Hay quienes aseguran que los argentinos estamos acostumbrados a las crisis en todas sus variantes, especialmente las económicas. Frente a éstas, con esfuerzo, talento y ganas afrontamos la realidad y creamos oportunidades de progreso.
Un rasgo característico de los argentinos es que somos emprendedores, (somos el décimo país más emprendedor en el mundo), lo que implica que asumimos riesgos y desafíos aprovechando las capacidades que tenemos. Pero hay algo más que se requiere: ser creativos. Buscar esa media vuelta de tuerca al asunto.
La creatividad e innovación son claves para diferenciarse, posicionarse y así ganar mercados o bien crearlos. Esto es aplicable a todas las industrias.
Pero hay una industria en especial que en su esencia ya es creativa, que supo sacar provecho de la situación imperante en plena crisis 2001/02: las industrias culturales o bien conocidas como industrias creativas (cine, música, televisión, literatura, publicidad, diseño, teatro, software).
El impulso que éstas tomaron a partir de los propios emprendedores, el crecimiento constante, el atractivo que generaban y el fomento por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, hicieron que UNESCO en 2005 nombrara a nuestra ciudad capital como Ciudad del Diseño. Una etiqueta que sentaba bien y era menester sacarle provecho.
Los productos creativos entrañan una forma de ser y de hacer, reflejan la cultura del pueblo que los produce como su propia diversidad.
La presencia de estos productos en otros países es una forma de demostrar las habilidades de quienes lo producen, afianzar los vínculos comerciales y convertirse en un atractivo para los extranjeros tanto en su calidad de inversores como turistas. En un mundo globalizado como el actual son cada vez más las empresas que se interesan en internacionalizarse y es también de capital importancia para el estado nacional, sus provincias y municipios. Y que mejor que ellos ayudando a cumplir tal objetivo.
Se genera así articulación público/privado. Es el estado quien concibe la importancia y ayuda a las empresas en su desarrollo y afianzamiento y éstas se convierten en un nuevo motor de la economía doméstica.
El desarrollo de estas industrias implica también mayor inclusión y cohesión social a partir del trabajo que generan con la participación de diferentes sectores sociales. “El diseño con impacto social” es un movimiento a nivel global que genera cada vez mas adeptos. Se trata de un manejo efectivo del diseño y desarrollo de nuevas y novedosas tecnologías que permitan una mejora en la calidad de vida de las personas y un medio ambiente sustentable.
Las industrias creativas deben de ser plasmadas en políticas públicas con perfil comercial, ayudando a las ya existentes y contribuyendo a la formación de otras nuevas, generando así más empleo. No solo se favorece el comercio interno sino también es una posibilidad para aumentar la oferta exportable argentina. Deben de se consideradas como una estrategia de desarrollo. Esto va de la mano con el concepto de Economía Creativa que Edna Dos Santos de UNCTAD esboza como “un concepto en evolución, basado en la potencialidad de bienes creativos para generar crecimiento económico y desarrollo”.
El caso de la ciudad de Buenos Aires es un claro ejemplo de cómo supieron ver las bondades de estas industrias y como apostaron a ellas.
La Dirección de Industrias Creativas y Comercio Exterior se encarga de promover las industrias de la Ciudad y su internacionalización. Cuenta también con un observatorio que se ocupa de obtener, elaborar y difundir información que faciliten el desarrollo de las mismas, su internacionalización y la toma de decisiones públicas. Todo se genera en base a un trabajo interdisciplinario que supone la participación de diversos profesionales que trabajan en equipo.
El Centro Metropolitano de Diseño es otra institución pública que a través del diseño, su gestión y la innovación buscan aumentar la competitividad de los actores como su presencia en los mercados.
La capacitación es un eje central de estas instituciones para lograr los objetivos planteados.
Existen hoy investigaciones y datos que reportan sobre la importancia de estas industrias y el impacto económico y social que generan. Material de apoyo para quienes son los encargados de elaborar políticas públicas. Una estrategia de desarrollo basada en industrias creativas se presenta como una oportunidad para contribuir en la transición hacia una sociedad más próspera.
Alejandro Boffelli
Lic. en Relaciones Internacionales.
Miembro de la Cámara de Especialistas de Ciencia Política y Relaciones Internacionales (CeCPRI) del CCIRR