que la mentira. Aferrémonos a la justicia de Dios, que siempre llega cuando menos esperamos.

Para todas las personas que, como yo, no descansan buscando la verdad, después de haber sido avasalladas por una cruel mentira.

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