Por María Herminia Grande.- Luego de una semana penosa para todos en Argentina, con un preámbulo –los dichos del ex presidente Duhalde- se catalizaron los acontecimientos y pareció que el gobierno nacional optó por dar a cada solución un problema. Veamos. La toma de terrenos abrió el grifo de división de opiniones entre quienes deberían hablar el mismo idioma (la ministra de Seguridad nacional Sabina Frederic, y su par bonaerense Sergio Berni). Luego, la actitud de la policía bonaerense y el efecto cascada hacia otras provincias. Aquí lo inadmisible: una fuerza exigiéndole negociar al Presidente en la puerta de la Quinta de Olivos. Sencillamente inconcebible. Ahora bien, esta actitud debería llamar a la reflexión en cuanto al grado de educación y formación que tiene una fuerza que debe actuar todos los días apegada a la ley. Su reclamo nadie lo niega. Sus formas, sí. Y ante esto, otro problema. El Presidente en lugar de rebanar el presupuesto a Horacio Rodríguez Larreta, debió socorrer al gobernador Axel Kicillof con la partida correspondiente y en paralelo convocar a las fuerzas políticas para analizar alternativas económicas. Tal vez la constitución de un Fondo Anticrisis, nunca mejor en momentos como este, u otras opciones -imitando el espíritu Merkel- para adentro y hasta quizás contagiando a países vecinos en la necesidad de procurar fondos para situaciones que no empiezan ni terminan en los magros salarios policiales. Los maestros, médicos y enfermeros ganan poco. Los asalariados ganan poco. (Cecilia Todesca me recordó que el poder adquisitivo de los argentinos se redujo un 40% en el gobierno de Macri). Los impuestos siguen siendo altos. Los argentinos no confían en su moneda, corren al dólar cuando se lo dejan tomar. La inflación y la desconfianza imposibilitan las inversiones, principalmente la proveniente del dinero de los propios argentinos. Cada gobierno, en estos últimos largos años, asume el poder desde varios escalones inferiores al anterior. Ciclo tras ciclo los gobernantes se van mordiendo la cola, reducida a rabo. Por eso el recorte implementado al presupuesto de Rodríguez Larreta no debió ser una decisión unilateral. En todo caso debió surgir de una mesa donde los actores llegan sabiendo que deben ceder, y que se van a levantar con menos cosas que cuando se sentaron.
El tejido social está resquebrajado, el Parlamento está lento e ineficaz. La Justicia, en general, funciona a pedido. El politólogo Hugo Quiroga me decía: “La democracia no flota en el aire, debe apuntalarse en tierra a través de sus tres poderes”. La pregunta es cómo fijarla en tierra. La respuesta es conocida: convocando urgente a la mesa del diálogo. Todesca me decía: “El diálogo es muy necesario en cualquier formato”. También me aseguró que su gobierno está empeñado en una agenda hacia adelante. El presupuesto que se presenta hoy intentará luego de la brutal contracción económica que de enero a junio se llevó el 5% del PBI, definir “la hoja de ruta que llevará en el 2021 a nuestro país a recuperar el crecimiento económico, las inversiones y los salarios”. El sábado, en una entrevista radial, me aseguró además que no habrá desdoblamiento cambiario.
La industria está recuperando producción, pero el problema es la política más que la economía. El Gobierno debe recuperar la gran política, la ordenadora.
Una luz de esperanza es el encuentro del gabinete económico (Economía, AFIP, Agricultura y Gabriel Delgado) con los economistas del CAA. Uno de los protagonistas, José Martins, manifestó que esperan con ansiedad dicha reunión. Allí expondrán diversos modelos de simulación reconocidos a la hora de fundamentar cómo una baja de impuestos puede ser recuperada por otro lado, con un aumento de recaudación por aumento de la producción.
El jefe de gobierno porteño contestó al recorte presupuestario como candidato presidencial. Ante esto, Mauricio Macri publicó una nota de opinión. Tanto los dichos de Mauricio Macri como los de Cristina de Kirchner son absorbidos por la grieta. En Juntos por el Cambio le restan importancia y aseguran que el ex Presidente intentó aprovechar el viento a favor de estos últimos días para tratar de mejorar su imagen de candidato. A su vez, insisten en que en JxC hay por lo menos cuatro candidateables para el 2023 en la grilla superior.
Los gobernadores afectados por el recrudecimiento del coronavirus saben que deberán convivir con el virus entrando y saliendo de fases y modalidades durante largos meses. Se habla de abril/junio 2021. Momento en donde ya estarán abocados a la campaña electoral.
La política, cualquiera sea su expresión, ya vivió la experiencia de unirse para ganar. Debe considerar la imperiosa necesidad de unirse para frenar la decadencia en la que Argentina ha ingresado desde hace mucho tiempo.
Fuente: https://www.infobae.com/opinion