“Hoy la Argentina tiene una gran oportunidad y en especial su industria”

Expresó Daniel Herrero, titular de Excelencia y ex presidente de Toyota Argentina, durante la jornada en el CCIRR. El economista Enrique Szewach opinó que “Milei heredó un desastre macroeconómico y aplicó un plan de emergencia; ahora hay que empalmarlo con un programa un poco más consistente”.

Por Emilio Grande (h.).- Este martes se desarrolló la jornada “compartiendo excelencia”, una iniciativa de Excelencia y el CCIRR (Centro Comercial e Industrial de Rafaela y la Región), que contó con el auspicio de Grupo Omint, ETMA y VMC Refrigeración, y el apoyo de la Municipalidad de Rafaela, en el SUM del CCIRR colmado de socios de la entidad y visitantes.

El objetivo de la propuesta fue analizar la innovación y la competitividad a partir de modelos de gestión aplicada. Hubo disertaciones de primer nivel de la mano de Enrique Szewach, economista, periodista y ex director del Banco Central de la República Argentina; Jorge Marchesi, especialista en mejora continua y director de Lean Key; Andrés Ciambotti, director ejecutivo de Stockzero; y Daniel Herrero, presidente de Excelencia. También se desarrolló un panel con Marcelo Modenesi, presidente de VMC Refrigeración de Rafaela; y Germán Giletta, gerente de Manufactura de Macoser.

También hubo palabras de bienvenida a cargo de Jorge Ferreiro, director ejecutivo de Excelencia, e Iván Acosta, director general del CCIRR. El moderador de los paneles fue Daniel Alonso (periodista del diario La Voz del Interior de Córdoba).

Al final, el intendente Leonardo Viotti agradeció a los organizadores y puso en valor la articulación público-privada de la ciudad. “El Estado debe repensarse y generar herramientas para acompañar el desarrollo del sector privado. Rafaela contiene un ecosistema productivo, educativo y científico-tecnológico que nos diferencia. El gran desafío es conservarlo”.

Durante el encuentro, Herrero destacó ante los periodistas que “hoy la Argentina tiene una gran oportunidad y en especial todo lo que sea su industria. Como cada vez nos enfrentamos a cambios muy violentos y rápidos, tenemos que estar preparados para innovar en todos los aspectos de nuestra vida. Obviamente, en nuestras empresas desarrollarnos y entender que la única manera de ser competitivos es todos los días buscar esa mejora continua que nos permita hacer las cosas un poco mejor. Charlar las experiencias que tenemos, lo que hacemos desde el espacio Excelencia y transmitir esos conocimientos para que todos se animen a hacer ese proceso que a veces no es fácil, pero tenemos que entender que es la única salida al crecimiento y a ser competitivos”.

Y agregó: “estamos viviendo un mundo de fronteras abiertas donde vemos que la geopolítica va cambiando y que Latinoamérica tiene una oportunidad; hay que aprovecharla y trabajar muy fuerte. La deuda pendiente que tiene la Argentina es la productividad de sus empresas y a esto apunta el hecho de innovar, desarrollarse y aplicar la mejora continua, que nos lleve a poder ser competitivos y salir a exportar”.

Este cronista le preguntó sobre su experiencia como presidente de Toyota Argentina (se retiró en julio de este año, luego de una trayectoria de 25 años en la automotriz japonesa): “muy feliz, cuando entré éramos 500 personas para hacer 10.000 camionetas y me fui siendo 8.500 personas para hacer 180.000. Es un ejemplo claro de que la Argentina puede crecer; pero uno se tiene que acostar todas las noches con un sueño y a la mañana siguiente levantarse temprano a trabajar para cumplirlo”.

Mirada de un economista

Luego de la disertación “El ajuste macroeconómico del 2024”, Szewach explicó a los periodistas que “veníamos de un gran desajuste, el gobierno de Milei heredó un desastre macroeconómico y aplicó un plan de emergencia; primero sincerar el tipo de cambio fue lo que pasó en diciembre que generó un salto en la tasa de inflación, que es sincerar precios que debieron subir antes, y a partir de ahí un plan de estabilización, que es básicamente superávit fiscal, una política monetaria que hasta abril-mayo fue muy contractiva con licuación de salarios y jubilaciones, y una devaluación del peso prefijada del 2% mensual, que logró bajar la tasa de inflación a este 3-4% mensual que tenemos ahora. Ese fue el plan de emergencia y ahora hay que empalmarlo con un programa un poco más consistente”.

“La recesión -continuó- duró entre mayo, junio y julio; las jubilaciones, los salarios formales y el sector público dejaron de licuarse; reapareció un poco el crédito y la economía se empezó a recuperar no a la velocidad que predijo el Presidente con una metáfora escatológica, pero sube lentamente. Los sectores de alimentos y bebidas están con menos recuperación, los que dependen del crédito durables han empezó a subir; los de la construcción, pintura y pequeñas obras reaparecieron; la exportación pierde competitividad porque el tipo de cambio se atrasa, afuera los precios no subieron y el Real (la moneda brasileña) se depreció”.

Sobre las reformas que no se hicieron en la Argentina, el economista puso como ejemplo “la reforma impositiva porque no podemos seguir teniendo ingresos brutos, impuestos al cheque, retenciones, que suben el costo argentino; hay que cambiar las relaciones laborales porque no es lo mismo una pyme negociando salarios que una gran empresa, no es lo mismo una empresa de Rafaela, de Jujuy o del AMBA; todo eso lleva tiempo y en el medio tenés que convivir con una Argentina cara a menos que modifique la política cambiaria y creo a fin de año el Gobierno llevará a unificar el tipo de cambio con un valor un poco más alto que el actual”.

Frente a la realidad de la pobreza del 55% y la situación de los salarios deprimidos, se lo consultó cómo será el mediano plazo, respondiendo que “el principal problema de la pobreza es el crecimiento, la economía argentina está estancada desde el 2011 y no hay creación de empleo; el último Gobierno usó la inflación como mecanismo para financiar el gasto y la inflación es un impuesto a los pobres, cuando se estabiliza estás un poco mejor, de hecho en los últimos meses la más baja fue la de alimentos; el Gobierno aumentó la AUH (Asignación Universal por Hijo) y los salarios familiares. Argentina tiene una pobreza estructural del 25-30% que quebrarla va a llevar tiempo porque requiere que la economía crezca, capacitar a la gente; el sector de pobreza entre el 25 y 50% hay que bajarlo rápido si se persiste con la baja de inflación y se mantienen los programas sociales bien administrados”.

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