La capilla de la abadía, «Nuestra Señora de la Esperanza», estuvo colmada durante la misa, presidida por el Nuncio apostólico, Adriano Bernardini.
Durante la homilía, el representante del Papa en la Argentina, hizo un agradecimiento al obispo Carlos Franzini, por la invitación para la inauguración de la ampliación de la casa de retiros espirituales de la diócesis de Rafaela, ubicada sobre la ruta 34 cerca de Lehmann.
Al mismo tiempo, destacó al lugar, como una casa de retiros y la importancia de la oración para los cristianos, en medio de un mundo que abandona los valores religiosos.
En otra parte de su mensaje, también hizo alusión a la fiesta de la anunciación del Señor que se celebró ayer, a través del misterio enorme y la fe de María para que Dios se haga presente en el proyecto de salvación con la encarnación de su Hijo.
Entre las autoridades presentes estuvieron el intendente Omar Perotti, el presidente del Concejo, Luis Castellano, los diputados, Ricardo Peirone y Roberto Mirabella, como así también las monjas benedictinas – cuya abadesa es María Teresa Ferrari- varios sacerdotes de la diócesis, diáconos permanentes, seminaristas y numerosos laicos, entre otros.
Al término de la ceremonia religiosa, Bernardini -acompañado de Franzini, monjas, sacerdotes y seminaristas- bendijo las obras realizadas: galería cerrada, recepción, 12 nuevas habitaciones dobles con baño privado, salón auditorio para 120 personas, comedor y cocina.
Después fue el turno de las relaciones públicas, saludos y presentaciones. Los periodistas presentes -entre ellos este cronista- quisieron entrevistar al Nuncio apostólico, pero no quiso hacer declaraciones.
El que sí habló fue el obispo diocesano. «Un poco la idea es darle a la casa una capacidad de acogida de más personas para poder ofrecer mejor el servicio. Prácticamente todos los fines de semana está llena y durante las semanas muy a menudo también, dijo.
Y agregó: «esta obra se ha hecho en buena medida por una ayuda muy generosa recibida del Santo Padre y quisimos que fuera él que esté presente en la persona de su representante en la Argentina».
En otra parte, sostuvo que «es una acción de gracias a Dios que podemos contar ahora con estas instalaciones más apropiadas, para tener un espacio de encuentro con Dios y fraterno. La casa de retiros quiere ser como el pulmón de la vida diocesana, donde cada uno viene a hacer la experiencia profunda de encuentro con Dios y entre nosotros como Iglesia Diocesana. Por eso hemos querido celebrar, darle gracias a Dios y poner en sus manos todo lo bueno que podamos hacer a partir de acá».
En la abadía viven 11 monjas, 1 profesa temporal y 2 novicias. Por año concurren unas 4.000 personas entre los que van en grupos a retiros espirituales y los que concurren por su cuenta.
Además de la ayuda de la Fundación Papal (Ciudad del Vaticano), también colaboraron, Ayuda a la Iglesia que sufre (Alemania), Adveniat (Alemania) y la Arquidiócesis de Colonia (Alemania), más lo recaudado por la venta del inmueble -bulevar Santa Fe y Jorge Newbery- del Obispado, donaciones de particulares, aporte de empresas y un movimiento diocesano.
Silencio
El Nuncio apostólico, Adriano Bernardini, no quiso hacer declaraciones ante el pedido de los periodistas presentes en la abadía. Ciertamente hay que respetar la decisión tomada, pero la misma cayó mal entre los colegas, ya que no es común que un representante del Papa venga a nuestra ciudad. El último Nuncio que había venido fue Santos Abril y Castelló, el 19 de junio de 2000, para la ordenación episcopal de Franzini como obispo de Rafaela.
Greco se va de Rafaela
Recientemente el presbítero, Carmelo Greco, anunció públicamente en las misas de la parroquia San Antonio, que se alejará -por un tiempo- de la diócesis de Rafaela a partir del 10 de setiembre próximo.
Ante la consulta, no quiso hacer declaraciones pero no desmintió el anuncio. Tampoco se pudo conseguir información oficial del Obispado de Rafaela, pero previamente había sido monseñor Carlos Franzini, quien comunicó la noticia al consejo Pastoral Parroquial.
Por pedido del propio interesado y su «bien espiritual», volverá a su tierra natal de Salerno, Italia, para dar clases y trabajar en un tribunal eclesiástico, según fuentes confiables.
Recordemos que Greco primero había sido hermano marista -llegó a ser director del nivel primario en el colegio San José de esta ciudad-, luego fue ordenado diácono en Italia y después ordenado sacerdote en Rafaela.
Su primer destino fue la parroquia «Nuestra Señora del Carmen», de Ceres, hasta que se fue a Roma para realizar un doctorado en Derecho Canónico, en la pontificia Universidad Lateranense. Volvió a Rafaela a fines de 1995 y, el entonces obispo Héctor Romero, lo nombró párroco de San Antonio hasta el presente. Desde entonces es miembro del tribunal eclesiástico en Santa Fe y, durante un tiempo también, había sido director general del Colegio San José.
Emilio Grande (h.)