Por Jorge Lanata.- Alberto Fernandez quedó en jaque. El Rey, que mueve en todas las direcciones pero de a un solo casillero, está arrinconado como nunca antes. El nuevo ciclo del Gobierno nació luego de una presión bestial de Cristina y del peronismo.
En medio del remolino, ni la AFIP ni el Banco Central fueron para Massa. La recaudación se la aseguró Cristina a través de Carlos Castagneto que ya era funcionario del organismo, pero sobre todo fiel compañero de la Hermana Alicia, tanto en el Ministerio de Desarrollo Social como en Kolina. Y por ahora, Miguel Pesce sigue en el Central.
Lo que quedó de la tormenta del jueves fueron algunas bajas, heridos y sobrevivientes degradados o expulsados. El portazo de Martín Guzmán dejo sin reacción a Alberto, que creyó que con Silvina Batakis podía contener la crisis: en un mes el dólar blue subió casi 100 pesos. Recién el miércoles el BCRA anunció una medida cambiaria que no satisfizo a nadie. El plan “vamos viendo” de Alberto estaba terminado; Cristina le dio entonces luz verde a Massa: “Jugá vos“, dicen que le dijo.
Y así comenzó el “operativo clamor” del jueves, con Malena Massa twiteando un viejo spot de campaña de su marido: “Todo vuelve”, decía.
Sergio Massa, tras su nombramiento como superministro de Economía, Producción y Agricultura junto a su esposa, Malena Galmarini.
Un cardumen de pirañas hubiera sido más benevolente: La Cámpora, el kirchnerismo, los intendentes y finalmente los gobernadores presionaron al Presidente por distintas vías. Una “improvisada” cumbre de gobernadores en la Rosada fue el golpe final: le reclamaron reacción y Alberto finalmente cedió. Los gobernadores pidieron en el reparto la Jefatura de Gabinete: por Manzur (que tiene el respaldo de algunos) o porque aún puede llegar Coqui Capitanich, del riñón de Cristina.
“Le estamos imponiendo un cambio a patadas en el culo”, le dijo a este diario un funcionario K de la provincia de Buenos Aires.
“Hay que detener la corrida cambiaria primero y encaminar la gestión después -sostuvo ante Clarín un gobernador- Quedamos en conformar un grupo de asesoramiento sobre temas económicos y de las provincias. Este año va a ser duro, hay que bajar el gasto. Es así”.
“Dios los guarde”, termina la breve carta de renuncia de Gustavo Beliz, que había vuelto a la función pública luego de su traumática salida del gobierno de Nestor, peleándose con Stiuso. Era uno de los más cercanos al Presidente y, para La Cámpora, ”Lopecito” (por López Rega, mano derecha de Perón) fue quien llegó a recomendarle a Alberto que rompiera de una vez con Cristina.
“Me hinché las pelotas” -dicen que dijo, consultado por su renuncia a la Secretaría de Asuntos Estratégicos.
La apuesta de Massa
Massa hizo la apuesta más seria de toda su vida política: tiene cincuenta años y mucho tiempo, pero esta apuesta será final. “Plata o mierda”, es su plataforma para la presidencia en el 2023 o su salida de la vida pública. Según el último informe de Giacobbe, al 9 de julio tenía un 9,1% de imagen positiva,18,7% de regular y 68,1% de imagen negativa. Su ruleta rusa tiene dos balas.
“Solo lo invitan a pagar los costos de medidas que nadie quiso o pudo tomar -dijo un hombre del entorno del nuevo ministro estrella–. Y ahora le dicen que entre a jugar: faltando cinco minutos, perdiendo cinco a cero y con tres expulsados. Para mí es una locura suicida”.
Algunos K resisten a Massa pero se allanan frente al apoyo de Cristina; Massa tiene agenda y vínculos y sirve su relación con el establishment y con Estados Unidos.
“Yo no pienso parecido a Cristina, pero ella me pidió que le hable mucho a Alberto, porque en lo que sí estamos de acuerdo es en que el poder se ejerce y que Alberto no lo entiende”, le dijo a este diario un importante dirigente sindical cercano a Alberto.
Durante el vendaval, Cristina quiso unir todas las áreas del Gobierno vinculadas al manejo de dólares: Turismo, Economía, Energía, Producción y Agricultura. No pudo lograrlo.?
Lo que no consiguió (por ahora)?
Después de la renuncia de Guzmán pasó bajo el radar un pie que puso Massa en el Ministerio de Economía. La ahora maltrecha Silvina Batakis no conseguía un secretario de Finanzas. Massa ocupó el lugar con un hombre propio: Eduardo Setti, del equipo técnico del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSeS. En el mismo momento otro economista de Massa, Pablo Carreras Mayer, fue designado como representante del Ministerio de Economía en el Banco Central. Massa quería a Rodríguez Mayer controlando la mesa de dinero del BCRA, pero Miguel Pesce pudo bloquear su jugada. Lisandro Cleri -también del Fondo de Garantía- era el hombre de Massa para reemplazar a Pesce, pero no llegó imponerlo, del mismo modo que no logró que Guillermo Michel -de la Aduana- llegara a la AFIP.
Miguel Ángel Pesce resiste al frente del Banco Central.
Uno de los escenarios analizados por Massa es el desdoblamiento cambiario; se necesita un permiso especial del FMI para implementarlo, pero confían en que podrán conseguirlo para descomprimir la situación de las reservas y la multitud de tipos de cambio.
Sueñan con tener un dólar barato para quienes requieran importaciones estratégicas, y un dólar caro para el turismo, el consumo en el exterior y los bienes suntuarios y no tan suntuarios. El desdoblamiento sería temporal y una forma de liberar el cepo hasta poder reunificar el tipo de cambio.
Según el economista Gabriel Caamaño en lo que queda del mandato de Alberto Fernández la deuda en pesos suma 4,6 billones y 210 mil millones de dólares. Las reservas netas en el Banco Central son US$ 2.800 millones. La balanza comercial de la Argentina es negativa en US$ 18.000 millones; sin los dólares del campo la economía no puede funcionar. La inflación anual ya está en la zona del 90% y desde que se firmó el acuerdo con el Fondo el gasto público subió 19% real y los ingresos 8%. Esos son los números que, después de la tormenta, hereda Massa.
Fuente: https://www.clarin.com/