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La muerte de Chávez: horizonte de dudas e incertidumbre

Atento al apoyo popular de Capriles, el oficialismo emprendió un cerco político, personal y económico que alcanzó su punto más álgido el pasado fin de semana. Espías venezolanos persiguieron al gobernador hasta Nueva York y fotografiaron la residencia de su hermana, el lugar donde Capriles se reencontró con sus sobrinos.Por Daniel Lozano (Caracas)

CARACAS (Por Daniel Lozano).- La Venezuela del surrealismo mágico, donde todo puede pasar, empezó a mirar ayer su horizonte inmediato, marcado por dudas e incertidumbres.

La muerte sorprendió a Chávez sin siquiera haber jurado por cuarta vez. Y con un vicepresidente ejecutivo que gobierna gracias a la polémica sentencia del Tribunal Supremo, que se adaptó a la hoja de ruta oficialista e impuso la «continuidad administrativa».

«El país no tiene por qué vivir inestabilidad política . La clave de la estabilidad estará en la convocatoria a elecciones, que ocurrirá en breve», afirmó anoche Luis Vicente León, presidente de Datanálisis.

La primera incertidumbre que debe romper el Parlamento, si sigue los pasos marcados por la Constitución, es la designación del presidente provisional que lidere el país hasta la cita electoral. Elías Jaua reveló ayer cuál es la apuesta gubernamental: «Está muy claramente establecido lo que procede, lo que siempre defendimos. Ahora se ha producido una falta absoluta, asume el vicepresidente de la república como presidente y se convoca a elecciones en los próximos 30 días. Es el mandato que nos dio el comandante el pasado 8 de diciembre. Nos pidió a los bolivarianos que acompañáramos a Maduro y eso vamos a hacer».

Pese al ímpetu del canciller, las cosas no están tan claras. El artículo 233 de la Constitución ordena que sería el presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, el encargado de encabezar la presidencia hasta las elecciones en caso de la falta absoluta del presidente electo. En este caso se trata de un presidente que ni siquiera ha juramentado, todo un galimatías jurídico resuelto de antemano por el poder político venezolano. Por lo tanto, se avecina un nuevo debate jurídico de expertos y catedráticos contra la decisión partidista del gobierno.

«Es la visión coherente con la sentencia de la Sala Constitucional [del Supremo], pero contraria a la Constitución», analizó para LA NACION José Ignacio Hernández, prestigioso jurista venezolano.

El chavismo no disimuló su interés en que Nicolás Maduro conduzca desde el Palacio de Miraflores una transición tan corta, para seguir así beneficiándose de la exposición pública de la presidencia. Sobre todo cuando no se sabe si el Consejo Nacional Electoral (CNE) podrá preparar la logística de unas elecciones automatizadas en tan poco tiempo.

LA NACION pudo saber que desde hace semanas se trabajaba a toda máquina en el seno del CNE para acortar estos tiempos, conscientes de que el oficialismo pretende estirar el luto y el duelo hasta el día de las elecciones y «así endosar a Maduro la popularidad de Chávez», como explica Luis Vicente León.

La histórica fotografía en el Hospital Militar demuestra quiénes mandan hoy en la cúpula oficialista. Ausente durante unas horas Diosdado Cabello por la muerte de su madre y rodeando a Maduro en el momento más importante de su carrera política, apareció el canciller Elías Jaua, antiguo delfín y representante del ala ortodoxa del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Junto a él, Jorge Arreaza, yerno de Chávez y ministro de Ciencias. El marido de la hija mayor del presidente muerto protagonizó la carrera más meteórica en las filas del chavismo. Incluso hoy lidera un grupo de políticos jóvenes muy poderosos, cercanos a Jaua, pero alineados ahora con Maduro. Arreaza, apoyado por las hijas de Chávez, portaría parte del legado político del comandante de Sabaneta.

Ellos, con la ayuda de Rafael Ramírez, presidente de Pdvsa, son los encargados de prolongar en Venezuela el chavismo sin Chávez y de continuar el sueño bolivariano del fallecido presidente.

En el otro lado no hay ninguna duda: Henrique Capriles será su abanderado. En la última encuesta su diferencia era tan abrumadora que los otros candidatos internos no volvieron ni a insinuar su apetito electoral. Y para que no quede ninguna duda, el gobernador de Miranda leyó el comunicado conjunto en nombre de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

Capriles volverá a competir en las mismas urnas donde cayó derrotado ante Hugo Chávez, 55% contra 45%, pero en las que ya batió a dos de sus vicepresidentes, Cabello y Elías Jaua. «Ya sólo me falta el tercero», suele repetir a sus colaboradores.

Atento al apoyo popular de Capriles, el oficialismo emprendió un cerco político, personal y económico que alcanzó su punto más álgido el pasado fin de semana. Espías venezolanos persiguieron al gobernador hasta Nueva York y fotografiaron la residencia de su hermana, el lugar donde Capriles se reencontró con sus sobrinos. Recuperando la guerra sucia del año pasado, no tuvieron rubor en publicar la imagen en sus medios. Un pequeño preámbulo de la campaña que se avecina.

Fuente: diario La Nación, Buenos Aires, 6 de marzo de 2013.

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