Por Emilio Grande (h.).- La crisis de representación y el divorcio de la clase dirigencial con la ciudadanía no empezó ahora en la Argentina, sino que lamentablemente viene de décadas. El secreto pasa por saber ¿cuándo tocará fondo? o si ya lo tocó…
La coyuntura actual política-económica es por demás de compleja con algunos ejemplos como disparadores: la inflación incontenible, el dólar que no para de subir, el agujero del déficit fiscal, la pobreza estructural (1 de cada 3 argentinos) entre otros, que termina generando otra crisis (y van…) para recurrir a los «brazos» del FMI.
¿Cuáles son los beneficios que nos traerá este nuevo acuerdo que prevé unos 50.000 millones de dólares? ¿Se destinarán para tapar agujeros del Estado, seguir gastando más que los ingresos o para políticas de Estado?
En este contexto, la falta de diálogo es una constante de la dirigencia en su conjunto, a excepción cuando tocamos fondo como fue la crisis de 2001-2002 y se formó la recordada mesa del diálogo argentino, siendo convocada por la Iglesia Católica, el gobierno nacional y la ONU, que luego se sumaron otros actores políticos y sociales, realizando interesantes propuestas que cayeron en «saco roto».
El actual gobierno nacional tuvo dos momentos para convocar a un gran acuerdo nacional con los principales actores sociales: luego de las elecciones en 2015 y 2017, y no lo hizo, pero ahora con la amenaza de otro paro nacional se avino al diálogo con la CGT para evitar otro costo político. Lamentablemente, actúa según las presiones sectoriales.
El déficit fiscal se observa en el Estado en los tres niveles (nacional, provincial y municipal), con estructuras gigantescas para financiar: funcionarios de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) con sueldos siderales de más de 100.000 hasta más 300.000 pesos mensuales, con ejemplos escandalosos como Zaffaroni ($ 362.000), mientras el salario mínimo es de $ 10.000 (a partir del 1 de julio próximo) y la jubilación más baja es de $ 8.096 (desde el 1 de junio).
En el plano local, el bloque Cambiemos del Concejo presentó un proyecto para congelar los sueldos de intendente, funcionarios, directores autárquicos y concejales, con el objetivo de dar una señal a la ciudadanía. Los ediles están cobrando $ 63.000 de bolsillo, pero a partir de julio está previsto un incremento del 8%. En caso de aprobarse de este proyecto debería ser en el transcurso de este mes y el congelamiento sería hasta el 30 de junio de 2019. «¿Qué destino se le dará a semejante cantidad de dinero del Ejecutivo y Legislativo?», preguntó ayer Lisandro Mársico a este cronista. Puede ser para amortiguar un aumento menor de la tasa (estimado en un 10% para el segundo semestre) o también definir algunas obras demoradas para nuestra ciudad.
Es hora que la dirigencia en general se ponga al servicio del bien común y defina políticas de Estado a largo plazo, no mirando en las próximas elecciones de 2019: educación, salud, infraestructura, generación de trabajo, combatir la inseguridad y la inflación.
«El liderazgo centrado en el servicio es la respuesta a la incertidumbre de un país dañado por los privilegios, por los que utilizan el poder en su provecho, por quienes exigen sacrificios incalculables mientras evaden responsabilidad social y lavan las riquezas que el esfuerzo de todos producen» (Bergoglio: 2010).
Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 11 de junio de 2018.