Por Alicia Riberi.- Recorriendo el camino de la vida, nos encontraremos con muchas cosas diferentes, alegrías, conflictos, dolores, triunfos, fracasos y finalmente aprenderemos o no algo de esta vida terrena e iremos mejorando como persona, o no.
Hay personas que viven la vida enfocadas en dioses efímeros como el dinero, el poder, la fama, la exposición y no advierten las consecuencias de esta manera de vivir, ya que el éxito no es para siempre, los halagos tampoco, llega el momento en que estaremos solos y con el corazón lleno de preguntas y si no encontramos las respuestas nuestra existencia se tornará angustiante.
Hay otras que se viven quejando, si les va bien dicen: «esperemos que esto dure» y si les va mal, dicen: «que vida de porquería, nunca sale una bien». Son los que no descubrieron que la vida es solo un viaje con pasaje de ida y en algún momento terminará y si solos vivimos para la queja, desperdiciamos la oportunidad.
Hay una cuantas que disfrutan causando dolor al otro, calumniando, destruyendo, lastimando gratuitamente a los demás, por odios personales, por frustraciones, por envidias, por las disconformidad propia del que alberga en su corazón sentimientos oscuros y hay de esa gente, que cree que su gozo será para siempre: Dice el Señor: «Muy bien! Mis servidores, comerán, mientras que ustedes estarán con hambre. Ellos tendrán de beber, mientras que ustedes sentirán sed. Se alegrarán, mientras que ustedes se verán humillados» (AT)…Recuerden el Señor siempre llega a socorrer al justo, cuando el impío cree que triunfó, ahí llega el Señor a poner cada cosa en su lugar.
Como corolario a esta nota puedo decirles, que somos muchos los que creemos en Dios todopoderoso, eterno, fiel y compasivo e intentamos todos los días seguir sus mandatos, aunque a veces se nos burlen, crean que somos perdedores, que pueden humillarnos todo el tiempo. El Señor tiene su tiempo y es contundente en su actuar y en sus mensajes: «El Señor Yavé, viene en mi ayuda y por eso no me molestan las ofensas. Por eso puse mi cara dura como una piedra. Yo sé que no seré engañado, cerca está el que me hace justicia…» (AT)
No olvidemos nunca, que a todos, absolutamente a todos, el dolor nos golpeará la puerta y si estamos flojos de fe, sentiremos que todo se acaba, pero los que creemos, esperamos siempre que Dios venga en nuestro auxilio y lo que es más importante, creemos que vendrá, porque es un Dios único y fiel.
Ojalá mis queridos lectores que podamos descubrir la presencia de Dios en el mundo, porque Él y solo Él, podrá restaurar lo que hoy parece devastado y perdido.
No olvides, por más exitoso que seas, el dolor golpeará tu puerta…¿estarás cimentado en la roca para soportarlo o tus pies están cimentados en la arena y la tormenta se llevará todo?