Por Emilio Grande (h.).- Frente una compleja y frágil coyuntura institucional, política y económica que atraviesa la Argentina, el presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa tendrá a su cargo el control del área económica.
Se trata de un nuevo esquema de poder en el gobierno nacional: el líder del Frente Renovador desembarca en el Ejecutivo como un “superministro”, que tendrá bajo a su órbita las carteras de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, Ganadería y Pesca, incluyendo además las relaciones con los organismos multilaterales de crédito: el FMI, el Banco Mundial, el BID y la CAF. Se desconoce si también tendrá control sobre Energía, AFIP, Banco Central.
Días previos a este improvisado desembarco, Alberto Fernández fue presionado por sus socios y por los gobernadores, accediendo a entregarle al tigrense parte del poder para intentar salir de esta situación acuciante y angustiaste para los argentinos por los graves problemas económicos sin resolver como la inflación, la disparada del dólar y la caída de las reservas en el Banco Central.
Luego de varias negociaciones secretas, esta fue la reestructuración del Gabinete que acordaron el Presidente, Cristina Kirchner y Massa, estos dos últimos de estar enfrentados a circunstanciales socios. Tras la confirmación de la Casa Rosada, el líder del Frente Renovador el lunes comenzará a designar a los funcionarios que lo acompañarán en su desafiante gestión y durante la semana próxima anunciará las nuevas medidas económicas.
Pero su llegada al Gabinete ya generó portazos y varios cambios internos. Daniel Scioli, titular de Desarrollo Productivo, vuelve a la Embajada argentina en Brasil. También dejó su cargo Julián Domínguez en Agricultura. Ninguno aceptó el cambio de condiciones ni tener que reportar a Massa. Hace menos de dos meses, el ex gobernador bonaerense había llegado al Gobierno como un importante suceso político y con especulaciones electorales. Scioli y Massa tienen un enfrentamiento político insalvable y de muy vieja data, por lo que la convivencia resultaba imposible.
Otro cambio fue la salida de Mercedes Marcó del Pont de la AFIP. La funcionaria reemplazará a Gustavo Beliz en la Secretaría de Asuntos Estratégicos. Hombre de máxima confianza del Presidente, renunció de forma indeclinable cansado de “tragarse sapos” con una carta de un renglón de extensión y sin agradecimientos. Beliz y Massa venían pulseando por la interlocución con los Estados Unidos y los organismos de crédito internacionales.
Silvina Batakis se quedará en la gestión, como presidente del Banco Nación. La economista, que se enteró de su salida del Palacio de Hacienda en su escala de regreso desde Washington, donde se reunió con funcionarios del FMI, está “abatida”. Duró menos de un mes como Ministra, tras la renuncia de Martín Guzmán el 2 de julio.
La volatilidad del dólar impacta fuertemente en la galopante inflación ante un Gobierno cada vez más frágil, que se va vaciando de poder, con Cristina más ocupada de sus causas judiciales que de resolver los graves problemas de fondo. El Presidente es un títere de la Vicepresidente, ahora acorralado con la designación de Massa, quien anhela manejar el poder a cualquier precio; si la va bien se posiciona como candidato presidencial en 2023, si le va mal correrá la misma suerte que Guzmán y Batakis. Por ahora los mercados reaccionaron bien; habrá que analizar la semana que viene cuando se anuncien las nuevas medidas económicas. ¿Habrá un ajuste fiscal y se para con la emisión monetaria? A decir verdad, urge hacer armar un plan económico, que nunca tuvo este Gobierno en casi tres años, convocar a los principales actores sociales para buscar el bien común del país y no de unos pocos que se enriquecen a costa de una Argentina con un 40% de pobres…