El gobierno nacional no deja de sorprender con la medida tomada para suspender las exportaciones de carne por 180 días, que atenta a la economía, desalienta a los ganaderos y frigoríficos, como también es una mala señal para el mercado mundial.
Pero es la misma Argentina que reclama a otros países por los subsidios a los productos agropecuarios que dificultan sus exportaciones. La ministra de Economía Felisa Miceli es una títere de Kirchner porque durante la realización de Feriagro había desmentido la misma noticia que algunas horas después anunció: la prohibición para exportar carne.
Esta prohibición compromete el futuro de la economía argentina, ya que atentará la mano de obra de los frigoríficos, algunos estiman a 10.000 trabajadores. El argumento que se debatió en la Organización Mundial de Comercio fue que los países que reclaman contra los subsidios agropecuarios son poco confiables en la continuidad de sus exportaciones. Imaginemos, por ejemplo, a países europeos que compran carne argentina y ahora deben salir a buscar otros mercados. ¿Tomaría Francia similar decisión política de prohibir la exportación de champagne?
Al respecto, Rubén Ferrero -secretario de CRA- opinó que “con esta medida estamos cerrando los mercados internacionales, queda solamente la cuota Hilton, sabiendo lo difícil que resulta ganar y mantener mercados. En este momento se estaban haciendo gestiones en Europa para abrir nuevos mercados, para reemplazar lo que se está perdiendo con Brasil por la fiebre aftosa”.
En este contexto, sobrevuela el fantasma de la inflación. El aumento del precio de la carne en los mercados internacionales está empujado por la gripe aviaria y por una mayor demanda de carne roja. En los últimos días el precio del kilo en pie subió en el mercado de Liniers, bajó y volvió a subir, propio de la oferta y la demanda, pero el Gobierno tiene en estudio su intervención.
A decir verdad, desde hace años -no solamente en este Gobierno- no hay una política de Estado para el campo, siempre abandonado y al que cada vez más se le mete la mano con impuestos: suspensión de los reintegros, retenciones a la carne, la leche y los granos. En el caso específico de la carne, falta un plan ganadero nacional que fije las políticas con reglas claras. Hoy hay 20 millones menos de cabezas que hace 20 años con menos población. Hace tiempo que los tamberos se están volcando a la producción de soja porque es más rentable y, seguramente, se sumarán los ganaderos.
¿Los funcionarios conocen el ciclo ganadero y cuánto tiempo lleva para concretarlo? Se trata de unos 5 años: 36 meses para que la vaca sea madre, 13 a 15 meses para que la cría pese 280 kilos y otros 12 meses para que el novillo alcance entre 480 a 500 kg para llevarlo al remate. Por esta situación, la Sociedad Rural de Rafaela se encuentra “en estado de alerta permanente”.
Emilio Grande (h.)