A pesar de no estar entre los temas más debatidos del sector agropecuario, actualmente la inseguridad sigue siendo una cuestión de todos los días en la ruralidad.
Delitos como el abigeato, el cuatrerismo, los robos y las amenazas se convirtieron en situaciones comunes, que forman parte de la actividad. Sin embargo, esto no debería ser así.
Han pasado muchos años en los que las instituciones que estamos al lado de los productores hemos colaborado en el armado de mapas de delito, hemos acompañado a productores que fueron víctimas de los más diversos ilícitos, aportamos a las fuerzas de seguridad que tienen que patrullar los caminos rurales y trabajamos para mejorar la transitabilidad justo donde se producen los alimentos. Sin embargo, no parece alcanzar.
El robo de animales y el faenamiento de cabezas de ganado se convirtieron en situaciones cotidianas, no sólo en Rafaela, sino en toda la región, desde hace muchísimo tiempo.
Los productores denuncian ante el Ministerio Público Fiscal, ante la Policía de la provincia, frente a la guardia rural Los Pumas; pero en muchos casos dejan de presentar el tema ante las autoridades por falta de respuesta.
En Argentina en general, pero en Santa Fe en particular, son escasos los hechos que tienen sentencia judicial y es esa impunidad la que sigue motivando a los delincuentes, en perjuicio de los productores.
A esto se suma la falta de móviles, de efectivos, la liberación de zonas por falta de control, por el traslado de personal policial para atender otras regiones. Todo atenta contra la producción y la propiedad privada.
Se conoció públicamente esta semana el caso de una productora de Rafaela que es hostigada por los delincuentes en su pequeño campo, con 65 animales de cría. Años de pérdida de ejemplares en manos de los delincuentes, tuvieron una espiralización en los últimos cuatro fines de semana. Los delincuentes -que no llegan en vehículos- hostigan a los lotes de las diferentes categorías bovinas, matan, faenan, o intentan descuartizar vivos a los animales.
La falta de respuesta, de investigación, de condena y de solución es la constante. Esto desmotiva a quienes quieren vivir de su trabajo, a quienes cumplen con el pago de impuestos, con las condiciones sanitarias obligatorias, a los que en definitiva intentan seguir adelante.
Desde la Sociedad Rural de Rafaela «pedimos una rápida respuesta y la solución de esta problemática creciente. Demandamos que las autoridades tomen en cuenta esta realidad: la dolorosa inseguridad acecha al campo del mismo modo que lo hace a la ciudad».