El fracaso de la concesión de Aguas Provinciales de Santa Fe y la actual transición caracterizada por la improvisación y los desmanejos del Gobierno, abrieron un debate sobre el futuro de los servicios sanitarios en nuestra provincia. Para contribuir a esta discusión y proponer alternativas de salida, un conjunto de ONGs -entre ellas la Asamblea Provincial por el Derecho al Agua y las multisectoriales de Rosario y Santa Fe- convocaron al ingeniero Dieter Wartchow, especialista en servicios de agua y saneamiento que presidió las empresas públicas de agua de Porto Alegre y Río Grande Do Sul, de Brasil.
Entre viernes y sábado Wartchow mantuvo reuniones con dirigentes, legisladores y funcionarios, y ofreció dos charlas (en Rosario y Santa Fe) con la idea de compartir la experiencia del modelo de gestión pública con una fuerte participación ciudadana desarrollado en Brasil y alentar a que la provincia se encamine hacia una solución similar.
«La gestión del agua debe ser pública y con control social directo», definió Wartchow y aseguró que en Santa Fe es necesario abrir un espacio de diálogo entre gobernantes provinciales y locales, legisladores, universidades y ciudadanos para definir una nueva empresa de agua que responda a los intereses de la población. Así, el especialista hizo hincapié en no volver a caer en el modelo privado que «sólo sirvió para la transferencia de dinero a los cofres de las multinacionales».
En la mañana del sábado, antes de iniciar su charla en la sede santafesina del gremio Amsafe, el especialista, miembro de la Coalición Mundial contra la Privatización del Agua.
-Wartchow, ¿por qué el agua tiene que estar en manos públicas?
– La respuesta está relacionada con el testimonio que traigo para compartir en estas disertaciones. Nosotros en Brasil desarrollamos una empresa con caracter eminentemente público con la participación de los ciudadanos, los usuarios y trabajadores, en la reconstrucción de un modelo de gestión que dialoga con las necesidades de la población, con la necesidad de desarrollo de las ciudades y regiones. Por lo tanto, creemos que es posible construir una alternativa que se ajuste a los aspectos culturales y las demandas puntuales de cada ciudad y de cada región.
Por la relación que tiene con la salud, con el medio ambiente, con el desarrollo sostenible de las actividades de las ciudades, consideramos que gestionar el agua es una tarea del ente público, que tiene que permitir que la gente opine qué tipo de servicios, qué valores y que potencialidades debe desarrollar la empresa.
– ¿Eso es lo que hicieron en Brasil?
– Nosotros colocamos en manos públicas, en manos de nuestra gente, la decisión de dónde hacer las inversiones, cómo utilizar y ajustar las tecnologías. Esto no es de interés de un efector privado que va a tratar de imponer tecnologías e imponer su modelo de gestión diferente de lo que necesita la gente en sus localidades. Hay que pensar en la gestión pública del agua.
– Cuando habla de una empresa de caracter público ¿se refiere a un modelo que trascienda lo gubernamental?
– Hablo de la necesidad de abrir un diálogo con los gobernantes provinciales, los alcaldes o intendentes, los legisladores y los ciudadanos porque el diálogo es fundamental para construir una posibilidad para el futuro, porque el presente ya demostró que la empresa privada no fue una salida adecuada para solucionar los problemas, que no fueron resueltos acá ni en Brasil ni en ningún lugar del mundo. El modelo privado sólo sirvió para la transferencia de dinero a los cofres de las multinacionacionales.
La idea es entonces compartir el testimonio de lo que hicimos en Brasil y proponer que la población de Santa Fe se organice y se movilice para sensibilizar a los gobernantes sobre la necesidad de construir una nueva empresa pública de calidad con control social directo, a partir de la actuación de la población.
– ¿Cómo se construye este modelo participativo con un gobierno que ha cerrado en forma sistemática los canales de participación de los usuarios y que está acostumbrado a manejarse con decisiones unilaterales e inconsultas?
