Por Emilio Grande (h.).- Este fin de semana se exhibió en el Cine Belgrano la película “El agrónomo” con la presencia de su director Martín Turnes y su productor Fernando Romanazzo (el domingo a la noche), ambos de Buenos Aires, quienes vienen recorriendo distintas ciudades del país (Rosario, Victoria Rafaela, Paraná, Santa Fe), con el objetivo de visibilizar las consecuencias de la utilización de los agro-tóxicos y así propiciar un debate con los asistentes.
A decir verdad, es un filme fuerte y cargado de dramatismo con un enfrentamiento familiar, en el marco de la vida y el trabajo rural, acentuado por las consecuencias nefastas de las fumigaciones porque lamentablemente traen distintas enfermedades, por más que no se quiera reconocer este problema. El final muestra a una víctima enferma por los pesticidas frente al protagonista que no termina de caer en la realidad al ver el rechazo de su hija, cuestionadora de las malas prácticas agropecuarias.
Luego de la exhibición de la película en el Belgrano, el domingo hubo debate de los responsables del filme con el público.
“El filme trata sobre un ingeniero agrónomo que se muda con su familia (su mujer y su hija) a un pueblo de la provincia de Buenos Aires. Se dedica al agro-negocio del sistema establecido actualmente. Su hija empieza un taller de freestyle, se hace amiga de un grupo de la plaza, va a cantar, se pone de novio con un rapero del grupo y una de las chicas se enferma porque vive rodeada de los campos que trabaja y fumiga el padre. La hija empieza a cuestionar la labor de su padre”, destacó Turnes a este cronista.
Y agregó: “Había dirigido un documental musical sobre Aníbal Troilo (2014). Hace muchos años que vengo pensando en esta temática ambiental porque estoy preocupado, tenía ganas de hacer una ficción para dar a conocer esta problemática, ponerla sobre relieve, que dé para el debate e intentar cambiar las cosas”.
-¿Cuál es la repercusión pública durante las presentaciones por distintos lugares del país?
-Estuvimos en el Cine El Cairo de Rosario, en Victoria, en el Cine Belgrano de Rafaela. Se arman lindos debates. En Rosario hubo ingenieros agrónomos en la sala que pensaban quizás distinto a otros espectadores que eran ambientalistas; quedamos sorprendidos por la forma y la duración que tuvo porque el arte provoca este tipo de encuentros y diálogos que de otra forma es más difícil que se den.
-¿Y en los medios nacionales?
-Antes de estrenar en el BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente), estuvo en el festival de Buenos Aires en el mes de abril con un espacio para cuestionar la película. Después aparecieron las críticas de cine. El 1 de agosto se estrena en el Cine Gaumont de Buenos Aires, pero primero queríamos estrenarla en las provincias de Santa Fe y Entre Ríos haciendo esta gira “rockera” (risas). Este martes en Paraná, el viernes en Santa Fe y luego volvemos a Buenos Aires.
-¿Recibieron algunos premios?
-Además del BAFICI, en el FINCA (Festival Internacional de Cine Ambiental) de Buenos Aires) donde ganamos la mención del jurado y el premio del voto del público, que es uno de los más lindos y estamos muy contentos. También ganamos premios en festivales de Chile, Bolivia y Colombia. Ahora quedamos en participar en algunos festivales internacionales.
-¿Cómo seleccionaron los actores?
-Diego Velázquez es el agrónomo protagonista, Valeria Lois es su compañera, Ángeles Zapata, Lautaro Zera, Claudio Martínez Bel, Susana Pampín, y después hay un elenco de jóvenes que hicimos dos casting en Buenos Aires y en Marcos Paz (provincia de Buenos Aires), donde filmamos la película, hubo un gran casting para un montón de roles y personajes de la película que son muy importantes como parte de este grupo freestyle y la abuela de la chica que se enferma. Además de la temática, nos ocupamos que la película tenga una producción sustentable, sostenible y pluricultural, trabajando con gente del pueblo, comiendo alimentos de la zona, en los transportes cuidando el dióxido de carbono y muchos cuidados en los rodajes, que no suele pasar porque suelen llegar al lugar, avasallan y se van. Tratamos de pregonar con el ejemplo.
El financiamiento
“La película cuenta desde el punto de vista del ingeniero agrónomo, el que trabaja con los agrotóxicos, agroquímicos o fitosanitarios como quieran llamar, pero de alguna manera u otra sabe lo que está haciendo inconsciente o conscientemente y su entorno lo empieza a cuestionar. Es una reflexión desde el propio trabajador, no solamente ambientalista. Algo estoy haciendo mal porque mi hija se pone en contra”, destacó Romanazzo.
Fernando Romanazzo (productor) y Martín Turnes (director).
“No solo hace reflexionar -continuó- al ingeniero sino cualquiera que trabaja en una industria, como es la audiovisual en nuestro caso que contamina; hay cosas que sí podemos cambiar, pensar en una alternativa y usarla para mejorar el entorno”.
“La película tuvo apoyo del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales), de lo contrario no hubiera sido posible; también de Marcos Paz, una cooperativa y el Municipio, que no es un apoyo en dinero, pero sí en infraestructura y permisos que en otros lugares te cobran”, sostuvieron.
Turnes aclaró que “hoy sería imposible porque no se pueden presentar nuevos proyectos, está paralizado el INCAA y es muy triste los que hacemos cine. Este año se estrenan películas que se produjeron en años anteriores, pero el 2025 será una lágrima porque no habrá cine argentino; estamos peleando para que se reanude la producción porque están haciendo que desaparezca”.
Por su parte, Romanazzo señaló que “ya era difícil antes, ahora es imposible. Cuando la producimos todo el mundo nos decía que era imposible y lo pudimos lograr. Desde que presentamos el proyecto hasta que la filmamos sufrimos tres devaluaciones, cuando una película te lleva tres años en realizarla. En el primer presupuesto era el 50% y después termina siendo el 18%; es muy importante el apoyo de la gente en especie o trabajo, de lo contrario habría sido imposible hacer la película”.
El INCAA les dio 2 cuotas de 9 millones de pesos para hacer el rodaje frente a un presupuesto de 100 millones. “Después sucede que con el Instituto de Cine al pagar las cargas sociales y sueldos de la gente tiene un retorno con un beneficio de empleo formal, con una devolución de 19 millones, que significa un 30% de la película y el resto lo conseguimos nosotros. Por recortes nos quitó 22 millones entre el anterior y actual Gobierno”, graficó el productor.
La filmación demandó las cuatro semanas del mundial de 2022 que paraban para ver los partidos de la selección. “Ahora la estrenamos después de ser campeones en la Copa América”, para hacer una comparación profunda: “También somos campeones en el uso del glifosato porque por año se utilizan 600 millones de litros en nuestro territorio, siendo un número muy triste. Es importante que se visibilice la temática con el debate e intentar cambiar ese número”, concluyó Turnes.