La norma, sancionada en su momento por la emergencia inflacionaria y la escasez de productos, fue una medida excepcional que evitaba el proceso licitatorio habitual, más transparente.
«Hoy la Municipalidad se retiró de los sectores que más necesitan», afirman los concejales Martín Racca, Paz Caruso, Juan Senn y Valeria Soltermam.
Con el contexto económico estabilizado y mayor disponibilidad de mercadería, los ediles consideran que el Intendente tendría que haber activado con anticipación un sistema de licitaciones para garantizar la provisión de alimentos con mayor claridad y sin necesidad de tomar los atajos de la compra directa. Sin embargo, eso no ocurrió.
Claramente esta omisión puede traducirse como negligencia, imprevisión, desinterés o falta de liderazgo. Pero también puede interpretarse como intencional. “Dejó vencer el plazo para forzar al Concejo a que lo habilite nuevamente a comprar sin controles”, señalaron los concejales. Y continuaron: “Mientras tanto, usa la necesidad de la gente como rehén y trasladar la responsabilidad política al Concejo”.
La situación se agrava dado que los funcionarios del Ejecutivo nunca se presentaron a informar con claridad cómo se manejaron los fondos de las compras directas anteriores tal cual fuera solicitado por el Concejo Municipal. «Hay quejas por los productos que se vienen entregando, cada vez más escasos y de peor calidad. Hay familias que no son beneficiarias de la ayuda, cuando sus condiciones de vida lo necesitan», declararon. Surge aquí la duda acerca de si todo el dinero destinado a alimentos se está usando efectivamente para ello.
“Hasta junio que había elecciones no encendieron ninguna alarma, es llamativo todo el accionar del Intendente, que puede haber hecho una mala distribución de los recursos”, cerraron los ediles.