– Hay que quebrar el paradigma de las decisiones verticales que tienen que ser atendidas y respetadas por la población. Nosotros creemos que hay un otro proceso democrático a ser construido con la participación horizontal de las personas. Estamos hablando de una democracia participativa, diferente de la democracia representativa, donde apenas algunos representantes deciden el rumbo de todos. Queremos que la población sea la que decida junto a sus representantes el destino de la organización de la sociedad y de las demandas principales como salud, empleo, infraestructura, para desarrollar las ciudades. Además, hay que pensar una forma de gobierno compartido, porque cuantas más personas participen de una toma de decisión, más fuerte, más consolidada es la consecuencia; y los resultados son mejores. Esto es lo que hemos podido demostrar en Porto Alegre y en Río Grande Do Sul, con la formación de consejos de ciudadanos y usuarios que participaron de la construcción de la empresa pública, decidieron dónde invertir y también qué calidad de servicios debía prestar la empresa, siempre atendiendo a los intereses de la población. Acá no está en discusión la autoridad gubernamental ni el proceso democrático, sino que estamos hablando de una forma de gobernar con la participación de la gente que permita desarrollar un mejor futuro para nosotros y para nuestros hijos. El agua es un bien precioso con el que se producen alimentos, con el que se contribuye a la salud, por lo tanto es un bien estratégico que se transforma en un derecho de las personas y con un derecho no se puede hacer negocio, sino que se dialoga y se construye con varias manos.
– En este modelo de gestión ¿cuál es el lugar que deben ocupar los gobiernos locales?
– Nosotros administramos un modelo parecido al de Aguas Santafesinas, pero en el que los municipios son el poder concedente. Nuestra empresa en Río Grande Do Sul atiende los deseos, las necesidades de los municipios que son los verdaderos dueños de la empresa pública estatal, cuyo socio mayoritario es el Estado, la Provincia. Este modelo tiene que abrir un canal de interlocución con los poderes locales para atender las demandas locales que son diferentes de las otras. No hay un modelo de ciudad que pueda repetirse para otra, no se puede pensar en todas las ciudades de la misma manera. El saneamiento es una actividad singular que debe ser discutido caso a caso y por lo tanto deben establecerse planes directores ajustados a las demandas del crecimiento y de la infraestructura de agua y saneamiento. Esto sólo puede hacerse con el diálogo entre los municipios y la provincia, en el marco de una empresa estatal que permita la participación de los ciudadanos a través de un proceso que en nuestro caso denominamos presupuesto participativo.
– La conformación de la sociedad anónima de agua en nuestra provincia se ha enrarecido, porque el Gobierno deja entrever que el tratamiento no va a ser igualitario para todos los municipios, según compren o no acciones de la empresa.
-¿Cómo ve usted esto?
– La empresa debe partir de una premisa que es discutir la universalización del acceso a los servicios de agua y saneamiento, por lo tanto los servicios tienen que ser prestados para todos, sin diferencias. Esta es una discusión estratégica como política de Estado.
Nosotros creemos que los municipios también deben discutir una forma de compartir la administración de la empresa en el marco de lo que llamamos participación público-público. Los municipios tienen que participar en la toma de decisiones y tienen que estar presentes en el directorio para ser parte de las decisiones sobre el rumbo de la empresa. La participación de los municipios debe estar apoyada en los ciudadanos y usuarios que tienen que ser un elemento auxiliar de apoyo. Creo que hay que discutir el modelo, hay varias formas y varias posibilidades, pero sólo se pueden llevar adelante con transparencia y democratizando la toma de decisiones. No estamos hablando de una decisión exclusiva del Gobierno, sino una decisión apoyada en la participación de la población. Si eso se logra, con toda certeza los resultados serán mejores y promisorios para el futuro de la región.
-Algunos sectores sociales y políticos de la provincia cuestionan la creación de la sociedad anónima porque -dicen- puede ser la puerta para volver a caer en una gestión privada…
– Es una posibilidad pero no es lo que queremos que acontezca. Nosotros estamos proponiendo un entendimiento público-público y esto significa que los municipios deben asumir su compromiso con la gestión pública de calidad. No creo que la alternativa de aumentar la participación privada sea una salida para los problemas existentes. Durante diez años ustedes tuvieron a una empresa privada que no resolvió los problemas de agua y saneamiento, y ahora está el momento conquistado por la población que se movilizó. Con el apoyo de los municipios y la Provincia se tomó la decisión de retomar los servicios y creo que el debate debe plantearse en torno de una propuesta diferente que no retorne a un pasado que no ha demostrado resultados positivos.
