WASHINGTON, 1 de octubre de 2005 (ZENIT.org).- A pesar de las recientes mejoras, los creyentes en Vietnam todavía tienen que hacer frente a la persecución del gobierno. Un artículo del 23 de junio en el Washington Post observaba algunos progresos para la población católica del país.
El artículo citaba el caso del padre Joseph Tran Van Khoa, que ahora puede celebrar la misa abiertamente, tras muchos años de verse forzado a celebrar los sacramentos en secreto. Sin embargo, el gobierno todavía obliga a la Iglesia a someter a revisión los nombres de los obispos que guiarán a los católicos del país, entre 5 y 8 millones, observaba el Post.
Los sacerdotes también están sometidos a vigilancia, debido a las restricciones del gobierno sobre los seminarios. Los colegios religiosos que se cerraron en el sur del país con la llegada de los comunistas permanecen cerrados.
Los acontecimientos más recientes muestran que las autoridades todavía están determinadas a conservar un firme control sobre las actividades religiosas. Según un informe publicado el 19 de septiembre por Compass Direct, se permitió a un ministro baptista, el reverendo Than Van Truong, volver a su familia el 17 de septiembre, tras haber estado confinado cerca de un año en el hospital mental de Bien Hoa, en la provincia de Dong Nai. Se le diagnosticó que estaba «desilusionado» por creer en Dios.
Truong, antes oficial del ejército, se convirtió al cristianismo y hace algunos años envió biblias a algunos líderes de Vietnam. Su primer arresto tuvo lugar en mayo del 2003, cuando fue detenido sin cargos durante nueve meses. Tras un breve periodo de libertad, fue arrestado de nuevo en junio del 2004, y enviado más tarde al hospital mental.
El 20 de septiembre, AsiaNews informó de otro ejemplo de persecución. El pasado julio, las autoridades del distrito de Son Tinh, en la provincia de Quang Nai, destruyeron los hogares de 10 familias cristianas evangélicas. Se informó de que las familias habían rechazado el negar su fe, tras decirles que el cristianismo es la religión de América y no se permite en Vietnam.
AsiaNews también informó de que el 21 de agosto una multitud en el distrito de Son Ha, incitada por las autoridades, había quemado la casa de Dinh Van Hoang, descrito como un «evangelista», porque no quiso firmar un papel negando su fe cristiana. Esta es la tercera vez que le han quemado la casa en los últimos años.
Acuerdo con Estados Unidos
Miembros de la Comisión Internacional de Libertad Religiosa (USCIRF) de Estados Unidos han expresado su preocupación por la situación en Vietnam. En una nota de prensa el 22 de junio, la comisión pedía al departamento de estado que publicara los detalles del acuerdo sobre religión entre Estados Unidos y Vietnam.
El día anterior, el presidente George Bush anunció que los dos países habían alcanzado un «acuerdo destacado que hará más fácil a la gente seguir libremente su religión en Vietnam». No se hicieron públicos, sin embargo, los detalles del acuerdo.
El 20 de junio, la vicepresidenta del USCIRF, Nina Shea aportó su testimonio ante el subcomité sobre África, Derechos Humanos Mundiales y Operaciones Internacionales del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Haciendo referencia a la situación de Vietnam se quejaba de la falta de respeto a los derechos humanos y a la libertad religiosa en el país.
Durante los últimos 15 años, el gobierno ha permitido lo que ella denominó «zona de tolerancia» para la práctica religiosa aprobada. «Sin embargo», observaba, «al mismo tiempo, ha reprimido de forma activa, y ha considerado como subversiva, la actividad religiosa que no podía controlar o que rechazaba la supervisión del gobierno».
«Los presos religiosos siguen tras los barrotes, las iglesias permanecen cerradas, y las restricciones y hostigamientos sobre todas las diversas comunidades religiosas de Vietnam continúan», decía Shea al comité del congreso.
