Por Guillermo Briggiler.- Nuestro pájaro nacional, el Hornero, es una especie de ave emblemática que habita en América del Sur, siendo especialmente destacado en nuestra región pampeana, de hecho, quien escribe, tiene dos habitando actualmente el patio de su casa. Este pájaro debe su nombre a su habilidad para construir nidos de barro de forma característica y es conocido por su excepcional destreza arquitectónica, digna de admirar para alguien que solo tiene pico y patas. Es un símbolo nacional de Argentina desde 1928 y fue seleccionado por su fuerte vínculo con la cultura y el paisaje de la región, así como por su arduo trabajo en la construcción de sus nidos, que simboliza la dedicación y laboriosidad del pueblo argentino.
Pero ahora, en el siglo XXI, el hornero tiene el honor de formar parte de la imagen del icónico billete de mil pesos, quien a fines del año pasado no alcanzaba para hacerle frente a George Washington, quien es la imagen en el anverso del ansiado billete de un dólar. Sin embargo, contra todo pronóstico, renació de las cenizas y está revaluándose y encontrándose en paridad de valor actualmente, figurativamente otro logro de su tenacidad en la construcción de sus sofisticados nidos.
Todo el mundo se preocupaba cuando el dólar subía respecto al peso y ahora vemos a las mismas personas enloquecidas por su baja. Definitivamente somos unos ciudadanos para el estudio, bueno de hecho esa es la base del análisis de la economía, ya que ésta, examina cómo las personas gestionan sus recursos limitados para satisfacer sus necesidades y deseos. En este contexto, estudia el comportamiento humano en la toma de decisiones económicas, reconociendo la racionalidad limitada y la diversidad de preferencias individuales. Los incentivos desempeñan un papel crucial, influyendo en las elecciones económicas, mientras que la interacción entre la oferta y la demanda en los mercados determina precios y cantidades intercambiadas. En otras palabras, lo que se busca es comprender cómo las decisiones individuales y las interacciones en los mercados dan forma a la asignación de recursos y la dinámica económica de una sociedad.
Acá entra también la cotización del dólar, que posee un precio que se conforma como el de cualquier bien, al igual un café o como el servicio de atención domiciliaria de una mascota o un caramelo. Ese precio se fija por las personas que lo ofrecen y quienes lo desean en un mercado determinado con características propias. Por ello, hasta antes del cambio de gobierno, muchos importadores demandaban dólares oficiales porque los compraban a $350 (dólar oficial) y el dólar valía 1000, lo que compraban en realidad, no eran los bienes, sino dólares a través de estos. Este tipo de demandante de dólares ya no está, solo queda el importador que desea realmente el bien.
Por otra parte, aumentó la oferta de dólares, con un valor de exportación que pasó de 350 pesos por dólar a 1.000 (valor aproximado conformado por 80% liquidado al dólar de exportación y 20% al contado con liquidación), hay más incentivos a exportar. Luego nos encontramos con más oferta de dólares por exportación y menos demanda por importación.
Pero como decíamos en la definición de economía, también tiene un componente de expectativas, la brecha entre dólares oficiales y paralelos también disminuye porque se muestran datos de macroeconomía mejores a los anteriores, un camino hacia el futuro más alentador y en lo político la posibilidad de un pacto para mayo (al menos regresó el diálogo entre Nación y provincias).
Noten que poner la fecha en un par de meses hacia adelante, lleva las expectativas a ese momento -como se dice, el Gobierno ganó tiempo-, logrando transcurrir los próximos días más tranquilos y permitiendo que nuestro querido hornero se siga envalentonando frente al prócer estadounidense George Washington.
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Fuente: https://diariolaopinion.com.ar/