Por Emilio Grande (h.).- Este martes el obispo Pedro Torres visitó el Concejo Municipal para dialogar acerca de su primer año y medio de labor pastoral en la diócesis de Rafaela (abarca los departamentos Castellanos, San Cristóbal y 9 de Julio) y la realidad social que está atravesando nuestra ciudad y la región.
La apertura estuvo a cargo del presidente del cuerpo Lisandro Mársico, quien agradeció este espacio para “un diálogo en profundidad con el Obispo, que tiene una imagen de un hombre campechano, con mucha llegada, empático a la comunidad en una extensa geografía diocesana. Queremos saber qué piensa de la ciudad y del Concejo, y qué nos deja cómo enseñanza”.
“Encontré en Rafaela espacios de diálogo, entre ellos la que propicia la Comisión de Desarrollo Humano Integral con los candidatos en 2023. El Papa insiste mucho en el diálogo, recomendando dejar que la mirada del otro complete mi mirada global. El Concejo debe ser oído de todas las voces, buscando soluciones para los vecinos”, destacó el titular de la Diócesis, en cuyo territorio hay 10 municipios y 80 comunas, colonias, 36 parroquias y 120 capillas (en la ciudad de Rafaela 8 parroquias y 30 capillas), con una extensión desde San Vicente hasta Gato Colorado. Lleva 40 años de cura, fue párroco en varios lugares y obispo auxiliar de Córdoba. “Trabajo por la paz y soy presidente de la Comisión Episcopal del diálogo con el judaísmo, el islamismo y otras religiones”, recordó.
Y agregó: “Vine a sumarme a la Diócesis que viene caminando con una cultura piemontesa en esta zona, pero en Moisés Ville y en el norte hay otras culturas. Conocía a Rafaela desde 1978 por amistad con Luis Cecchi (actual párroco de Fátima de nuestra ciudad), encontrando gratas sorpresas porque en aquella época los jóvenes se iban y hoy Rafaela recibe mucha gente del interior que viene a estudiar en las universidades y me alegró el cuidado de la juventud. Están las experiencias de soledad, que observé en varios lugares, entre ellos en Monte Oscuridad (departamento San Cristóbal) porque se fueron por trabajo; las adicciones que me impactaron con situaciones de dolor. Hay que crear una red de contención a quienes consumen entre todos porque faltan políticas de salud mental”.
Sobre la ciudad de Rafaela dijo que “hay cultura del trabajo, pero llega gente que se queda en la periferia de la ciudad; hay gran cantidad de autos y manejan mal, por ejemplo, las motos van por las veredas. Hay diversidad de comunidades en los barrios Zazpe, 2 de Abril, donde se rompieron las redes de contención”.
En otra parte, “redescubramos el bautismo, el papa Juan Pablo II había dicho que la nueva evangelización debía estar a cargo de los bautizados; todos tenemos que ser parte de la misión al ser hijos de Dios. Ahora con el Sínodo de la sinodalidad, que es caminar juntos, se observa que faltan nuevos modos de liderazgos en un cambio de época. Vivimos la cultura digital y los jóvenes hablan otro lenguaje. Tenemos que escucharnos; el objetivo diocesano de este año es escuchar sin juzgar y aprender del otro”.
Más adelante, mencionó que “Francisco, en su carta Fratelli Tutti (entregó ejemplares de regalo y también de Laudato Si a los concejales, y estampitas de la Sagrada Familia), no solo habla de ser socios sino hermanos, que no es suficiente con la ley, sino buscar los medios para llegar a ese fin. En Susana, Pullaro habló de la libertad desde 1984, la igualdad que no alcanza para comer y falta la fraternidad como se postuló en Francia (1789). En el libro del Génesis se entra en la violencia cuando Caín mató a Abel; cuando no hay diálogo hay soluciones indignas. Somos hijos de un mismo Padre con una diversidad para integrar y respetar porque los tiempos del otro son distintos. Tenemos que pasar de habitantes a ciudadanos como sostuvo el Episcopado en 2010. Además del trabajo, educación, seguridad, agrego el cuidado de la casa común. Hay que consensuar y decidir en el diálogo, teniendo en cuenta los principios subsidiariedad, solidaridad y bien común, que deben animar todo servicio”.
