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La amenaza a los niños de la pornografía

Un nuevo informe exige actuaciones.Por el padre John Flynn (Roma)

ROMA, domingo, 25 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- Proteger a los niños de la explotación sexual es una prioridad hoy para muchos gobiernos y organismos privados. A pesar de esto, un reciente informe denuncia que no se está haciendo lo suficiente para tratar con esta amenaza a los niños planteada por los peligros de la pornografía de los adultos.
«Morality in Media», un organización sin ánimo de lucro con sede en Nueva York, publicaba un estudio en septiembre titulado: «How Adult Pornography Contributes To Sexual Exploitation of Children» (Cómo contribuye la pornografía adulta a la explotación sexual de niños).

Sostiene que los organismos de los gobiernos y las organizaciones privadas están ignorando las consecuencias de lo que califican de «explosión» de la pornografía adulta en internet y en otros lugares.

La pornografía adulta es una amenaza para los niños de diversas formas, sostiene el informe:

— Los delincuentes utilizan pornografía adulta para preparar a sus víctimas.

— Para muchos delincuentes hay una progresión desde ver pornografía adulta hasta ver pornografía infantil.

— Los hombres actúan con las niñas prostitutas como ven en la pornografía adulta, y los chulos usan pornografía adulta para instruir a las niñas prostitutas.

— Los niños imitan con otros niños el comportamiento que ven en la pornografía adulta.

— La adicción a la pornografía de adultos destruye matrimonios, y los hijos en los hogares con un solo progenitor corren más riesgo de sufrir explotación sexual.

Preparación

El autor del informe, Robert Peters, presidente de «Morality in Media», explica que hace un par de décadas, en su investigación sobre casos judiciales, se topó con múltiples ejemplos de situaciones que implican explotación sexual de niños en los que el acusado adulto había mostrado o dado pornografía de adultos a la víctima menor como parte del proceso de preparación.

Muchos debates se han centrado en el tema de si la pornografía de adultos causa crímenes sexuales, observa. Aunque este asunto de la causa directa todavía está un cuestión de disputa, Peters comenta que, según su experiencia, la utilización de pornografía de adultos por parte de depredadores para despertar y desensibilizar a sus víctimas menores es de verdad una forma en la que la pornografía de adultos contribuye a hacer daño.

Esto es más que una simple opinión personal. Uno de los apéndices del informe contiene más de 100 páginas de recortes de noticias y casos judiciales que hacen referencia a cómo los delincuentes mostraron o dieron pornografía a un niño o le forzaron a mirarla.

El informe continúa explicando que las personas que son adictas a la pornografía requieren clases más explícitas y anómalas de material sexual conforme avanza el tiempo, de forma parecida a quienes sufren de adicción a las drogas. Así, con el tiempo hay una necesidad creciente de más estimulación para lograr el mismo efecto inicial.

Peters también observa que hay una tendencia cada vez mayor a reproducir sexualmente los comportamientos vistos en la pornografía. De esta forma, los consumidores de pornografía no son meros consumidores pasivos, sino que tienden a llevar a la práctica los comportamientos que ven.

Amenaza de los medios

Y en cuanto a los niños, el informe explica que si un niño entrara en una librería adulta se le pediría que saliera, puesto que va contra la ley vender pornografía a los niños en el mundo real.

Por el contrario, si ese mismo niño está a punto de dar entrar en la mayoría de las páginas webs comerciales que distribuyen pornografía adulta, es posible que vea pornografía adulta gratuitamente, y sin restricciones. Supuestamente, cuando se trata de internet, los tribunales piensan que la utilización por parte de los padres de filtros es una solución adecuada al problema, comenta agriamente el informe.

Los padres tienen el papel primario a la hora de proteger a los niños del contenido dañino de internet, admite Peters. No obstante, la mayoría de los niños pueden tener acceso a internet fuera de casa o por medio de dispositivos móviles. Todo lo que se necesita es que un niño en un grupo de amigos tenga acceso sin restricciones a internet para que todos tengan acceso, precisa el informe.

