Por Leonardo J. Glikin.- Después de la gran crisis del 2001, cuando yo entrevistaba a un empresario que se proponía organizar su empresa y su familia, indefectiblemente le hacía una pregunta: ¿cómo atravesaste la crisis?
Aunque las respuestas eran variadas, yo fui sacando algunas conclusiones que quiero compartir, porque nos pueden enseñar cómo manejarnos en el futuro.
- Los empresarios exitosos no abandonaron su visión
El primer dato relevante es que tenían una visión y una misión definidas. No eran una hoja al viento, sino que sabían con claridad cuál era el camino que se proponían recorrer.
En muchos casos, la crisis los obligó a suspender determinadas acciones específicas y a reconducir otras acciones. Pero, apenas comenzó a calmarse la turbulencia retomaron la visión que los guiaba.
- Los empresarios exitosos contuvieron a sus acreedores
De ninguna manera un “sálvese quien pueda”. Por el contrario, se ocuparon de explicar la situación a los proveedores (en especial a los del exterior, con muchas más dificultades para comprender la realidad argentina). En algunos casos, utilizaron reservas personales para mostrar voluntad de pago y esto los llevó a una situación de mayor colaboración y confianza con proveedores estratégicos.
- Los empresarios exitosos trataron de preservar al personal
Algunos de ellos lo hicieron porque pensaron en los costos que implicaría volver a formar a nuevos recursos humanos para retomar una senda de crecimiento.
Otros, simplemente, pensaron en las consecuencias que tendría para las familias de los empleados que éstos se quedaran sin trabajo, y decidieron priorizar una estrategia de contención social aun en detrimento de su propio interés económico.
Esta actitud, en muchos casos, tuvo como consecuencia una altísima valoración por parte del personal, que supo reconocer el esfuerzo que habían realizado los titulares de la empresa.
- Los empresarios exitosos pusieron mucha atención en el diálogo familiar
Ellos entendieron que la familia debía ser consciente de los difíciles momentos que se estaban viviendo.
Esas dificultades se manifestaban en términos de incertidumbre y en algunos casos de imposibilidad de mantener determinados proyectos de vida, ya que era necesario administrar los recursos con cuidado; incluso, frente a terceros (proveedores, empleados) mantener un bajo perfil fue una manera de fidelizarlos y esto redundó en relaciones duraderas y de elevada confianza.
Pero no sólo fue necesario comunicar la realidad a la familia, sino que fue imprescindible hacerlo de una manera tal, de evitar el pánico. Porque quienes no están en la empresa carecen, muchas veces, de elementos de juicio para entender cabalmente la situación y un mensaje extremadamente alarmista podía afectarlos en los estudios, en sus propios proyectos o incluso en la vida familiar.
Por lo tanto, poner mucha atención en cómo comunicar la realidad ha sido siempre una estrategia útil y necesaria.
Algunas reflexiones
Los momentos difíciles demandan capacidad de resiliencia, o sea, la capacidad de adaptarse adecuadamente a la adversidad o a un trauma.
Pero no se trata sólo de la resiliencia personal. También resulta necesario reconocer el entorno, identificar a quiénes, entre quienes nos rodean, pueden afectarlos (positiva o negativamente) nuestros gestos y nuestros actos.
Y recordemos aquella frase que nos llama a la humildad y a la esperanza: “esto, también pasará”.
Fuente: https://www.temas-caps.com.ar/