Por Alicia Riberi.- Cuando hemos recorrido un trecho largo de vida, observando y viendo todo lo que pasa a nuestro alrededor, empezamos a ser conscientes de todo lo bueno que nos rodea, pero también de toda la hipocresía que inunda a la humanidad.
Una definición de mentira muy interesante: “La mentira es faltar a la verdad, es ser deshonesto, es decir lo que no se piensa, es expresar sentimientos que no se tienen, es crear vanas ilusiones, es ofrecer impresiones falsas, es ser infiel a nosotros mismos y a nuestros allegados, es temer a las consecuencias de la sinceridad, es engañar y, sobre todo, fallar a la confianza que el otro ha depositado en nosotros.” Si analizan el contenido de este párrafo hay mucha analogía con lo que pasa en distintos órdenes de la vida actualmente.
Por ejemplo, nuestra clase política se haya salpicada por todo lo dicho, cuando expresa que todos van a tener la heladera llena, o que los jubilados van a estar mejor que nunca y no van a perder con la inflación, cuando prometen una educación de calidad y actualmente pareciera que quieren adoctrinar a los alumnos, en lugar de enseñarles a ser críticos y pensantes para poder elegir su propio proyecto de vida y finalmente cuando juegan con la salud de todos nosotros ya que quedó en evidencia la falta de insumos, de medicamentos, de espacios.
Mentiras, mentiras y más mentiras…mentiras en la familia, en el trabajo, en la amistad y todo se va contaminando por envidias, por celos, por odios.
En la justicia, casi todo está empapado de injusticia, los que deben estar presos están afuera y los que deben estar afuera están adentro. Están permitiendo injusticias por una ideología que destruye, cuando en realidad la justicia debería ser igual para todos, hombres y mujeres, pero no, los que deben investigar, no lo hacen, los que deben juzgar, no se atreven, porque un grupo de fundamentalistas los presiona en la puerta de tribunales y las familias se destruyen por mentiras que todos miran con indiferencia porque total cobran abultados sueldos. Conectados con distintos grupos de nuestro país y de nuestra provincia principalmente, escuchamos que comentan que los fiscales suelen influenciar y muchas veces estimulan para que se realicen escraches; si eso fuese así sería muy desagradable, ruin e indigno. Aunque me explicaron que se está investigando.
Pero les recuerdo que somos muchos los que amamos la verdad y no estamos dispuestos a resignarnos a avalar mentiras y si lucharemos por sacar a la luz verdades que a veces resultan incómodas pero aun así lo haremos. Somos muchos los que defendemos lo justo sin patoterismo, sin difamaciones, ya que el que necesita difamar mostrando que dice la verdad, miente. Los que decimos la verdad no le tememos a los grupos fundamentalistas, ojalá que los jueces tampoco porque si no, no son dignos de su `puesto. Impartir justicia es una gran responsabilidad ya que no se puede jugar con la libertad de la personas, porque es un don de Dios y Dios tiene los brazos muy largos y de su justicia no se escapa nadie.
Le hablo a los tres poderes, ejecutivo, legislativo y judicial, autoridades de toda repartición, la población de este país, los ciudadanos de a pie, estamos llegando a un límite peligroso, de hastío y de cansancio, no se puede jugar con la paciencia de un pueblo, ni con su dignidad, ni con sus valores. Exigimos verdad, honestidad, integridad, justicia y no hay más lugar para la mentira.
La mentira, tiene patas cortas, pero Dios tiene brazos muy largos.