Declaró que se estima que hay 100 presos religiosos en la cárcel o bajo otras formas de arresto domiciliario por su actividad religiosa. Además, permanecen cerrados cientos de iglesias, centros de culto en hogares, y lugares de encuentro. Y en cuanto a la Iglesia católica, observó que el gobierno continúa imponiendo límites al número de seminaristas, así como controlando los encuentros y la promoción del clero.
Entre quienes dieron su testimonio en las audiencias estaban tres líderes de la iglesia local. El reverendo Tran Mai, el evangelista Truong Tri Hien y el reverendo Pham Dinh Nhan presentaron su testimonio escrito el 20 de junio, según una nota de prensa de Compass Direct al día siguiente.
Hien, un mennonita, describía en un documento de 14 páginas, 77 acciones llevadas a cabo por las autoridades del gobierno contra su denominación desde junio del 2004 y mayo del 2005. Las tácticas incluyeron rupturas de reuniones, hostigamientos a miembros de la iglesia, incitar a los vecinos contra los mennonitas, y ataques en los medios de propiedad estatal.
Los montañeses en el objetivo
Otras víctimas de la persecución del gobierno son los montañeses, un grupo indígena localizado en la región montañosa de las tierras altas centrales de Vietnam. El 13 de mayo, Human Rights Watch, con sede en Nueva York, publicaba un informe en el que se afirmaba que las fuerzas de seguridad continúan maltratando y deteniendo a los cristianos montañeses.
Según el informe, quienes siguen el así llamado cristianismo Dega, una forma no aprobada de cristianismo evangélico, están en grave peligro. El gobierno ha prohibido este grupo, acusándolo de que no es una religión sino un movimiento político separatista.
«Los montañeses que intentan practicar su religión de modo independiente hacen frente a asaltos y viven en el miedo», afirmaba Brad Adams, director de Asia de Human Rights Watch. «La persecución de los montañeses por sus creencias religiosas y sus reclamaciones de sus tierras ancestrales siguen sin disminuir».
El gobierno ha cambiado algunas disposiciones sobre las actividades religiosas a principios de este año, haciéndolas más fáciles a algunas iglesias. Pero Human Rights Watch citaba testigos presenciales que relatan ejemplos en los que las autoridades locales de las regiones altas centrales han utilizado las nuevas regulaciones como pretexto para arrestar a los montañeses.
También, en marzo y en abril, las fuerzas de seguridad en algunas zonas saquearon las casas de las comunidades cristianas. Durante estas operaciones se golpeó a mujeres y a sus hijos. Según lo que Human Rights Watch denominó «increíbles relatos de testigos presenciales», algunos de los arrestados en estos ataques fueron golpeados o torturados durante su detención.
El sufrimiento de otros grupos
Los cristianos Hmong son otro grupo étnico que sufre a manos del gobierno. El 29 de abril el Centro para la Libertad Religiosa de Freedom House denunciaba lo que describía como un «intensificación» de su persecución de las minorías cristianas.
El centro declaraba haber recibido información de fuentes en Vietnam que describía la persecución contra los cristianos Hmong, incluyendo apaleamientos, tortura y amenazas de muerte. Las acciones han obligado a muchos Hmongs a dejar el país en los últimos meses. Los cristianos Hmong, observaba el centro, han sufrido discriminación a manos del gobierno vietnamita durante más de dos décadas.
Los mennonitas son otro grupo de creyentes que han sido un blanco frecuente de represión. Según una nota de prensa del 31 de agosto de la organización International Christian Concern, un importante líder de la Iglesia mennonita fue puesto en libertad el día anterior. El pastor Nguyen Hong Quang fue arrestado en marzo del 2004 y sentenciado en noviembre a tres años de prisión. La nota de prensa acreditó la presión internacional para su temprana liberación.
El 2 de septiembre, otro informe de International Christian Concern comunicaba la súplica de los miembros de la Iglesia mennonita en Vietnam para la puesta en libertad de otro miembro, Pham Ngoc Thach, el último de los seis líderes de la Iglesia que todavía queda en prisión tras los arrestos de marzo de 2004. Para muchos, la verdadera libertad de religión en Vietnam todavía parece una meta lejana.