Por Emilio Grande (h.).- Mientras el tránsito rafaelino sigue siendo caótico en nuestra ciudad desde hace muchos años y el Concejo declaró la emergencia vial en agosto de 2022, se conocieron datos escalofriantes de la Secretaría de Auditoría y Control de Gestión del Municipio.
Durante el año pasado se registraron 1.800 accidentes de tránsito en nuestra ciudad, dando un promedio de cinco choques por día, donde 3.700 personas estuvieron involucradas. Casi un 45% de los siniestros fueron entre un auto y una moto. Entre las consecuencias negativas, hubo más de 1.500 personas lesionadas de los cuales más del 20% de los heridos tienen entre 20 y 30 años, como así también hubo 10 rafaelinos que perdieron sus vidas.
La tendencia se mantiene al igual que en años anteriores: más del 60% de los involucrados son hombres y cerca del 40% son mujeres. Pero si lo comparamos con 2021, cuando hubo 1.427 siniestros, el año anterior registró un 26% más de accidentes, con un saldo de fallecidos aún mayor. El día más conflictivo en los que se produjeron los siniestros fue el viernes con un 19% (más de 170 accidentes). La franja horaria más crítica fue entre las 10 y las 12, y entre las 18 y las 20 horas.
En 2022 fueron presentados los resultados del Observatorio Vial realizado por el Departamento de Investigación de UCES Rafaela y no difieren mucho de los datos mencionados.
Entre las conclusiones más importantes, el 25% de los conductores de motos no usa el casco, las motos formaron parte del 67% de los accidentes, el 61,5% de los accidentes de tránsito fue protagonizado por hombres, el porcentaje más alto de vehículos involucrados fue el binomio auto-moto con el 44% de los casos, el rango etario de 22 a 40 años protagoniza el 46% de los accidentes registrados.
No es un problema nuevo sino que viene desde hace muchos años. El problemático y complejo tránsito rafaelino se viene agravando no solamente en el microcentro sino también en distintos barrios de la ciudad durante gran parte del día, con el triste saldo de cientos de accidentes, que provocan lesiones de todo tipo y fallecidos.
A decir verdad, las mayores responsabilidades son de las gestiones municipales (el mismo signo político está en el poder desde 1991), que no pueden o no quieren resolver este grave problema, sumado a los ciudadanos que conducen los diferentes tipos de vehículos y cometen todo tipo de infracciones: no usar el casco, no tener licencia para conducir ni seguro, mal estacionamiento, cruce de semáforos en rojo, circular en contramano, entre otras.
La mayoría de los automovilistas y motociclistas no respeta al peatón en las esquinas, como establece la ordenanza de 1997, inclusive con la presencia de sendas peatonales pintadas. Hubo algunos atisbos con el arreglo del empedrado, pero es necesario seguir marcando las sendas, especialmente alrededor de la plaza 25 de Mayo, ya que circula mucha gente para hacer distintos trámites, que se hacen a cuenta gotas.
Se construyeron ciclovías y bicisendas, pero faltan otras en distintos barrios. Hay que incentivar el mayor uso de las bicicletas con campañas de concientización, sumado a que la gente debe caminar más porque hace bien para la salud.
El servicio del transporte público de minibuses es deficiente por varios motivos: pasan cada media hora o 40 minutos cuando en otras ciudades las frecuencias son de 5 a 10 minutos; los recorridos son laberintos cuando debieran ser directos desde los barrios al centro. Desde el Municipio prometieron un rediseño del servicio de los minibuses, pero hasta el momento sigue todo igual. Si se incentivara el mayor uso de los minibuses, seguramente se usarían menos los autos y las motos.
Para no quedarnos solamente en las críticas, entre las propuestas hay que intensificar los controles (se hacen en forma aislada y no en todos los barrios) y aplicar más sanciones porque somos “hijos del rigor”, continuar con las campañas de educación vial, incentivar el uso de la bicicleta, mejorar el servicio de minibuses, prohibir el giro a la izquierda en las avenidas.
Para finalizar, tenemos un parque automotor de casi 110.000 vehículos, donde más del 60% son motos, cuyos conductores en su mayoría son jóvenes, que circulan a gran velocidad, sin casco, generando cientos de accidentes. La mayor responsabilidad es del Estado local en aplicar las ordenanzas vigentes, pero también está el compromiso de todos los ciudadanos.