El que opina es el doctor Abel Albino, director de la Fundación Conin de Mendoza, en una entrevista en radio Mitre Rafaela. Dice que nuestro país produce alimentos para 400 millones de personas y no alcanza para sus 38 millones. Faltan políticas de Estado para combatir el analfabetismo y la desnutrición. Hace 18 años que trabaja con el primer hospital del desnutrido de la Argentina, continuando en 29 ciudades argentinas y en 4 del extranjero.
Por Emilio Grande (h.)
«No se puede creer que en un país que produce alimentos para 400 millones de habitantes no pueda alimentar a sus 38 millones y que haya gente que se muere de hambre por desnutrición porque no faltan alimentos mientras que en países africanos faltan recursos y hay mortalidad por hambre. Entonces ¿por qué se muere la gente? Porque hay una fractura cultural, tenemos que abordarlo con seriedad y responsabilidad porque es el principal tema de Argentina y América Latina y es un escándalo del mundo porque no es posible que haya gente que pase hambre y para ello no tenemos que dar más subsidios ni aplicar más impuestos a los que trabajan para mantener a gente que no lo hace. Hay que dar educación y herramientas para que procure sus alimentos para salir del pozo cultural y moral».
El que opina es el doctor Abel Albino, director de la Fundación Conin (Cooperadora para la Nutrición Infantil) de Mendoza, en una entrevista telefónica con este periodista en el programa «Sábado 100» por Mitre Rafaela (FM 91,9). Hace unos días se conoció públicamente la existencia de unos 6.000 niños desnutridos y ya murieron 206 niños este año en la provincia de Misiones, admitido por su gobernador Maurice Closs. Por este motivo, el entrevistado fue consultado por medios nacionales.
Y agrega: «Tenemos que terminar con la eterna guerra del hombre contra el hombre e iniciar la única guerra que vale la pena que es el hombre contra el hambre. Nosotros tenemos experiencia en esto, hace 18 años que trabajamos con el primer hospital del desnutrido de la Argentina y el primer centro de desnutrición del mundo, lo hemos continuado en 29 ciudades argentinas y en 4 del extranjero. No estoy hablando de la piel del oso que habría que cazar sino de la que cacé».
-¿Este Gobierno y los anteriores no tiene políticas de Estado para terminar con el hambre?
-Faltan políticas de Estado. Argentina fue un gran país cuando se dijo que «gobernar es poblar» (Alberdi), cuando se dijo «hay que hacer de la patria una gran escuela» (Sarmiento) y se cayó cuando se perdieron estos postulados. Yo tengo 63 años, estoy cansado de escuchar que sube un Gobierno y dice que «el que se fue eran unos tarados» y ellos son los vivos, después se va ese Gobierno y el que llega dice lo mismo. Hay que tener políticas de Estado y no interesa qué Gobierno sucede al otro. Suba Juan, Pedro o Diego se combate el analfabetismo y la desnutrición.
-¿Cómo distribuir mejor las riquezas porque la brecha entre ricos y pobres se ha ampliado?
-Seguimos teniendo gente analfabeta y sumergida, eso ya lo decía Alberdi hace 150 años, hay que combatir la pobreza y la ignorancia porque la pobreza se vende y la ignorancia se equivoca. No tenemos vergüenza y hemos perdido la dignidad.
-Hace unos días murió Néstor Kirchner. ¿Qué hizo este Gobierno para combatir el hambre y la pobreza?
-Tenemos que darnos cuenta de que cada niño debe desplegar su potencial genético para tener posibilidades y debe ser nuestro compromiso como adultos; no sabemos qué hacer con nuestras propias vidas. Como médico viejo que soy de niños digo que hay que terminar con el aborto indigno; con la prostitución, el maltrato y la pornografía infantiles; con la desnutrición que mutilan el rostro de nuestra civilización. Debemos procurar que cada chico pueda concurrir a una escuela, un agente sanitario que lo asista, una dieta equilibrada que le posibilite un desarrollo físico y mental adecuados. Esto no depende de posibilidades físicas o financieras sino es una cuestión de prioridad política.
-¿Ha conversado de este programa infantil con autoridades provinciales y nacionales?
-Siempre me escuchan y me ofrecen cargos, pero yo no ando buscando solucionar mi problema. La idea es incorporar a gente a este sistema porque miles de personas se han quedado en el andén y el tren pasa de largo. Yo estoy subido al tren y va a mejorar mi vida si muchos más participamos de este banquete desplegando su potencial genético en el primer año de vida con más educación y simultáneamente poniendo cloacas, agua corriente y caliente en cada casa argentina. Con esto tengo un potencial en 30 años. Para ello hay que dejar de pensar en las próximas elecciones y pensar en las próximas generaciones; ese es el ejemplo que necesitamos de nuestra clase dirigente y no de una bolsa de gatos que andan todos a las patadas.
