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Francisco, una novedad que aprender

Por Maurizio Vitali.- Es un cardenal Angelo Scola en cierto modo inédito el que hemos podido ver en el Meeting de Rímini, donde el arzobispo emérito de Milán ha respondido a las preguntas del portavoz de CL, Alberto Savorana, expresando a corazón abierto sus juicios sobre las grandes cuestiones de nuestra época, y al mismo tiempo mostrando detalles desconocidos de su propia vida personal y de su más íntimo trabajo espiritual.
A sus 77 años, vive en la pequeña localidad de Imberigo (Lecco), cerca de donde nació. La ocasión de este diálogo ha sido la publicación de su libro-entrevista, realizado con el experto periodista Luigi Geninazzi, un libro que a efectos prácticos resulta una autobiografía, titulada “Ho scommesso sulla libertà” (He apostado por la libertad, ed. Solferino). «La vida de Scola me ha parecido como una gran novela. Su nacimiento en una familia modesta, el catolicismo de aquellos años que respiró de manera natural, luego la pasión política heredada de su padre, camionero, partisano y socialista. El encuentro con don Giussani y Gioventù Studentesca. La vocación sacerdotal, su confrontación con los eclesiásticos milaneses, la ordenación. A principios de los años 70 enfermó gravemente durante seis largos años. Luego estudió teología, dialogando con De Lubac, Balthasar, Ratzinger. Juan Pablo II lo nombró obispo a los 49 años, el más joven de Italia. Después llegó a las academias pontificias, al patriarcado de Venecia y por último arzobispo de Milán».
¿Pero cómo empezó este largo camino?, pregunta Savorana.
«Por un encuentro que me hizo descubrir el bautismo como fuente de una novedad real para la vida. Hablo del encuentro con el carisma de Giussani, en dos etapas: cuando le oí hablar de la juventud como tensión y me sorprendió porque no hablaba de manera clerical, y cuando oí a un chaval de GS decir que si Cristo no tuviera que ver hasta con la bombilla que cuelga del techo del salón, él no sería cristiano». Fue el descubrimiento de un Cristo vivo y real.
«El cambio de época que señala el papa Francisco, continuó respondiendo a otra pregunta, es la post-secularización, la negación completa de la posibilidad de que un Hombre, un Hecho particular sea la razón de todo. Ahora se trata de volver a levantar la mirada y mendigar que una acontezca una novedad para nuestra persona». El método es el testimonio. Aunque hay quien cree que es demasiado poco, señala Savorana. «El testimonio no es valor moral sino conocimiento de la realidad y comunicación de la verdad con la propia vida. Y eso vale también para el compromiso público».
¿Y a usted no le sorprende un poco el papa Francisco?
«Es un saludable golpe en el estómago. Francisco es una novedad de estilo, de ejemplo, de cultura popular y de magisterio que debemos aprender».

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