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El oficialismo gobernante utiliza políticamente a la fe cristiana

Se trata del editorial del programa “Sábado 100” por radio El Espectador (FM 100,1) de Rafaela. En la Basílica de Luján y en el Senado obispos, sacerdotes y religiosas quedaron enredados y se prestaron consciente y/o inconscientemente a la liturgia oficialista.

Por Emilio Grande (h.).- En medio de la crisis que atraviesa la sociedad argentina por la inflación, inseguridad, corrupción, recientemente se sumó el atentado fallido contra la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner.

El problema ocurre en que la facción gobernante del kirchnerismo en su conjunto quiere continuar usufructuando este lamentable y condenable hecho, que bien pudo haber terminado con la vida de la ex Presidente. Desde el primer momento se está ocupando la Justicia, que investiga sobre la trama de lo que pudo haber pasado, quedando muchos interrogantes en el tintero.

En este contexto, el sábado pasado se rezó una misa en la Basílica de Luján, lugar convocante de la fe católica a la que concurren millones de personas anualmente, servicio religioso pedido por el intendente de Luján Leonardo Boto (Frente de Todos), no por la Conferencia Episcopal Argentina. Aclararon que “la Iglesia está siempre abierta a todos, pero no hubo ninguna participación de las autoridades de la Iglesia”.

Otros obispos, más directos y molestos, se quejaron porque el Gobierno intentó “mezclar la política con la religión. Eso no debe hacerse nunca”, advirtieron, según escribió el colega Joaquín Morales Solá en La Nación.

En la ceremonia por la paz y la fraternidad hubo una fuerte concurrencia oficialista, encabezada por el presidente Alberto Fernández, el expresidente Eduardo Duhalde, el gobernador bonaerense Axel Kicillof y el ministro del Interior Eduardo “Wado” De Pedro, entre otros.

Acompañado por el vicario episcopal para las villas de emergencia el obispo Gustavo Carrara y varios sacerdotes que integran el equipo de curas villeros, el arzobispo de Mercedes-Luján Jorge Eduardo Scheinig advirtió  que el país enfrenta “un tiempo extremadamente delicado y la paz social está frágil y amenazada”.

En una autocrítica que llamó la atención, pidió disculpas por las desprolijidades de la convocatoria, que generaron confusión y llevaron a los principales dirigentes de la oposición a no participar de la celebración. “Me equivoqué, metí la pata”, dijo el arzobispo lujanense sobre el final de la celebración, al admitir errores en los preparativos de la iniciativa, que suscitaron malestar en sectores de la Iglesia.

Scheinig explicó que la Conferencia Episcopal Argentina decidió promover durante el fin de semana pasado en todo el país una oración por la paz y la fraternidad para acompañar la colecta Más por Menos. “Cuando el intendente de Luján me propuso hacer esta misa le dije que sí. Pero la envergadura de la misa creció y yo quiero pedir disculpas”, señaló, en un mensaje destinado no solo a los presentes, sino seguramente a quienes no compartían el sentido de la celebración, interpretada como una cesión a los intereses kirchneristas.

En su primera aparición pública luego del atentado, hace unos días Cristina se reunió en el Senado con curas villeros, religiosas y laicas, admitiendo que “siento que estoy viva por Dios y por la Virgen”, dijo con la voz quebrada.

En ambos lugares mencionados (la Basílica de Luján y el Senado) obispos, sacerdotes y religiosas quedaron enredados y se prestaron consciente y/o inconscientemente a la liturgia oficialista. Que se entienda bien y claro: además de profesar la fe religiosa, la Iglesia tiene como principio y norma la autonomía de estar distante al poder de turno y, al mismo tiempo, trabajar en la cooperación con los distintos actores sociales, teniendo como objetivo apostar por el bien común para no quedar encasillada en intereses sectoriales, que tanto daño le han hecho y le siguen haciendo a la Argentina.

Para finalizar, este análisis es independiente de las causas judiciales en las que fue denunciada Cristina de Kirchner por los hechos de corrupción durante 12 años, entre ellos la causa Vialidad con la acusación del fiscal Diego Luciani, quien pidió 12 años de prisión. No se pueden mezclar el atentado con la denuncia. Está en juego la frágil democracia de nuestro país.

En clave de fe, el que siembra odio cosechará tempestades; el que siembra amor y fraternidad recibirá 101% de la vida celestial…

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