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La soledad y el encierro sacan lo mejor y lo peor de las personas…

Por Alicia Riberi.- La decisión de aislarnos, quiero pensar que la hicieron al principio para cuidarnos y enseñar a cuidarnos y lo agradezco como Argentina. Este virus será desconocido, no se  saben  muchas cosas sobre él y  reconozco a toda la gente que trabaja para estudiarlo por nuestro bienestar. También reconozco la labor periodística de los que verdaderamente nos protegen. Ahora bien, después de tanto tiempo hay que tener en cuenta los daños colaterales. ¿Cuáles son los daños colaterales? La soledad, el encierro, el pánico de gran parte de la población, que ni se hace ver por otras patologías, y teme morirse, los suicidios por la devastación de  los que  advierten que ya no pueden  subsistir, la falta de  poder practicar nuestra Fe como queremos, pudiendo recibir la eucaristía como medicina del alma, la violencia de género agudizada y podría seguir largamente…

Ya hemos  aprendido cómo cuidarnos y creemos que la higiene, el respeto por el otro, el distanciamiento social, el barbijo son recursos que nos ayudan, no solo para este virus, sino para cualquier otra enfermedad, ya que reflexionemos un segundo, no vamos a poder escondernos de todo lo que pase, porque de algo, en algún momento vamos a morir. Creo también que en el mundo hay poderes nefastos  que intentan reducir la población mundial, que hay poderosos a los que no les interesamos, que están los que trabajan por el mal, como hay miles y miles que trabajan por el bien y eso es la vida.

Como tenemos deberes,  tenemos derechos… ¿A qué? A respirar aire puro, a elegir que queremos y qué no, no nos pueden confinar eternamente y aunque a algunos les suene como un desafío, quiero aclarar que no lo es y que puedo yo o cualquiera morir, pero no me gusta encerrada esperar la muerte, sino aprovechar cada minuto de mi vida en hacer cosas, cosas que reconforten mi espíritu. No es el Covid-19 la única causa de muerte.

Reitero,  me gusta que me cuiden,  pero más me gusta mi libertad y no que mientras estamos encerrados, aprovechen en sacar leyes, decretos a los que piensan que no podemos revelarnos. La gente no es tonta, lucha por lo que quiere, motivada por el amor a sus hijos, nietos, a su país, pero sin violencia. Yo le ruego a nuestros gobernantes, a los que todos los seres racionales aceptamos por que ganaron por el voto popular, que se dediquen a gobernar bien sin expropiaciones absurdas e ilegales y  le suplico a la Sra. Cristina, vicepresidente de nuestro país, que no se preocupe por el ex presidente Macri, ya se fue, no molesta a nadie, no se interpone en las acciones del gobierno, es mejor que se dedique, si como Ud. dice es inocente de las causas que se le imputan, en defenderse y demostrar su inocencia honestamente, así y solo así, podrá reivindicarse con todos los argentinos.

Al gobernador Omar Perotti, con todo respeto le digo: tiene la oportunidad histórica de gobernar la provincia de Santa Fe, hágalo con justicia, si autoriza a los shopping y a los casinos a abrir sus puertas, no puede negarnos a los cristianos, vivir nuestras misas y ceremonias y a hacernos cargo de lo que queremos hacer y asumir la responsabilidad de nuestra vida, por nosotros y por los demás.

Como digo una cosa, digo la otra, los que tienen temor, pánico, pueden optar por vivir aislados, encerrados y  obviamente se los tiene que respetar y ayudar,  pero no todos somos y pensamos igual. Por una vez respetémonos como argentinos y coterráneos.

A todas las autoridades que ya se dieron cuenta que no estamos dispuestos a vivir en el autoritarismo, gobiernen para el pueblo y el pueblo, los va a apoyar, pero sin avasallamientos. El encierro saca lo peor y lo mejor de nosotros, pero terminemos con las grietas. Al gobierno votado por el pueblo debemos respetarlo, pero el gobierno debe respetar al pueblo, a todo el pueblo, al que lo votó y al que no.

Por una vez, comportémonos  como una sociedad madura, que puede escuchar, acordar, trabajar junta por el bien de todos. El gobierno puede y debe escuchar al pueblo, lo haya votado o no.

No imitemos lo peor del mundo, imitemos lo mejor y construyamos juntos una alternativa que edifique una Patria grande, generosa y que respete las libertades individuales.

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