Por Pablo Cesar Possetto.- Este 11 de diciembre 137 personas, decidiendo en contra de lo que la voluntad de millones de argentinos a los que dicen representar, dieron media sanción a un proyecto de ley que pretende legalizar el aborto en Argentina.
Después de la votación me enojé, me entristecí, y pensé mucho sobre lo sucedido, y lo vivido. Luego, pude darme cuenta que desde hace un tiempo, en este querido país: cristianos y personas de otras religiones oran juntos como nunca antes.
Asociaciones, fundaciones, y organizaciones de toda índole, creadas en muchos casos recientemente, junto a otras que desde hace tiempo vienen trabajando, acompañan a las mujeres embarazadas en estado de vulnerabilidad y luego del alumbramiento continúan asistiendo a la mamá y su bebé.
Proyectos de leyes y ordenanzas con declaraciones a favor de la vida, y propuestas superadoras en materia de acompañamiento a las mujeres embarazadas vulnerable; cientos de libros sobre temáticas vinculadas al aborto, el derecho a la vida, etc.
Conferencias, charlas, simposios, conversatorios, cursos, y muchas otras formas de capacitación para la difusión de contenidos relacionados con la cultura de la vida. Redes a nivel nacional que vinculan a cientos de argentinos que quieren un país donde la vida se defienda.
Canciones y poemas a favor de la mujer, la persona por nacer, la vida, y la familia; marchas, caravanas, vigilias, momentos de oración, encuentros ecuménicos, celebraciones.
Niños con banderas argentinas de la mano de sus padres entonando canciones a favor de la vida y la familia; gente comprometida en política con resultados positivos en elecciones locales, provinciales y nacionales. Movilizaciones que han sido tomadas como ejemplo en muchas partes del mundo y que han hecho que la cultura de la vida florezca en medio de tanta muerte.
Ecografías en vivo, pintadas, afiches, recitales, folletos con información, charlas en las escuelas, intervenciones en calles y plazas, conversaciones sobre estos temas en las mesas de nuestras casas, lugares de trabajo, y muchas otros gestos y actividades que hace tan solo unos pocos años casi no se observaban en nuestra querida patria.
Con aciertos y errores, diálogos, discusiones, conflictos y mucho amor propio, caminamos y pintamos de celeste nuestra querida Argentina, visibilizando lo que nadie puede desconocer: que desde el momento de la concepción hay un ser humanos único e irrepetible que merece ser cuidado y acompañado, al igual que su mamá, que debe sentirse siempre contenida y ayudada para prevenir situaciones de vulnerabilidad.
Entonces, después de observar todo esto, me di cuenta de lo mucho que ganamos durante estos últimos años y sentí que más allá del enojo, y de la tristeza y el dolor que pueda generarnos la aprobación de esta propuesta legislativa inmoral y reñida con la constitución, debemos seguir haciendo lo que esté a nuestro alcance en favor de las dos vidas y de la defensa de la familia. Después del 29 de diciembre, sin importar lo que suceda, continuaremos luchando juntos para que nuestros hijos y nietos vivan en un país pro-vida y pro-familia donde se respete a todos, y quede siempre en claro que toda vida vale.