Por Emilio Grande (h.).- Más allá de la inflación de julio del 1,9%, el acumulado anual alcanzó el 17,3% y el interanual se ubicó en 36,6%, según el INDEC, el termómetro de la realidad social muestra otra cara de la compleja coyuntura económica.
A decir verdad, los precios vienen subiendo por el ascensor y los salarios de los trabajadores y jubilados por la escalera, a excepción de ciertos sectores sociales relacionados al Estado en sus tres niveles, rubros exportadores (lechería, soja, autopartistas) y la clase política con sueldos faraónicos, que vive divorciada de la gente.
Ciertamente, la inflación dejó de ser una preocupación para la mayoría de los argentinos, problema endémico a lo largo de décadas, pasando del 27% en enero de 2024 al 2% en julio de 2025, según un relevamiento de Casa Tres de Mora Jozami.
En este contexto, el 75% de los encuestados no tiene capacidad de ahorro y, al mismo tiempo, no llega a fin de mes, es decir no puede vivir dignamente en esta tierra bendita con todos los climas y geografías. Solamente, el 22% cuenta con la posibilidad de ahorrar.
En la crudeza de esta coyuntura, el 60% de los consultados hace bastante tiempo que dejó de consumir actividades ociosas, el abandono de las primeras marcas y la disminución en la compra de indumentaria, irse de vacaciones y el uso del streaming, privándose de cosas no esenciales para la vida y bajando de clase social.
A fines de julio pasado el dólar se disparó a $ 1.370 (después bajó unos pesos) y hubo cierta alarma en el Gobierno por la inflación de la primera semana de agosto del 1,2%.
Por este motivo, subieron las tasas de interés de los bancos a casi el 50%, que paraliza el crédito para empresas y particulares, para tratar de planchar a la moneda estadounidense hasta las elecciones nacionales legislativas previstas para el 26 de octubre. El combate contra la inflación es el principal capital político de Milei y será una de las garantías del casi seguro triunfo electoral.
El Gobierno prioriza el superávit fiscal por encima de los reclamos justos como son el aumento de la emergencia en discapacidad (se aprobó el rechazó al veto presidencial en Diputados), que representa entre el 0,39 al 0,6% del costo anual del PBI, y a los jubilados que ganan la mínima de 390.000 pesos (se mantuvo el veto), quienes están por debajo de la línea de la pobreza.
Al respecto, el colega Carlos Pagni opinó en su programa televisivo Odisea por la Nación+ que “el gran problema de la Argentina cuando se enfrenta a la inflación, a la que está delirantemente expuesta desde hace tiempo, es cómo salir del proceso sin generar un trauma productivo. Ese es el gran desafío de Milei después de la elección, en los dos años que le quedan y si aspira a un segundo mandato”.
Al mismo tiempo, otro elemento a analizar son la pérdida de puestos de trabajo y el cierre de numerosas pymes debido a la apertura indiscriminada de las importancias. El secretario general de SOIVA Rafaela Marcelo Lombardo analizó la realidad que atraviesa la industria de la indumentaria: “Estamos atravesando un escenario realmente complejo y difícil. En nuestro sector de la indumentaria, el panorama se complica progresivamente. A un mercado interno deprimido debemos sumar el enorme impacto de la apertura indiscriminada de importaciones, que golpea muy fuerte a nuestra industria”, en declaraciones a diario Castellanos.
A excepción del mes de abril, la economía viene en caída libre desde febrero hasta junio, que de persistir esta estancada vamos camino a una nueva recesión.
Más allá de Milei, la pregunta de fondo es ¿cómo salir de esta difícil encrucijada política, económica y social? Hace tiempo que ningún Gobierno convoca a los principales actores sociales (legisladores; economistas; representantes de la producción, del trabajo, del ámbito universitario y de los movimientos sociales; entre otros) con el objetivo puesto en el bien común por encima de los intereses sectoriales y particulares.