El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, reiteró el deseo profundo de los obispos y la comunidad católica de que la eventual visita del Papa Francisco al país ayude “a sanar heridas, a crecer en el aprendizaje del diálogo y a renovarnos en el espíritu misionero”.
“El profundo deseo que tenemos de que el Papa Francisco visite nuestro país se traducirá sin duda en un encuentro muy esperado entre el pastor y su pueblo, nos ayudará a sanar heridas, a crecer en el aprendizaje del diálogo y a renovarnos en el espíritu misionero así podremos tender una mesa generosa en la que haya lugar para todos como insistió tanto en las jornadas de Lisboa”, subrayó.
El obispo de San Isidro presidió esta tarde-noche la misa de apertura de la 123ª Asamblea Plenaria de la CEA que desde hoy y hasta el viernes se desarrolla en la casa de ejercicios “El Cenáculo”, del partido bonaerense de Pilar, donde un centenar ponen el foco en el texto de Síntesis de la primera asamblea general del Sínodo de la Sinodalidad y en cuestiones vinculadas a la Pastoral Vocacional en el país.
En la homilía, monseñor Ojea compartió con sus pares en el Episcopado lo que consideró “tres ideas” del texto evangélico de san Lucas:
- La primera: el tema central del texto es la gratuidad. Se trata de ser generosos como lo es el mismo Dios.
- La segunda reflexión tiene que ver con este tiempo sinodal y con algunos elementos que surgen de la síntesis de esta etapa.
- En tercer lugar, es bueno reflexionar sobre la aplicación de este mensaje a la realidad del país porque implica un enfoque en la justicia, en la inclusión y la solidaridad.
“La síntesis del Sínodo nos habla de recuperar a los descartados y dedica un amplio espacio a los pobres que piden a la Iglesia amor, entendido este como respeto, acogida y reconocimiento. Piden de la Iglesia una aceptación incondicional y gratuita de sus personas y el texto nos recuerda que para la Iglesia la opción por los pobres y descartados es una categoría teológica, antes que cultural, sociológica, política o filosófica”, puntualizó.
Por eso, reflexionó monseñor Ojea, invitar a la mesa a quienes “no nos pueden retribuir, afirma la importancia central que Jesús en el Evangelio da a la dignidad de las personas sin hacer cálculos en favor de aquellos que nos pueden ayudar o cuya palabra nos conviene o fijándonos en los cargos que ocupan”.
“Simplemente, como a Jesús, nos importan las personas. Lo que cada una vive y sufre; pero también lo que anhela y sueña. Nos importa promover al ser humano por su misma dignidad de hijo de Dios y hermano o hermana en Cristo”, concluyó.
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Fuente: https://aica.org/