Peters también afirmaba que en sus muchos años de experiencia un número significativo de depredadores utiliza la pornografía no sólo para despertar e instruir a sus víctimas, sino también para excitarse a sí mismos.

Una de las conclusiones del informe es la petición de que las iglesias y otras instituciones religiosas hagan más frente al problema de la pornografía de adultos. La pornografía es un problema no sólo para muchos que no asisten a los servicios religiosos, sino también aquellos todas las edades que asisten, sostiene.

También, los medios de información y de entretenimiento podrían ayudar a presentar la producción y el consumo de pornografía adulta como un problema real, en vez de una cuestión sin ninguna significación moral o social.

Vida familiar

La observación del informe de que la pornografía daña la vida familiar y hiere a los niños no es ni mucho menos una opinión aislada. Desde Australia, el Sydney Morning Herald, en un artículo publicado el 5 de marzo, hablaba del escenario de un marido adicto al porno. El «catastrófico desbarajuste emocional que sufre» por esta adicción es un hecho depresivamente común.

El año pasado el teléfono de asesoría Mensline Australia tuvo un incremento del 34% en llamadas de hombres que sentían que la pornografía era un problema en su relación, comentaba el artículo.

La posibilidad de acceder a la pornografía a través de ordenadores y teléfonos ha quitado, por así decirlo, la barrera de entras, es decir, la vergüenza de visitar un sex shop para comprar una revista o un vídeo.

El artículo observaba que también es un problema grave para las mujeres. «Hay una buena proporción de mujeres que ve el uso del porno por su pareja como una infidelidad», afirmaba el sociólogo Michael Flood. «Incluso cuando él es honesto sobre ello, algunas mujeres consideran el uso del porno como una clase de adulterio».

El nexo entre la multimillonaria industria del porno y el apetito sexual se ha convertido en algo como la relación entre las raciones extra grandes y la obesidad, sostenía la feminista Naomi Wolf en un artículo publicado el 4 de abril en el periódico Times.

«La ubicuidad de las imágenes sexuales no liberan el poder de Eros, sino que lo diluyen», añadía.

Un artículo publicado en periódico canadiense Ottawa Citizen el 29 de mayo aportaba más evidencias sobre las implicaciones de esto para los niños. Richard Poulin, profesor de sociología en la Universidad de Ottawa, participó en una conferencia en Montreal titulada: «Jóvenes, medios y sexualización».

Observaba que las agresiones sexuales son cometidas ahora por agresores jóvenes. Además, una encuesta llevada a cabo entre estudiantes de la Universidad de Ottawa puso de manifiesto que la media de edad en la que vieron por primera vez pornografía era de 13 años. Entre aquellos cuyos padres tenían pornografía en casa, la edad era menor, entre los 10 y los 11 años.

Poulin también citaba una encuesta que mostraba que uno de cada cinco hombres entre 22 y 23 años admitía sentirse atraído por niñas de 13 años. «Esta no es una tendencia trivial», indicaba.

Ambiente sano

Benedicto XVI abordaba el tema de la pornografía en su discurso del 16 de abril a los obispos norteamericanos durante su visita a Estados Unidos el año pasado.

«Los niños tienen derecho a crecer con una sana comprensión de la sexualidad y de su justo papel en las relaciones humanas», recomendaba. «A ellos se les debería evitar las manifestaciones degradantes y la vulgar manipulación de la sexualidad hoy tan preponderante».

Los niños tienen el derecho a ser educados en los auténticos valores morales basados en la dignidad de la persona humana, continuaba el pontífice.

«¿Qué significa hablar de la protección de los niños cuando en tantas casas se puede ver hoy la pornografía y la violencia a través de los medios de comunicación ampliamente disponibles?», preguntaba.

Al tratar este problema el Papa hablaba de la necesidad urgente de determinar los valores que guían a la sociedad de hoy. Si de verdad queremos cuidar a los jóvenes, todos reconoceremos nuestra responsabilidad de promoveré y vivir los valores morales auténticos, que permitan prosperar a todos, concluía.

Un oportuno recuerdo del peligro de cerrar los ojos ante un problema que se ignora con demasiada frecuencia.

Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado

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