Por Emilio Grande (h.).- Mientras Cristina se muestra con un discurso electoral y sigue criticando a la Justicia (tiene varias causas en su contra), la inflación fue 6,3% en el mes de octubre y acumula el 88% en los últimos 12 meses, según informó el INDEC.
Este último número implicó la variación más elevada desde noviembre de 1991 (91,3%). La realidad se acerca cada vez más a ese fatídico antecedente. La inflación mensual fue la más alta de la región y superó por una décima a la marca que registró Venezuela (6,2%).
El rubro de alimentos y bebidas, el que más pesa en el IPC (índices de precios al consumidor) del INDEC, avanzó un 6,2%, particularmente por el fuerte impacto de los estacionales (+9%), influenciados por verduras, tubérculos y legumbres, y frutas. La inflación núcleo, que no considera los precios regulados ni los estacionales, fue de 5,5%.
La mayor suba fue para el rubro de comunicación, que avanzó un 12,1%, explicado principalmente por el incremento de los servicios de telefonía e internet. Le siguió el rubro vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (7,5%). En el mismo se destacó el aumento que sufrieron los servicios de electricidad y gas por la segmentación tarifaria. Restaurantes y hoteles tuvieron un avance de 7,4%, salud de un 7,1% y educación de un 7,1%.
Al respecto, Guido Lorenzo, director de LCG (Labour Capital & Growth), opinó que “es un dato desalentador. Muestra una aceleración respecto al mes anterior, en línea con lo esperado. El Gobierno intentó ahora con un programa de congelamiento de precios anticipándose a este dato. Básicamente, se ve que todos los rubros registran aumentos importantes, con lo que da cuenta de un problema sistémico”
Según las estimaciones de los expertos, para fin de año se espera un alza mayor al 100%. El proyecto de presupuesto 2023 recalculó la suba de precios para este año en un 95%.
Al mismo tiempo, el organismo público informó un dato que generará aún mayor inquietud: la canasta básica alimentaria (CBA), que es la que se utiliza para delimitar quienes son indigentes, se incrementó en octubre 9,5%, muy por encima de la inflación de ese mes (6,3%) y del alza de los alimentos (6,2%).
También la canasta básica total (CBT), que se usa como referencia para establecer quienes caen dentro de la pobreza, aumentó en octubre 9%, también por encima de la inflación. De esta manera, tal como proyectaban los analistas, se terminaría el año con una indigencia de 10% y una pobreza que superará el 40%.
Esto implica que una familia tipo, de cuatro integrantes, necesitó en octubre $139.738 para no ser pobre; mientras que para no ser indigente, el mismo hogar debió tener ingresos por $62.106.
En vez de seguir Cristina con el relato cuestionador, cuando maneja el 70% de los fondos nacionales (ANSES, PAMI, Aerolíneas Argentinas, Enarsa, Correo Argentino), la Vicepresidente y sus cerriles seguidores deberían responder algunos interrogantes: ¿Integran el actual gobierno nacional o juegan a las “escondidas” en la oposición? ¿Buscan atenuar con políticas activas la inflación galopante que rondará el 100% durante este año y con un 40% de pobreza o están pensando en el 2023?
Lamentablemente, la inflación es uno de los principales problemas que aflige a los argentinos de todos los niveles y condiciones sociales, que carcome los ingresos, los precios, los proyectos y las inversiones.