Por Emilio Grande (h.).- Hondo pesar causó la muerte de Blanca María Stoffel producida el martes, a la edad de 95 años, entre sus familiares y amigos de distintos ámbitos sociales en los que frecuentó en nuestra ciudad y otros lugares del país y del mundo.
Era una persona muy sencilla, amante de la vida y de la familia, estudiosa de la historia, investigadora y creyente de Dios. Los estudios secundarios los realizó en el Colegio Nuestra Señora de la Misericordia, donde egresó como maestra. Años posteriores, gracias a una beca, realizó un curso de periodismo en Estados Unidos.
Sus padres fueron Leticia Grossen y Calesancio Stoffel (fue jefe de Policía), habiendo tenido 8 hijos: Bella, Lidia, Mario, Alba, Rubén, Leticia (“Coca”), Hugo y Blanca (la más chica).
Se desempeñó en varias instituciones: en el ex Colegio Nacional (Nº 428 Luisa Raimondi de Barreiro) fue secretaria por la mañana y bibliotecaria por la tarde, asesorando a los alumnos para los trabajos que tenían que hacer; bibliotecaria en el Colegio San José; integró el Centro de Estudios e Investigaciones Históricas de Rafaela; fue miembro de Amigos de Urania; formó parte de la comisión de apoyo para la instalación de la Universidad Católica de Santiago del Estero en Rafaela.
“Trabajé 42 años con los chicos, un trabajo muy solidario; colaboré con la Feria de Ciencias; gané el premio del Fondo Editorial Municipal. Estoy muy satisfecha con mis logros”, había expresado en una entrevista con Iván Bender en 2014 (https://infofactorys.wordpress.com/).
Escribió publicaciones; artículos periodísticos en diarios locales, provinciales y nacionales; y los libros “Los primeros herreros y sus manifestaciones artesanales en Rafaela”, “Quién es quién en el proceso colonizador santafesino” (un exhaustivo relevamiento de los agentes, las empresas y los pioneros que colonizaron la provincia de Santa Fe entre 1853 y 1890), “Colonias y pueblos del departamento Castellanos” (trata historias de 54 localidades de Castellanos, entre ellas Rafaela, Sunchales, María Juana y Zenón Pereyra), “Cronología 1881-1981” (en colaboración con Rodolfo Zenklusen y Martha G. de Engler) y “Cronología 2 Rafaela 1881-2002” (en colaboración con Leticia Stoffel y Rodolfo Zenklusen).
“Siempre me gustó investigar y saber el pasado de las cosas. Los años que tenemos de investigación junto con Coca y la cantidad de libros que nos han dado un gran caudal de información que muchos no poseen”, destacó.
También participó de los hallazgos de “Campo del cielo” en la provincia del Chaco. Con Juan Báscolo y Marcos Severín fueron los iniciadores de la etapa moderna de la búsqueda del “mesón de fierro” en el Chaco, en los años sesenta y setenta.
Cuando la Comisión Científica Norteamericana llegó a nuestro país, la Dirección de Geología y Minas designó a la Dra. María Luisa Villar para que se integrara al equipo internacional. Esos investigadores hicieron su primera incursión a “Campo del cielo” en 1961, donde a través de los pobladores se enteraron de que un grupo de rafaelinos conformado por el Ing. Báscolo, el Arq. Severín y su esposa María de las Mercedes Capozzolo, había estado en el lugar llevándose algunas de las piezas que habían encontrado, trasladándose hasta Rafaela. Con la presencia de Báscolo, Blanca Stoffel y Catalina Paviolo (madre de Marcos Severín) nació el acuerdo que les permitiría participar, junto con el equipo del Dr. Cassidy, de la búsqueda del “mesón de fierro” y determinar la extensión de lluvia meteórica caída en el país, considerada como una de las más extensas del mundo. Báscolo, Stoffel y Severín trabajaron periódicamente en las campañas de la comisión internacional hasta 1972.
Por otro lado, Blanca disfrutó mucho de los viajes por Europa y países árabes, entre ellos Egipto, recorrió gran parte de España donde vivió algunos meses en la casa de su amiga Victoria Manzanares, quien luego vino a vivir a su casa de Rafaela (murió hace algunos años). Estuvo en Jerusalén y también en la casa de la Virgen María en Efeso hasta su asunción al cielo, de donde trajo tierra que regaló a sus amigos.
Hasta el martes último vivió en su domicilio de calle 25 de Mayo 405, casona de hermosos recuerdos, que conserva muebles antiquísimos de sus padres de 1910, con cientos de libros de historia, cultura, religión, entre otros; una colección de más de 400 mates, que fueron colectados a lo largo de décadas; lugar donde también vivió la recordada Coca (falleció el 20 de agosto de 2017). Según fuentes confiables a las que tuvo acceso este cronista, Blanca habría dejado un testamento con el destino de las pertenencias familiares.
El sepelio fue este miércoles en el cementerio Pax Dei de Bella Italia, previo oficio religioso en la Catedral San Rafael, donde el párroco Alejandro Mugna destacó su contribución a lo largo de años a la investigación académica, la cultura y la sociedad, siendo iluminados por la palabra de Dios.