Después de 20 días la carpa municipal -ubicada en la plaza 25 de Mayo- fue levantada luego de haberse aceptada la oferta salarial que propuso el Ejecutivo.
A partir de abril ningún empleado municipal cobrará menos de 850 pesos, que es el valor actual de la canasta básica familiar, recordando que uno de los reclamos fuertes de este conflicto fue que el 30% de los empleados cobraran menos de lo fijado por la canasta. ¿Este aumento beneficiará a las otras categorías y al personal jerárquico?
En términos monetarios este incremento significa que el DEM deberá destinar 1.800.000 pesos hasta fin de año, pero conviene aclarar que proviene del aporte de los contribuyentes y de otros ingresos como la coparticipación.
Durante el conflicto, el secretario general del SEOM Alejandro Mascardi dijo en este programa de radio que el Municipio tiene fondos para dar el aumento, lo que fue reconocido minutos más tarde por la secretaria de Gobierno Lilian Landa.
El incremento salarial representa casi un 11% del básico, la mitad con carácter remunerativo y bonificable y la otra mitad no, como también otro aumento del 3,6% a partir de junio con la misma modalidad.
Acá se debe hacer una crítica a las autoridades municipales y sindicales. ¿Por qué? Porque se continúa fomentando el pago de sumas en negro –se utiliza el eufemismo de no remunerativas-, en vez de otorgar sumas con descuento y en un plazo determinado tener como objetivo blanquear todo el salario.
Conviene recordar que hace unos años vino a Rafaela el sacerdote Rafael Braun, quien en su disertación señaló que el principal evasor es el Estado: nacional, provincial y municipal. ¿Cómo pedirle al sector privado que no pague sumas en negro? ¿Cómo exigirle al contribuyente que pida facturas en las compras y no evada impuestos?
Volviendo al acuerdo firmado esta semana tendrá vigencia hasta fines de junio y en el mes de julio se retomará la discusión de las variables en la composición de los haberes, como así también la formación de una comisión para analizar las relaciones laborales, la reorganización de la estructura municipal, el llamado a concursos, la reubicación de agentes y la readecuación del horario de los horarios de la jornada laboral.
Esta lucha demostró la unidad de los empleados municipales para tener en cuenta en la posibilidad de otros conflictos latentes para esta administración y las que vengan en el futuro.
Un elemento positivo del reclamo fue que no hicieron medidas de fuerza, pero además de la carpa -cuya imagen viajó por la provincia y otros lugares- también hubo movilizaciones y una olla popular. La gente en general apoyó este reclamo justo.
A decir verdad, se hizo justicia para un sector postergado que tampoco es definitivo porque con 850 pesos mensuales hay que hacer malabares para llegar a fin de mes. Esta es la otra Rafaela que muchos no quieren ver.
Emilio Grande (h.)