Por Emilio Grande (h.).- Este 20 de setiembre se cumplen 6 meses, más de 180 días, de la eterna e insoportable cuarentena en nuestro país, que ya constituye un récord de guinness por ser la más extensa del mundo. Lo más grave es que se prorrogó hasta el 11 de octubre, renovándose in eternum…
A decir verdad, cuando el 20 de marzo el gobierno nacional decretó el inicio de la cuarentena hubo un consenso generalizado de las autoridades y la sociedad civil en su conjunto, pero hoy lamentablemente perdió el espíritu que le dio origen y resultó ser un fracaso porque hay más de 600.000 casos y más de 12.000 muertes, se profundizó la grave crisis económica con el cierre de tradicionales negocios y empresas, el aumento de la pobreza llegó al 44,7%, la indigencia al 10,3% y la pérdida de 950.000 puestos de trabajos en el segundo trimestre, según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA.
Mientras Cristina de Kirchner remueve los jueces que la investigan por corrupción, el presidente Alberto Fernández dice no hay más cuarentena, en todo caso está atenuada porque se fueron liberando las actividades, pero siguen sin abrirse las escuelas -a excepción de algunas provincias-, donde no son iguales las clases virtuales que las presenciales; no se puede viajar entre provincias a menos que tengas un permiso fundamentado; no se puede jugar al fútbol o las bochas cuando las actividades deportivas son muy sanas para la salud física y mental de las personas; no se puede estar sentado en la vía pública (paseos, plazas) cuando se permite estar en un bar o en un casino a puertas cerradas, toda una contradicción; entre otros ejemplos.
¿Las autoridades no piensan en las consecuencias psicológicas que produce el encierro? Al respecto, el doctor Raúl Brinckhaus opinó en este programa radial que “tuviera que haber mucha más libertad porque la cuarentena está fundiendo a muchos comercios y pymes chicas, y destruyendo la salud física y mental”.
¿Están en juego las libertades individuales? El doctor Marco Antonio Terragni destacó en este programa que “la libertad ambulatoria y la libertad en otros sentidos está restringida, la cuestión es hasta cuándo, hasta qué punto el Estado puede intervenir en las libertades individuales”, citando el artículo 19 de la Constitución Nacional: “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”.
Ciertamente, en las últimas semanas hubo un aumento de casos en todo el país, especialmente en el interior, entre ellas la ciudad de Rafaela con más de 400 casos desde marzo, de los cuales más de la mitad fueron recuperados. Sería una “locura” municipal retroceder de fase como hicieron en Rosario y Santa Fe. Representantes del comercio local le plantearon al intendente Luis Castellano que no aceptarán volver para atrás. Más allá de la cantidad, lo que hay que mirar es la cifra de muertes, hasta ahora solamente 7 fallecidos, según el informe municipal, pero en realidad son 6 porque el restante murió de cáncer aunque tenía covid-19, como aclararon públicamente sus familiares.
El médico Silvio Bonafede hizo polémicas declaraciones en este programa radial al expresar que “más que pandemia estamos en una plandemia, que es nefasta, y las consecuencias que vamos a tener que pagar son incalculables”, entrevista que humildemente tuvo una gran repercusión social en los medios de comunicación, especialmente se viralizó en las redes sociales.
Para terminar, estamos ante la presencia de una “gripe fuerte” como la definió el sábado pasado el doctor Diego Lanzotti a cargo del Hospital local, donde hay que tomar las medidas de prevención que amerita el caso y cuidar solamente a los grupos de riesgo, pero no hay que volverse locos ni tampoco generar mayor miedo del que nos metieron los gobiernos en sus tres niveles y la mayoría de los medios de comunicación. Tenemos que aprender a convivir con el coronavirus como tantas otras enfermedades. Esta eterna cuarentena está generando cansancio y hartazgo en la gente con graves consecuencias psicológicas y económicas. ¿Estamos en democracia o en un virtual estado de sitio?