Por Eduardo Reina.- El clima político en Argentina no podría ser más turbulento. Tanto en el seno de Juntos por el Cambio (JxC) como en el peronismo, las tensiones y divisiones internas son claras señales de una crisis de liderazgos que amenaza con paralizar a las fuerzas opositoras en un momento clave para el país. Este desconcierto es aprovechado por La Libertad Avanza (LLA), que, a pesar de sus propias contradicciones, sigue consolidando su poder, mientras que las demás fuerzas políticas parecen desintegrarse.
En el PRO, la figura de Mauricio Macri está en el centro de la tormenta. Los senadores del partido enviaron un mensaje contundente: “Si no querés jugar más, abrite”. Este reclamo no solo evidencia la creciente frustración dentro de las filas del PRO, sino que también expone la falta de un liderazgo sólido y claro. La indecisión de Macri ha dejado al partido a la deriva, justo cuando la fuerza del Gobierno de Javier Milei se fortalece, en parte, por la falta de una oposición verdaderamente cohesionada.
El silencio de Macri desconcierta a propios y extraños. Aunque algunos insisten en que el ex mandatario prioriza intereses personales, como su participación en la Fundación FIFA, en lugar de enfocarse en la reorganización del espacio opositor, su relación con Santiago Caputo plantea más preguntas que respuestas. ¿Está Macri planificando un regreso para posicionarse nuevamente como candidato o estamos viéndolo mantenerse solo como referente negociador? En este contexto de incertidumbre, el partido enfrenta una fragmentación evidente.
No solo el PRO está en crisis. El desgaste dentro de JxC es cada vez más notorio. La UCR, tradicionalmente uno de los pilares de la coalición, está fracturada en distintas facciones, cada una con su propio liderazgo y agenda. Figuras como Facundo Manes, Alfredo Cornejo, Gustavo Valdés, Rogelio Frigerio, Maximiliano Pullaro y Martín Lousteau están más preocupadas por sus propias disputas internas que por fortalecer la coalición.
La reciente batalla en la provincia de Buenos Aires para suceder a Maximiliano Abad al frente del comité provincial es un reflejo de este desorden, con el partido dividido entre Pablo Domenichini, empujado por Lousteau y Manes, y Miguel Fernández, apoyado por Maximiliano Abad. Según los primeros datos, Domenichini habría ganado en una elección en la que han votado 80.000 afiliados, una verdadera vergüenza la baja participación.
Por su parte, el PRO también experimenta su propia fragmentación. Horacio Rodríguez Larreta ha lanzado su espacio político, el Movimiento al Desarrollo (MAD), mientras que Patricia Bullrich ha decidido unirse a La Libertad Avanza de Javier Milei, lo que la posiciona en una alianza que promete reconfigurar la política argentina. El movimiento de Bullrich busca articular poder político en la provincia de Buenos Aires con figuras como Diego Valenzuela, el intendente de Tres de Febrero. María Eugenia Vidal, por su parte, ha optado por no sumarse al proyecto libertario y formar su propio espacio dentro del PRO, intentando mantener su independencia política en medio del caos; lo mismo que Nacho Torres, gobernador de Chubut.
El panorama no mejora en el peronismo, donde la crisis de identidad es palpable. Los fracasos electorales de Cristina Kirchner, eligiendo a dedo a candidatos como Alberto Fernández y Sergio Massa, han dejado un partido desorientado y en crisis. Mientras tanto, la expresidenta busca mantener su relevancia política, a pesar de las complicaciones que enfrenta: podría ser condenada por la Justicia en los próximos días. Su estrategia parece inclinarse hacia el control del peronismo de la vereda de enfrente al que Gobierna la provincia de Buenos Aires de Axel Kicillof, aunque éste, con dudas y peleas internas, no logra consolidarse a sí mismo ni a su grupo.
Mientras tanto, Javier Milei sigue ganando terreno. Su discurso disruptivo y su capacidad para conectar con sectores desilusionados con la corrupción y el mal manejo de los recursos ha capturado a un electorado desencantado con la política tradicional.
Mauricio Macri, consciente de la relevancia que Milei ha adquirido, intenta acercarse al líder libertario. Este acercamiento, aunque sorpresivo para muchos, revela la estrategia de Macri para mantenerse relevante en el tablero político. Sin embargo, la respuesta de Milei ha sido clara: no está dispuesto a aceptar imposiciones ni recomendaciones. El líder de LLA subraya su autonomía y marca territorio, una jugada que podría definir la relación entre ambos en el futuro.
Con las elecciones en el horizonte, el panorama político argentino se presenta fragmentado y caótico. Tanto Mauricio Macri como Cristina Kirchner parecen estar jugando sus últimas cartas para mantenerse vigentes, mientras figuras como Javier Milei continúan expandiendo su influencia. Las grandes incógnitas son cómo resolverán las internas para el próximo año electoral y si lograrán reconfigurarse a tiempo para enfrentar el nuevo orden que Milei representa, o si seguirán diluyéndose en sus propias crisis internas.
Fuente: https://www.perfil.com/ El autor es analista politico, consultor especializado en Comunicación Institucional y Política, doctorando en Comunicación (Universidad Catolica Argentina), magister en Comunicación y Marketing Político en la Universidad del Salvador. Postgraduate Business and Management por la Universidad de California Ext. Berkeley, EE.UU. profesor Protitular en UCA. @ossoreina