¿Somos concientes de la gravedad institucional que ha tenido el documento del PJ? Acusar de golpista al campo no fue esta vez un anatema lanzado desde una tribuna sino un documento deliberado y firmado. Algo gravísimo por lo que significa: si es así, si efectivamente hay sectores minoritarios del campo que promueven la desestabilización debería el PJ instar el mecanismo institucional que existe, cual es la «ley de defensa de la democracia», entre otros.
¿Es compatible el rol de Intendente con la Secretaría de un Partido político que hace estas declaraciones? Claro que sí, el problema es si creemos que de este modo representa a la ciudad, como ha dicho un concejal oficialista. Y aunque uno no quisiera que se mezcle partido con Estado esto es evidente con el actual esquema nacional. Y de este esquema ha decidido ser actor principal nuestro Intendente, creyendo que puede incidir o bien obtener algún resultado favorable para la ciudad o su futuro político.
Pero el problema puede ser otro: ¿qué tiene que ver nuestro modelo de desarrollo local con el que se está imponiendo en la Nación?
Veamos algunas notas características del modelo Rafaela:
1) No da lugar a hegemonías, mucho menos del Estado (léase «Municipalidad»).
2) Rafaela y zona tiene ciudadanos y dirigentes «prácticos» que no ideologizan.
3) Es un modelo capitalista pero inclusivo.
4) La actividad agropecuaria se integra con la industrial y comercial.
5) Su «entramado institucional» denota una sociedad civil activa.
6) La combinación público-privada es una de sus grandes notas.
A nivel nacional el modelo que venía desarrollándose desde el 2002-2003 fue nada más que un «modelo de emergencia», técnicamente no es siquiera un modelo por su transitoriedad… pero cuando lo transitorio se hace la regla como ha pasado del 2003 al 2007 pocas dudas quedan. Y en el 2008 parecía que se comenzaría de otro modo pero se retrocedió severamente con la crisis del campo.
No tengo dudas que como ciudad se irán acomodando las variables a este esquema, prueba palmaria de ello es que hace años todos ahorramos en ladrillos, o como a nivel industrial se han ganado espacios. La ciudad y su zona pasaron etapas difíciles, como el mismo país y no es este el punto, si bien es muy feo desaprovechar otra oportunidad.
Pero el problema es otro: ¿cómo se compatibiliza un modelo de diálogo como el local con el modelo nacional que es claramente plebiscitario (los líderes hablan desde tribunas y no en mesas y jamás en conferencia de prensa u otros ámbitos propios de un «país normal»)?
No creo que sea posible ni es legítimo que nuestro Intendente avale y participe de una lógica de construcción a nivel nacional y otra aquí…
entre otras razones porque la lógica nacional va mellando todo el entramado argentino. Por eso el Episcopado está preocupado -con esa sensibilidad especial que tiene para denotar crisis- y por eso está muy bien que el Centro Comercial convoque a su dirigencia a dialogar. Pero por eso también la ciudadanía local -los vecinos como se decía y dice- debemos estar muy alertas, porque este modelo no es patrimonio de nadie sino obra común. Y no creo que la ampliación de la ruta 34 en autovía o tal o cual candidatura hipotética justifiquen que nos convirtamos en aquellos que no fuimos ni somos.
Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 4 de junio de 2008.