Miami (EE.UU), 20 Jul. 06 (AICA).- El sacerdote reveló, además, un correo electrónico que recibió de un colaborador de esa organización en Beirut, que describe la situación en la capital libanesa como “muy oscura, con bombardeos continuos y nos han dicho que lo peor esta todavía por venir”.
“Ponemos nuestra confianza en el Señor y continuamos orando por nuestra tierra devastada y por nuestra protección”, contó Robert Caracache al religioso.
Caracache, quien dirige un centro de ayuda a personas con dificultades familiares, relató que pudo contactarse con monseñor Georges Bakouni, obispo de Tiro, quien le dijo que “está bien y que abrió las puertas del obispado a la ola de refugiados que comenzaron a llegar pero que le hacen falta más lugares y alimentos para todas esas personas”.
Tras describir que él y su familia están viviendo “en una sección cristiana que es relativamente segura, al menos por ahora, pero continuamos oyendo el ruido de las bombas y de los aviones por encima de nuestras cabezas”, advirtió que “no sé cuánto tiempo permaneceremos en contacto con el mundo exterior, por teléfono y por correo electrónico”.
“Hay muchas regiones del Líbano que ya no tienen electricidad, teléfono, gasolina y ni siquiera agua y otros suministros. Por favor continúen orando por nosotros”, clamó.