Por Alicia Riberi.- Haré referencia a la Biblia, más específicamente el Génesis del Antiguo Testamento (2, 24)…por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne…Dios crea al hombre y después crea a la mujer para que estén juntos, pero los dejó librado al libre albedrío.
Como vemos en el principio de la creación el hombre y la mujer ya se dejaron vencer por la tentación y desobedecieron lo único que les fue prohibido. Si bien hubo tiempos en que la mujer no tenía tantos derechos como el hombre y sufrió por eso, Jesús siempre reivindicó el rol de la mujer, como por ejemplo el encuentro con la samaritana:… una mujer samaritana fue a sacar agua y Jesús le dijo: Dame de beber…La samaritana le respondió: ¡Cómo! Tú que eres judío me pides de beber a mí, que soy samaritana?….Jesús le contestó: si conocieras el don de Dios y quién el que te dice: “Dame de beber”, tú misma se lo hubieras pedido y Él te habría dado agua viva…la mujer dijo: Señor dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir a este pozo a sacarla…
Jesús se relaciona con una mujer samaritana con todo lo que esto significaba en ese tiempo. Pasó el tiempo y la mujer pudo ocupar lugares importantes en distintas profesiones, en la política y no solo en el hogar. Pero pasó el tiempo y la rivalidad incomprensiblemente se hizo feroz. Debo aclarar que en mi profesión tuve la satisfacción de llegar al máximo escalón de la docencia, sin haber tenido dificultades con todos los hombres que he trabajado, ni he discriminado a personas de otra ideología sexual, es más tengo amigos a los que aprecio.
Aunque mi mente intenta encontrar la explicación al quiebre entre el hombre y la mujer, no logro una explicación racional.
La familia se constituye de dos personas que se aman, deciden tener hijos y construir un hogar y de pronto es como si ser familia fuera una mala palabra, todo lo que hace el hombre está mal y viceversa y se desatan batallas campales en donde se pierde la razón, cuando tantos matrimonios que han fracasado se han separado pacíficamente, siguen manteniendo un sana relación. Me pregunto ¿el odio es el que ha generado tanto mal en esta sociedad que perdió el rumbo?
Recuperemos el rumbo por favor, soy mujer y no odio al hombre aunque alguno me haya hecho sufrir, basta de mentiras, de fábulas, de negligencias y descubramos que la sociedad en general no está de acuerdo con estos extremismos, es más los detesta y se va a manifestar poco a poco porque todos tienen hijos, sobrinos, maridos, hermanos y todos están expuestos. Adónde se ha visto que a tantos hombres se los acuse de violentos o violadores…que los hay, los hay, como hay mujeres, violentas o depravadas…pero eso no es motivo para generalizar ni de un lado ni de otro.
No pongamos en riesgo a la familia, que es la institución que puede mantener el orden en una sociedad que desea superarse y crecer. Paremos con esta locura, solo nos lleva a la debacle social.
Por favor, señores políticos, frenen los excesos, la degradación del hombre y a los señores fiscales investiguen de verdad, indaguen y ayuden a construir un sociedad más justa y a los señores jueces analicen las causas no permitan la ideologización de la justicia, eso no es sano. Yo les pregunto: tienen hijos, sobrinos, nietos, es que no advierten el peligro de lo que sucede.
Personalmente siento que se está tensando mucho de la soga y los hombres y mujeres no nacimos para ser enemigos sino complemento. La sociedad llegó el momento que necesita equilibrio, cordura, seriedad, equidad, sensatez…todo eso no se está viendo.
El tiempo me dará la razón…todo cae por su propio peso. Dios creó un mundo por amor y para el amor, para construir y no destruir, para mejorar y no para empeorar y autodestruirnos.
Estamos a tiempo…el hombre y la mujer no son, ni deben ser enemigos, sino complemento.