En otro momento de la exposición, Torres propuso “trabajar juntos con otros municipios, por ejemplo, pensar en el mal estado de las rutas porque los camiones dejan huellas. En Rafaela se ganó con la variante, pero hay que tener una mirada más amplia, como insiste el Papa de ser parte de algo más grande. En medio de los conflictos, hay que cultivar la fraternidad, no competir sino compartir, querernos en las diversas opciones religiosas”.
Preguntas de los ediles
Valeria Soltermam preguntó si en Cáritas aumentaron los refuerzos alimentarios, respondiendo que “en Cáritas diocesana el nivel de carencia mayor se da en Frontera, el barrio Acapulco (de Josefina), donde la delincuencia es mayor, la pobreza en Villa Minetti (departamento 9 de Julio). Acá las parroquias con más carencias son en los barrios 2 de Abril (a cargo de Fátima), Zazpe (San Pedro-Santa Josefa Rossello), que creció en los últimos 2 meses; en Nueva Lehmann donde sacan del basural para vender los metales. Hay zonas cerca de Rafaela sin luz. La gente se la rebusca para comer, por ejemplo, las huertas familiares; hay ofrecimientos para hacer changas en el campo. En Sunchales comentó un empresario que no hay gente capacitada. Cáritas está brindando talleres sobre la escucha de las necesidades para buscar soluciones”.
Juan Senn mencionó que le llamó la atención que en el Tedeum del 9 de Julio pasado en la Catedral San Rafael invitó a dos pastores a sumarse al altar. “En Córdoba está el COMIPAZ (Comité Interreligioso por la Paz) desde hace 23 años; acá hay una red de parlamento y diálogo, pero hay que superar prejuicios. Henry Altare es uno de los pastores insertados. Hay diálogo y trabajo en la pastoral ecuménica de la Diócesis”, respondió.
Mársico consultó ¿si el Papa viene a la Argentina? Aclaró el Obispo que “lo decidirá después del próximo viaje a Asia, si le dan las piernas, pero sueña con ir a China; la agenda no solo es del Papa. Los cristianos de Palestina también pidieron que vaya; se mueve por las mociones del Espíritu. Inventa palabras como balconear, que les cuesta a los traductores. Si viene será por 3 días con celebraciones en Buenos Aires, Santiago del Estero y el sur, previo ingreso por Uruguay”.
Martín Racca se enfocó en poner en valor lo que tenemos, pero están los cuestionamientos sobre lo que nos falta. “Hay que valorar los espacios públicos verdes, proteger a la gente que se ubica en la ruta 34, los niños son grandes maestros. Hay que aprovechar los dones, a los curas les cité una carta de san Pedro para que cada uno reconozca el don que tiene hacia los demás; ser agradecidos como con la eucaristía. Todos somos necesarios, hay que descubrir el talento de cada uno, disfrutarlo y ponerlo al servicio de los demás. La culpa no es sana y Dios nos quiere alegres. Ustedes son audaces para meterse en este lío. Ante un cambio de época, hay que dar espacio a las generaciones nuevas. Conocí a Moyano en 1979 y se va a morir con la camiseta puesta. Hay que buscar otras personas, también para la evangelización. No se cansen de hacer el bien. Sirvamos a las comunidades para que tengan vida digna, son hijos de Dios, felices acá y en la eternidad”, remarcó el Obispo.
En la parte final, opinó que “fui al cementerio municipal para rezar por quienes pasaron por la ciudad y me dio pena la capilla, que cumple 50 años en 2024. Está vandalizada, las puertas sin candados y los vidrios rotos. La memoria de las raíces hace a la identidad cultural. El día de los muertos se puede celebrar porque va mucha gente”, para concluir que “el Espíritu Santo promueve la unidad en la diversidad porque tenemos a Dios trino, que es amor a la diversidad; hay que reconocerla como una riqueza, descubrir los dones de cada uno. Promover los talentos es el desafío de integración de la diversidad en la unidad”.