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El Papa en la TV italiana: la mundanidad espiritual es el peor de los males para la Iglesia

Francisco fue entrevistado en el programa "Che tempo che fa" de RAI 3, abordando las guerras, los migrantes, la creación, el futuro de la Iglesia.

El papa Francisco fue el protagonista absoluto en la televisión italiana este domingo por la noche. El programa “Che tempo che fa” de la RAI tuvo la posibilidad de entrevistar al Santo Padre desde la Casa Santa Marta y se abordaron muchos temas: las guerras, los migrantes, la salvaguarda de la creación, la relación entre padres e hijos, el mal y el sufrimiento, la oración, el futuro de la Iglesia y la necesidad de los amigos.

Francisco indicó que el camino de la Iglesia del futuro pasa por eliminar la “mundanidad espiritual” que ha causado más daño que los “papas libertinos” y que está en la raíz del “clericalismo” del que surgen las “rigideces ideológicas” que usurpan el lugar del Evangelio.

“Imagino a la Iglesia del futuro como San Pablo VI en Evangelium nuntiandi: una Iglesia en peregrinación”, señaló el Papa y reiteró: “El clericalismo engendra rigidez, y bajo toda rigidez hay putrefacción””.

Hay categorías que importan y otras que están en el fondo

El pontífice también habló de la crisis migratoria y afirmó que lo que se hace con las personas que huyen de sus países buscando una vida mejor es «criminal». «Para llegar al mar sufren mucho. Hay grabaciones sobre los «lager» en Libia, los «lager» de los traficantes. Sufren y lo arriesgan todo para atravesar el Mediterráneo. Y algunas veces son rechazados».

«¿Cuánto tiempo lleva Yemen sufriendo la guerra y cuánto tiempo llevamos hablando de los niños de Yemen? Un claro ejemplo, y hace años que no hay solución al problema. No quiero exagerar, más de 7 seguro, si no 10. Hay categorías que importan y otras que están en el fondo: los niños, los inmigrantes, los pobres, los que no tienen comida. Estos no cuentan, al menos no cuentan en primer lugar, porque hay gente que quiere a estas personas, que intenta ayudarlas, pero en el imaginario universal lo que cuenta es la guerra, la venta de armas. Piensa que, con un año sin fabricar armas, podrías dar comida y educación a todo el mundo, de forma gratuita. Pero esto está en segundo plano», dijo el papa Francisco.

Recordó a Alan Kurdi, el niño sirio encontrado muerto en una playa, y en los muchos otros niños como él «que no conocemos» y que «mueren de frío» cada día. Sin embargo, la guerra sigue siendo la primera categoría: «Vemos cómo se movilizan las economías y lo que es más importante hoy, la guerra: la guerra ideológica, la guerra de poderes, la guerra comercial y tantas fábricas de armas», dice el Papa.

De este modo, Francisco propuso como solución un sistema de cuotas en el que cada país de Europa acoja a un número de inmigrantes en función de sus capacidades. Una estrategia de acogida «en comunión» que ha contrapuesto a la «injusticia» que pasa ahora con los países de primera llegada como «Italia o España».

En esta misma mecánica el papa Francisco incluye el trato «criminal» reservado a miles de migrantes. «Para llegar al mar sufren mucho», dice el Pontífice, y vuelve a denunciar a los «lagers» en Libia: «Cuánto sufren en manos de los traficantes los que quieren escapar». Hay películas que lo demuestran y muchas se conservan en la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Desarrollo Humano. «Sufren y luego se arriesgan a cruzar el Mediterráneo. Entonces, a veces, son rechazados, por alguien que por responsabilidad local dice ‘No, aquí no vienen’; hay estos barcos que van de un lado a otro buscando un puerto, que vuelven o mueren en el mar. Esto ocurre hoy», reiteró el Papa.

Y, como en otras ocasiones, repite el principio de que «cada país debe decir cuántos inmigrantes puede acoger»: «Es una cuestión de política interna que debe estar bien pensada y decir ‘puedo hasta este número’. ¿Y los demás? Está la Unión Europea, tenemos que ponernos de acuerdo, para lograr un equilibrio, en comunión». Por el momento, en cambio, sólo parece surgir la «injusticia»: «Vienen a España e Italia, los dos países más cercanos, y no son recibidos en otros lugares. 

El inmigrante debe ser siempre acogido, acompañado, promovido e integrado. Acogida porque hay dificultades, luego acompañamiento, promoción e integración en la sociedad». Sobre todo, integrarlos para evitar la creación de guetos y los extremismos nacidos de las ideologías.

Necesito relaciones humanas

Francisco también explicó que cuando fue elegido pontífice decidió no vivir en los apartamentos del Palacio Apostólico porque necesita cultivar las relaciones sociales. Así, reveló que tiene «pocos amigos» aunque «verdaderos» con los que le gusta departir. 

«Tengo amigos que me ayudan, conocen mi vida como un hombre normal, no es que sea normal, no. Tengo mis anormalidades, pero como un hombre normal que tiene amigos y me gusta estar con mis amigos a veces para contarles mis cosas, para escuchar las suyas, pero efectivamente necesito amigos. Esa es una de las razones por las que no me fui a vivir al departamento pontificio, porque los Papas que estaban antes eran santos, y yo no puedo, no soy tan santo. Necesito relaciones humanas, por eso vivo en este hotel de Santa Marta donde encuentras gente que habla con todo el mundo, encuentras amigos. Es una vida más fácil para mí, no me apetece hacer la otra, no tengo fuerzas y las amistades me dan fuerzas. Necesito amigos, son pocos, pero de verdad».

La pregunta que no tiene respuesta

En la entrevista, que fue en ‘prime time’, el Papa reveló bromeando que cuando era niño quería ser carnicero porque cuando iba con su madre o su abuela a comprar veía que tenían una riñonera, un bolsillo en el que metían «todo el dinero».

Además, señaló que si hay algo que para él no tiene explicación es el sufrimiento de los niños. «Cuando veo sufrir a los niños me pregunto: ¿por qué?,¿por qué? Y no tengo respuesta. El único camino ante este sufrimiento es sufrir con ellos».

A propósito de confidencias, el Papa por último recordó también el voto que hizo a la Virgen del Carmen, el 16 de julio de 1990, de no ver la televisión: «No veo la televisión, no porque la condene». Y habló de su amor por la música, especialmente la clásica.

Fuente: https://aica.org/

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