Por María Herminia Grande.- Ante la reiteración y agravamiento de los mismos problemas (inflación e inseguridad) creo importante compartir la definición dada por dos ex ministros de la Nación. Roberto Lavagna me dijo: “la gente pregunta por precios, dólar, góndola… en realidad es todo una misma cosa que denota la inexistencia de un programa económico y social coherente”. La ex ministra Graciela Camaño me dijo: “la virtud de San Martín, Belgrano fue que se pararon en el futuro y tironearon el presente. Esa es la gran carencia que tiene hoy la dirigencia argentina, carece de visión de futuro y no indica cómo construir los cimientos de proyectos que sean sustentables. La política debe utilizar el término sustentable”. Agregó además, a propósito de la inseguridad, del narcotráfico, de la inflación: “en política cuando aparece un problema, si el gobernante no tiene decisión para resolverlo, ya no sólo tiene un problema, tiene varios. Y en seguridad la falta de decisión política, los negocios turbios de la política con los diferentes delitos hace que se resientan los controles y las reprimendas”
Hoy los distintos gobiernos nacional, provinciales, municipales; no intentan resolver los problemas que tiene la sociedad de manera sostenible. Por eso los mismos problemas se multiplican, se acrecientan, engordan y se vuelven inmanejables. Vamos por parte. En el tema económico la negación reiterada de la inflación, lleva al gobierno nacional a buscar distintos caminos que lejos de convertirse en atajos, desvían el recorrido cansando y malhumorando al caminante, en este caso la población. El último intento a cargo del secretario Guillermo Moreno, que tiene por finalidad “amansar” a los gremialistas en paritarias; produce el siguiente efecto: aumentos injustificados en la puerta de entrada y de salida del acuerdo de precios. Este jueves a las 9:30 hrs. en el almacén de mi barrio, las facturas, el pan, la leche, la yerba, el azúcar, etc., aumentaron entre un 15 y un 20% con respecto al día anterior dado que según me comentó la dueña, a partir del lunes no se puede aumentar. Esta anécdota es clara, contundente, con respecto a lo inútil, pernicioso y peligroso de la medida.
Sobre el tema de la inseguridad y la violencia que contabiliza a diario muertos o heridos graves, no alcanza con echarse la culpa los unos a los otros. Es el emergente de muchos otros problemas. Por eso nadie puede hacerse el distraído. Es verdad que debe haber una política nacional que involucre a todas las provincias, pero también es cierto que los gobiernos provinciales –al igual que los municipios- deben responsabilizarse en lo que les toca. Lo escribí tiempo atrás: la decisión política no sólo debe estar para cambiar una cúpula policial, debe hacerse presente para terminar con la corrupción y con el tarifeo en las comisarías. Las escuchas telefónicas realizadas en la investigación llevada a cabo por la fiscal Marull y la jueza Rodenas, no dejan dudas de lo que digo.
Dos consideraciones sobre hechos acontecidos en los últimos días. Primero, en el bicentenario de la Batalla de San Lorenzo (más allá de si hubo o no fogoneo) el acto nunca debió ser presidido por un hombre procesado. La memoria de San Martín merecía otra presencia. A propósito solo se observó en el palco la presencia oficialista del diputado Agustín Rossi. A Perotti, Celia Arenas, la senadora Latorre, Ramos ¿les dolía la panza?
El vice-ministro marxista Kicillof fue escrachado volviendo de Punta del Este. También Nelson Castro fue invitado a retirarse de un bar por ser “persona no grata”. Ambos hechos son repudiables. Pero no debe olvidarse que cuando la gente sale a la calle, abuchea o escracha, es porque la política está fallando. A propósito de la política, la presencia grata de jóvenes militando en los últimos años, no apareja una valorización positiva de ella. Lamentablemente los jóvenes no han traído a la política temas nuevos. Se los considera por sus carencias explícitas o no (los ni ni), o por el mercantilismo con el que abrazan a la política (La Cámpora). Asistimos hoy al fenómeno que unos les refutan a los otros no desde la conceptualización ideológica sino blandiendo prontuarios.
Mención aparte merece la propuesta del Dr. Bonfatti sobre la despenalización del consumo de la marihuana. Primera contradicción: el Estado persigue a los narcotraficantes por lo que su negocio implica. Si el negocio lo maneja el Estado ¿dejaría de ser algo malo? Otro elemento en contra de esta propuesta es que abre la puerta al consumo de drogas duras y ya no tendría argumentos para reprimir. También facilita que se la pruebe Y lo peor dejaría a la buena de Dios al adicto, haciendo un verdadero “gambito” el Estado, a su real responsabilidad: brindar salud a quien lo necesita.
Fuente: diario La Capital, Rosario, 09-02-13.