– ¿El modelo que usted propone puede funcionar como una sociedad anónima?
– Creo que el camino es garantizar legalmente que la empresa permanezca con la orientación central de manejar el agua como un derecho y por lo tanto garantizar el espíritu de la empresa pública y que ésto no sea transformado en un negocio o en una actividad comercial. Se debe pensar en una gestión en beneficio de la población y por lo tanto en un negocio público. Podemos hablar de una sociedad anónima pero con el perfil exclusivo y único para prestar un servicio público de calidad. Esto debe ser decidido a partir de la participación de la población. Esto es fundamental, porque si los ciudadanos y usuarios no se organizan para participar, los dirigentes podrían direccionar la empresa para otros intereses que podrían no ser aquellos por los cuales la población luchó durante mucho tiempo. Los problemas que sufrió la población de la provincia significaron la salida de la empresa privada, por lo tanto ahora el poder está en manos del pueblo. En esta instancia es una tarea importante de la prensa el hecho de democratizar la información para que la población tenga el conocimiento suficiente como para decidir el futuro que quieren para ellos y para sus hijos.
– ¿Tuvo algún acercamiento con las autoridades de la provincia?
– Creo que las oportunidades están dadas. La idea es abrir caminos a partir de un planteo propositivo de colaboración mutua. Nosotros tenemos muchas informaciones que pueden ser útiles para calificar el modelo de gestión de la empresa. Creemos que este proceso de planificación de la estructura de la empresa y su funcionamiento es fundamental para garantizar una productividad elevada y comprometer los recursos necesarios para las inversiones. En Brasil, tanto en Porto Alegre como la sociedad anónima Corsan -una empresa que atiende a 7 millones de usuarios de 328 municipios-, conseguimos invertir en infraestructura con fondos propios porque el Gobierno federal no disponía recursos para inversiones porque tenía como prioridad el sector privado. Esta es una demostración de que con una buena gestión y planificación se puede hacer más con menos recursos. Esta experiencia fue puesta a disposición de los dirigentes de la empresa para que sea discutido con la ciudadanía y así se consiga lo mejor para los intereses de la población.
¿Cuál fue la actitud que encontraron en el Gobierno?
– Creo que el Gobierno fue receptivo. Nosotros les acercamos materiales que relatan el éxito del modelo de gestión de la empresa pública de agua en Río Grande Do Sul. Habrá que ver qué hacen ahora.
«Oro azul»
– Desde hace años se advierte sobre la crisis mundial del agua, a raíz de los manejos inadecuados que se hacen de este recurso escaso. ¿Cómo ve el futuro del agua?
– Las metas colocadas por Global Water Partnership (GWP), institución que reúne los intereses privados de las multinacionales de agua, resultaron un gran fracaso porque hoy tenemos 1.200 millones de habitantes del mundo sin agua. Creo que entonces tenemos que planificar de manera adecuada y de un modo sostenible los recursos que tenemos. América Latina cuenta con recursos hídricos de gran importancia para la humanidad y necesitan ser preservados. En este sentido es importante mantener la soberanía sobre la decisión acerca de cómo usar el agua y hay que entender que el agua es un bien finito, tanto en calidad como en cantidad. Necesitamos entender ésto para garantizar la vida en el planeta hacia el futuro. Creo que en este sentido las preocupaciones locales son también preocupaciones globales. Hay que entender que el agua es un bien precioso, el oro azul de este siglo, y hay que manejarlo con responsabilidad por nosotros y por nuestras futuras generaciones.
Antecedentes
El ingeniero Dieter Wartchow, egresado de la universidad alemana de Stuttgart, fue director del Departamento Municipal de Agua y Esgosto De la Prefectura de Porto Alegre (Demae) y director-presidente de la compañía de saneamento del estado de Río Grande do Sul (Corsan).
También se desempeñó como secretario de Medio Ambiente de Porto Alegre y presidió la Asociación Nacional de Servicios Municipales de Agua y Alcantarillado.
Es autor del libro: «Agua para Todos, rompiendo el paradigma de la ineficiencia del sector público».
Actualmente se desempeña en la Fundación de Protección Ambiental de Río Grande do Sul y es integrante de la Coalición Mundial contra la Privatización del Agua.
Gabriel Pecile
Fuente: diario Castellanos, Rafaela, 6 de marzo de 2006.