Este sábado 25 de Mayo se celebró el Tedeum en la Catedral San Rafael de Rafaela, presidido por Alejandro Mugna, párroco de San Rafael, ante la presencia de autoridades ejecutivas, legislativas, de organismos de seguridad provincial y nacional, de instituciones, abanderados, pero a decir verdad poco público…
A continuación se transcribe la homilía de Mugna:
El Pueblo creyente que peregrina en Argentina, una vez más se encuentra para rezar, para dar gracias a Dios e invocar nuevamente su ayuda y protección. Como ciudadanos estamos llamados a mirar el presente de nuestra patria con mucho realismo, con mucha inteligencia y coraje, para que en el horizonte se vislumbren caminos de sensatez, de honestidad y brille así la Esperanza de un mundo mejor.
El dolor de los excluidos, el cansancio de los pobres, la preocupación de los padres por el futuro sus hijos, la precariedad de algunas fuentes de trabajo, la inseguridad, los desafíos de la educación…, son algunas de la inquietudes que agitan el corazón de los argentinos. Sin embargo, estos mismos desafíos, deben ser a la vez un estímulo para trabajar por la Justicia que nos lleve a la anhelada paz social, es decir, al contexto vital propicio para que todas las personas vean custodiados sus derechos, tengan la posibilidad de desarrollar sus capacidades y sueños en una vida honesta. Que todos puedan vivir dignamente, con esfuerzo y trabajo, pero sin sobresaltos inútiles y mutilaciones de la vida personal, familiar, laboral.
La fe de nuestro pueblo es un mensaje de esperanza que nos fue dado, que hemos recibido de Jesucristo; la Palabra de Dios nos narra hoy el acontecimiento de Pentecostés, es la fuerza del Espíritu Santo que desciende sobre la comunidad reunida en oración, es la “fuerza de lo alto” que viene a sanar toda dispersión, toda confusión y a generar un espacio humano novedoso: una comunidad donde es posible el entendimiento y la concordia.
En tiempos difíciles, la presencia maternal de Nuestra Señora de Luján nos enseña que la Cruz de Cristo es fortaleza para superar con serenidad los obstáculos de la vida. La historia nos recuerda momentos claves de nuestra nación en los que fueron posibles caminos de superación; caminos marcados por el dialogo maduro, el compromiso sincero y la capacidad de ceder a intereses particulares en la búsqueda del Bien Común.
Este año nuestro país vuelve a celebrar el bien inmenso de la democracia: las elecciones nos brindan el derecho a elegir libremente y a dar el paso de “meros habitantes a ciudadanos responsables” (cfr. HBJS). A la vez, algunos deben abordar la grave responsabilidad de interpretar al pueblo, de representarlo y ejercer la función para la que sean elegidos. A estos hermanos nuestros, el aliento sincero y el compromiso de rezar por su tarea, para que asumida fielmente les permita responder a la voluntad del pueblo.
Al comienzo de este año en el acostumbrado mensaje para la jornada mundial de la paz, dirigido a toda la humanidad, el Papa Francisco decía:
“La política es un vehículo fundamental para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre…En efecto, la función y la responsabilidad política constituyen un desafío permanente para todos los que reciben el mandato de servir a su país, de proteger a cuantos viven en él y de trabajar a fin de crear las condiciones para un futuro digno y justo. La política, si se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, la libertad y la dignidad de las personas, puede convertirse verdaderamente en una forma eminente de la caridad.”.
Pidamos a Dios la gracia de no bajar nunca los brazos en la tarea de construir una patria de hermanos y perseveremos en construir una cultura del encuentro. Que los distintos ámbitos de la vida social argentina se impregnen de una esperanza sólida, que podamos ser ciudadanos comprometidos con el presente y lanzados hacia el futuro con decisión.
Que la morenita Virgen de Luján nos proteja. Amén
