Por Emilio Grande (h.).- Durante la tradicional fiesta de san Cayetano, el santo del pan y trabajo, en la que los peregrinos concurren para agradecer y pedir por intenciones personales y comunitarias, varios obispos se refirieron en sus homilías a la grave e inédita crisis institucional, política, económica y social que atraviesa nuevamente nuestro país.
La inflación se aceleró en julio hasta el 7,4% respecto de junio y alcanzó el nivel más alto desde 2002 cuando alcanzó el 10,4%. En los últimos 12 meses acumuló un incremento del 71%, el más alto en tres décadas, según informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Además, en los primeros siete meses del año la inflación acumulada llegó al 46,2%.
En este contexto, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, pidió en el santuario de Liniers tener “actitudes solidarias y fraternas que nos permitan reconstruir esta Argentina que nos duele a todos”, advirtiendo sobre “la inflación asfixiante que padecemos y que genera miseria”.
En Rafaela hubo siete misas en la parroquia ubicada en el barrio Amancay, bajo el lema “Con Cayetano salgamos a la escucha de nuestros hermanos”. La ceremonia principal fue durante la tarde con la procesión alrededor de la plaza de la Bandera y luego la misa delante del templo, presidida por el obispo diocesano Luis Fernández.
En la oportunidad, expresó: “qué bueno el corazón humano que no se resigna ante las dificultades de la vida, y va superando el abatimiento del alma y los problemas de cada día cuando se hace inalcanzable llevar el pan de cada día a nuestras familias a causa de la inflación asfixiante que se padece, donde muchos tienen que acudir a comedores o a la ración que da el Estado, así como tantos ancianos que padecen más las enfermedades por la ausencia de sus medicamentos”.
Y agregó: “Pidamos a San Cayetano que nos ayude a generar proyectos comunes, donde todos tengan igualdad de posibilidades, donde desaparezcan los privilegios y en cambio aparezcan las ideas creativas, con prácticas capaces de construir una fraternidad política, para pensar prioritariamente en quienes más están sufriendo esta crisis, con soluciones honestas y realistas, que prescindan del uso clientelar”.
Este santo italiano nació en Vicenza en 1480 en una familia noble y adinerada, estudió abogacía, derechos civil y eclesiástico, pero sintió seguir más de cerca de Jesús, fue ordenado sacerdote en 1516. Murió el 7 de agosto de 1547 en la ciudad de Nápoles.
San Cayetano fue un instrumento que Dios utilizó para evangelizar en el siglo XVI en Europa. Sirvió a los pobres y enfermos de la ciudad, y atendió a los pacientes más repugnantes del hospital de incurables, pero sobre todo se preocupaba por el bien espiritual de los miembros de la congregación: “En el oratorio rendimos a Dios el homenaje de la adoración; en el hospital lo encontramos personalmente”, repitió más de una vez. También fundó un banco para prestar dinero a los trabajadores sin especulaciones.
Se trata de un santo muy arraigado en las costumbres religiosas del pueblo argentino desde hace muchísimos años que convoca a multitudes de todos los niveles sociales para agradecer y pedir al santo italiano por una vida digna para tener siempre en nuestras mesas pan, trabajo y salud.
Su generosidad, su mansedumbre, su humildad, su desinterés, su entrega a los desamparados, su pasión por la renovación de la Iglesia, su amor a la eucaristía, su piedad mariana son notas distintivas de su personalidad.
En una visión, la Virgen María entregó a sus brazos su hijo Jesús niño, una señal que respondía a su empeñosa dedicación al bien integral de la vida de los niños más pobres y abandonados.
Debemos vivir la fe en un plano solidario con los que más sufren y padecen privaciones a nuestro alrededor, para no ser indiferentes como los políticos y el sistema económico que privilegia sus intereses sectoriales por encima del bien común de la sociedad.
San Cayetano fue un servidor de Dios y es un buen ejemplo del amor desinteresado por los más sufrientes. ¿Somos capaces de imitarlo o pensamos en nuestra quintita?
¿Los gobernantes de turno en los 3 niveles (nacional, provincial y municipal) le dan cabida a todos los ciudadanos con el objetivo puesto en el bien común o priman los intereses particulares y sectoriales en detrimento de las mayorías en base al clientelismo político?
A pesar los problemas mundanos y temporales, anida en el corazón de la gente una mirada de fe y esperanza sobre la vida en plenitud, esa que solamente Dios es capaz de brindar, obrando en medio de las dificultades y los problemas…