Por Emilio Grande (h.).- Como en todos los órdenes de la vida, nada es eterno, todo es temporal, frágil y perecedero.
Luego de 35 años de profesionalismo (28 años en el Nacional B y 7 en Primera División), el Club Atlético de Rafaela descendió al Federal A el 13 de noviembre de 2024, perdiendo la promoción 2 a 1 frente a Talleres de Remedios de Escalada en la ciudad de Junín, lo que constituyó la peor temporada.
Este duro momento deportivo fue producto de una grave crisis institucional con la renuncia de algunos dirigentes que están peleados, cuatro directores técnicos (Ezequiel Medrán, Ricardo Pancaldo, Fabián Nardozza e Iván Juárez) a lo largo de esta temporada, aprietes de hinchas a jugadores, quema de auto y peleas con la Policía, entre otros.
Parafraseando al escritor y colega colombiano Gabriel García Márquez, se trata de una “crónica de una muerte anunciada” porque luego del primer partido con triunfo de visitante contra Aldosivi en Mar del Plata, las estadísticas son elocuentes. De los 40 partidos disputados, tuvo 21 derrotas (el 52,5%), 12 empates (30%) y solamente 7 triunfos (17,5%).
Una voz autorizada para opinar sobre esta debacle deportiva e institucional es el colega Víctor Hugo Fux con más de 50 años en el periodismo deportivo, quien vio el proceso de la Crema en la Liga Rafaelina, los regionales, el ascenso a la B Nacional en 1989 y los dos ascensos a Primera División: “este proceso no empezó bien, no nació como debió haber sido y los refuerzos que llegaron en un primer momento no estuvieron a la altura de las expectativas. En la novena fecha dije que a Atlético le iba a costar muchísimo mantener la categoría, algo que lamentablemente terminó ocurriendo, en un torneo largo que da muchas posibilidades de recuperación, pero nunca pudo llegar a transitar ese camino firme. Después todo fue una hecatombe, una caída permanente con muy pocas salidas a la luz para visualizar un futuro que permita afrontar la parte definitiva de la competencia con la posibilidad de mantener la categoría. Es una crónica de una caída anunciada porque se veía venir muchas fechas antes de esta definición. Es responsabilidad del primer cuerpo técnico y de los dirigentes; fue una crisis muy profunda y tiene que ver con los resultados”, durante una entrevista en el programa «Sábado 100».
Sin embargo, el fútbol como cualquier deporte de competición da permanentes revanchas para repensar frente a esta compleja coyuntura institucional, abogando para que entre dirigentes, socios y simpatizantes pueden buscar serenidad y trazar nuevos objetivos institucionales.
Con este descenso albiceleste volverá a reeditarse el clásico rafaelino con el histórico rival 9 de Julio, después de la reválida en 1992 y por la Copa Santa Fe en 2022, en ambos casos con estadios llenos de las parcialidades. En el Federal A como en los otros torneos nacionales no permiten la presencia del público visitante.
A partir de 2025, Atlético deberá transitar un largo camino por una categoría que no conoce, donde hay que recorrer miles de kilómetros, con un presupuesto más acotado porque no vienen los fondos de la AFA y arbitrajes que dejan mucho que desear. Talleres de Córdoba estuvo cuatro temporadas y Olimpo de Bahía Blanca lleva cinco en esta divisional. El Consejo Federal cada año define la forma de disputa del torneo que tiene 36 equipos y en 2024 hubo cuatro zonas de 9 equipos, pero el proceder de este organismo es impredecible sobre la forma de disputa.
No hay que olvidar la crisis que vivió la mutual hace más de 20 años porque los ahorristas no podían disponer de los fondos debido al corralito, apareciendo la figura de Ricardo Tettamanti para solucionar este problema económico. También las dos elecciones internas en 2012 y 2023, que desgastaron energías, sumado al proyecto faraónico del nuevo estadio.
En su momento Atlético supo movilizar a miles de rafaelinos y de localidades vecinas, especialmente durante los años en Primera División del fútbol argentino, viviendo ahora una difícil situación deportiva, donde primero debe hacer del “duelo” por la pérdida de la categoría, después una autocrítica de la dirigencia y finalmente barajar y dar de nuevo.