«El tiempo pasa, estamos más viejos (tiene 44 años) y se nota en la música, con más madurez y letras más pesadas; un poco más de tiempo para decir las cosas, en este caso para presentar el CD nuevo Intimo», expresó Martín Valverde a este cronista, previo al recital del jueves último en el estadio «Lucio Casarín» del Club Atlético, ante más de 1.200 personas (de Rafaela, distintos lugares de la diócesis, Formosa, Río Cuarto, Córdoba, Jujuy).
Llegó una hora más tarde de lo previsto y enseguida accedió a este reportaje, a quien ya lo había entrevistado en 1998 cuando se presentó en el Cine Teatro Belgrano. Al año siguiente había estado en el club Independiente.
Acaba de terminar una gira de 10 días por España, ahora la hará por nuestro país y luego viajará a Estados Unidos. Es oriundo de Costa Rica y vive en Guadalajara (México).
-En distintas culturas pero siempre con el mensaje de Jesús en la música…
-Eso es lo bueno, porque el evangelio no está sujeto a negociaciones geográficas, pero con un pacto lógico de comunicador: en Estados Unidos con un sabor más a hamburguesa y en Argentina con un asadito. Siempre el mismo mensaje pero actualizado porque los chicos van a una velocidad luz en tantas cosas que tienes que saber para qué les dices tal cosa.
Seguimos haciendo este trabajo mientras el Señor nos regale la vida y las fuerzas.
-¿Cómo se evangeliza a través de la música?
-No sólo considero que es arte sino comunicación. Cualquiera que quiera llevar el evangelio tiene que tener esa conciencia de comunicación.
Comunicar -decía Juan Pablo II- viene de una experiencia de fe.
-¿De qué manera te metes en el mundo de la tecnología?
-No puedes quedarte atrás, no hay opción, es renovarse o morir. En el «youtube» se van a llevar varias sorpresas con unas 300.000 visitas porque los chicos ahora se mueven así, no sé adónde va a llevar la tecnología, que es secundaria en nuestro caso, pero sí hay que lograr en el siglo XXI la presencia del evangelio con una Iglesia que mezcla cosas tan disímiles como la «media» (los medios) y el misticismo.
-¿Cómo es trabajar la música en el ecumenismo?
-Coincido con el documento «Reintegración de la unidad» del Concilio Vaticano II, que fue muy adelantado en su momento (1962-65). El ecumenismo no puede ser una buena intención y una base de conocimiento porque según la Iglesia Católica no existe si esconde la identidad y si no compartes un punto en común, en el caso de los hermanos evangélicos compartimos que Jesús es Dios. Creo que se ha hecho la intención pero no la preparación de hacer algo ecuménico. Tengo grandes amigos que no son católicos, pero con una plataforma que manejamos en la amistad, en el conocimiento de nuestras iglesias, en la claridad de las diferencias. Sí comparto que primero tiene que darse entre los de arriba, que ya se ha hecho y luego se ven los frutos, sabiendo que nuestra institución, por ser vieja -con más de 2000 años trabajando- impone mucho a pequeños grupos que van apenas comenzando y si no tienen la doctrina bien dada lo van a ver como una imposición.
-Recorriendo el mundo, ¿cuáles son los mayores problemas de la gente?
-Hay una injusticia social evidente que no se ha corregido, está comprobado que ningún sistema sirve para eso, para corregirla, me da igual que sea socialismo o neoliberalismo, el punto pasa en que haya personas que tengan la capacidad de buscar soluciones. El problema de la migración es cada vez mayor más allá de su riqueza pero no se ve así, los jóvenes traen sed de identidad y los medios se han abaratado mucho. Lo que pega el rating es lo que mantiene, sea la estupidez que sea y se podrían hacer otras cosas. Hay una cultura muy «light» y diluida. Se arregla no tanto acusando o señalando pecadores, simplemente viviendo tu propia fe, eso contagia y pone contra la pared a muchos.
Emilio Grande (h.)
