Por Emilio Grande (h.).- En los últimos años se realizó una investigación sobre el pasado reciente de la Argentina titulada “La verdad los hará libres”, que incluye tres tomos. Ya se publicaron “La Iglesia Católica en la espiral de la violencia en la Argentina 1966-1983” y “La Conferencia Episcopal Argentina y la Santa Sede frente al terrorismo de Estado 1976-1983”. Los editores son Carlos Galli, Juan Durán, Luis Liberti y Federico Tavelli.
“Este proyecto es el fruto de una preocupación de los obispos argentinos para esclarecer cómo la Iglesia había vivido en los sucesos de violencia tan duros y difíciles, y que todavía no terminaron de solucionarse porque sigue habiendo heridas, faltando clarificar sobre los desaparecidos y los niños sin identidad o reconocimiento”, destacó el sacerdote Antonio Grande (párroco de Frontera y Josefina, y doctor en Teología por la UCA) en el programa “Sábado 100” por radio El Espectador (FM 100,1) de Rafaela, conducido por quien firma esta entrevista.
Y agregó: “Convocaron a un grupo de historiadores a analizar documentos y gestos sobre lo que había pasado para ayudar desde la Iglesia, a que la patria clarifique sobre la verdad histórica, disponible con la novedad de los datos en las fuentes consultadas, con ´la voz de los archivos´, pudiera ayudar a un diálogo entre los argentinos que llevara a un proceso de verdad, la escucha en la justicia y buscar una reconciliación entre todos”.
-¿Cómo fue el proceso del primer tomo que abarca 1966-1983?
-El proceso se inicia en 2012, la Conferencia Episcopal Argentina convocó a la Facultad de Teología Santa María de los Buenos Aires, en Devoto, que tiene un departamento de la historia de la Iglesia, para formar un equipo responsable de esta investigación. Desde 2018 se viene realizando este esfuerzo compartido; en lo personal es la primera vez que estoy en un equipo de investigación de unas 30 personas (sacerdotes, religiosas, consagrados, laicos). El proceso de la investigación llevó a clarificar y reconocer que no se hizo todo bien, porque en la violencia tanto de la guerrilla como desde el terrorismo de Estado había participación de católicos.
-En tu caso fue el capítulo 5 que investigaste sobre “La Iglesia argentina promueve el Concilio Vaticano II en medio de tensiones políticas y sociales”. ¿Cómo fue la recepción del CV II y cuáles fueron las tensiones?
-El acontecimiento de la Iglesia moderna más importante es el Concilio que sigue orientando la vida de la Iglesia actual por la gran cantidad de participantes de todo el mundo, entre obispos, sacerdotes, religiosos, laicos y peritos de otras confesiones religiosas, centrándose en la vida de la Iglesia de cara a su presencia en el mundo, que por razones históricas había estado separado. Se aborda el Concilio Vaticano haciendo memoria de 1962-65, la recepción latinoamericana en la conferencia de Medellín (1968), cómo se recibe en la realidad Argentina promoviendo la pastoral de conjunto con una expresión acabada en el documento de San Miguel (1969). Se hace en diálogo con la realidad civil que está viviendo el país, integrando la fe con la cultura, la vida de nuestras familias, comunidades y pueblo. El Episcopado forma una comisión de pastoral en 1966 con obispos, sacerdotes, religiosas y laicos, generando un modo nuevo de reflexión teológica, no de ruptura con lo tradicional, sino recoger lo que dice el Concilio, pensar, rezar y expresarlo en el modo de vida de nuestro pueblo argentino y sus expresiones de fe. La Declaración de San Miguel, en 1969, es una orientación pastoral madura en esos años. En aquel momento estaban las tensiones entre oeste y este, las influencias con las injusticias del capitalismo y lo que se buscaba realizar desde el marxismo, esclareciendo que la Iglesia como madre quiere llegar a todos sus hijos, que la violencia no es humana ni conforme al evangelio, y llama a todos los responsables en la sociedad a asumir sus responsabilidades para promover una justicia que supere las situaciones de pobreza y miseria. Los obispos llaman a los bautizados a vivir la pobreza evangélica y la justicia, que va gestando una opción por los pobres y una pastoral popular que busca acompañar y fortalecer la fe de nuestro pueblo. Lo último es una periodización sintética de las acciones pastorales y de los documentos episcopales argentinos de 1966 a 1983, que coincide sobre cómo se va poniendo en marcha el Concilio en nuestro país, el golpe militar de 1966 y 1983 con el restablecimiento de la democracia, con el proceso de nueva evangelización que profundiza el Episcopado con su documento “Iglesia y comunidad nacional” (1981). Lo que se busca en todo el primer tomo es presentar las diversas fuentes documentales y de personas que fueron investigados y recogidas, dando las citas de las fuentes, y ofreciendo pequeñas reflexiones para hacer una síntesis de sus partes. Hay testimonios de conocidos nuestros como los obispos Vicente Zazpe, Jorge Casaretto y Carlos Franzini.
-¿Cuáles son los ejes del tomo 2 “La Conferencia Episcopal Argentina y la Santa Sede frente al terrorismo de Estado 1976-1983”?
-El objeto de estudio se focaliza en la presencia de la jerarquía del Episcopado y del papado, en el período cuando acontece el terrorismo de Estado. En el primer tomo las fuentes de investigación fueron archivos, tesis, biografías, testimonios y entrevistas, mientras que en el segundo tomo tiene como fuente de investigación la apertura de los archivos de la Conferencia Episcopal Argentina y de la Santa Sede. En este proceso que había empezado el Episcopado cuando estaba presente el entonces cardenal Jorge Bergoglio, cuando fue nombrado Papa se profundiza porque Francisco llama a hacer una clarificación de los documentos y archivos que estaban bajo reserva, que suelen pasar 70 años para abrirlos, haciendo un protocolo para que se pudiera investigar anticipadamente en Argentina y en el Vaticano. Es de gran valor porque, entre otros, incluyen los conflictos internacionales y contiene dos capítulos muy concretos: los niños desaparecidos y el clamor de las víctimas en la correspondencia.