Por Emilio Grande (h.).- Recientemente, la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) autorizó la producción del ciclador automático elaborado en nuestra ciudad por los bioingenieros de la empresa Grupo INBIO SA, con el aporte de UNRAF y el CENTEC, y el apoyo del gobierno de Santa Fe y de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación.
Al respecto, este cronista entrevistó al director del proyecto Dr. Ing. Luis Silva para que precisara los detalles de este dispositivo. Es profesor titular de la UNRAF, investigador del Conicet, director de una carrera de postgrado en la UNRAF y vicedirector de un centro de investigación y transferencia de doble dependencia entre la UNRAF y el Conicet. Es rosarino, hizo un doctorado en Río Cuarto y ahora está radicado en Rafaela.
-¿Qué es técnicamente un ciclador automático?
-Un ciclador automático comprime una especie de vejiga plástica que retoma luego su volumen y lo hace con una velocidad y frecuencia que el terapista puede fijar a partir de una pantalla táctil de modo de ejercer la mecánica respiratoria o un paciente que está entubado. Lo que hace el médico es determinar estos parámetros y luego dos brazos automatizados comprimen esta vejiga con una velocidad y a una determinada presión, insuflando un determinado volumen de modo que pueda ejercer una mecánica respiratoria acorde a lo que requiere un paciente contagiado de Covid.
-¿Suplirá las funciones de un respirador artificial?
-Hasta ahí son las mismas prestaciones que un respirador artificial, no obstante un respirador tiene otra serie de prestaciones que este ciclador no tiene, por ejemplo determinar y darse cuenta que el paciente está recuperando la capacidad de respirar por sí mismo y cambiar la mecánica respiratoria; toda esa serie de censores y el software que hay que agregarle requiere mucho más tiempo de desarrollo y en el caso del ciclador no lo tiene. Va a reemplazar únicamente la etapa inicial a un respirador, pero la idea es que descomprima la gran necesidad que hay de respiradores y sirva como una especie de rueda de auxilio a los médicos terapistas cuando está saturado el sistema sanitario y la demanda de respiradores.
-¿Por qué motivo el costo será mucho más bajo?
-El costo es mucho menor respecto a un respirador porque tiene materiales más simples, todo el desarrollo al ser de menor prestación es más simple y en el caso del desarrollo que hicimos tiene un gran componente de insumos nacionales, siendo el resultado un equipo más económico respecto a un respirador.
-¿Cómo surgió este proyecto con la participación de profesionales Grupo INBIO SA, con aporte de UNRAF y el CENTEC?
-El proyecto surge a fines de marzo cuando el rector Dr. Rubén Ascúa participó en una reunión del Consejo Interuniversitario Nacional y lo que se avizoraba era la falta de respiradores cuando se dé el pico de la pandemia. Nos pidió que en tiempo récord podamos encontrar soluciones a los efectores de salud. Para conseguir la aprobación de la ANMAT era esta cuestión técnica de los cicladores y nos pusimos a trabajar, convocando a los referentes de Rafaela que trabajan en equipos biomédicos, que es la empresa Grupo INBIO SA.
-¿Por qué se necesita de la autorización de la ANMAT para la producción del modelo de ciclador respiratorio automático?
-Para fabricar y comercializar cualquier equipo médico en la Argentina se necesita la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) para que ejerza su habilitación porque de lo contrario no se cumple un principio básico de la medicina que es la intervención que se haga desde un equipamiento favorezca a la salud. La fábrica donde se manufactura el equipo también tiene que estar habilitada, ya que no se puede fabricar en el garaje de su casa sino en un sistema controlado con equipos debidamente calibrados para asegurar una estandarización en la fabricación de estos equipos para cumplan las normas cuando el equipo fue aprobado.
-¿Cuándo estiman que estarán listo para su uso?
-El equipo está listo para uso desde que se fabrica el primero. La empresa Grupo INBIO -con quien firmamos un convenio para que lo manufacture, produzca y comercialice- lo puede fabricar desde el momento que fue aprobado por la ANMAT, que fue hace tres semanas.
-¿Cómo será la producción en serie de alcance nacional?
-La producción en serie y comercialización a nivel nacional no depende de la UNRAF porque el proyecto donde participó con el CENTEC y esta empresa llega hasta la habilitación de ANMAT. Ahora es cuestión de la empresa hacer las cuestiones y estrategias comerciales.
-¿Es original el modelo o hay antecedentes similares en otros lugares del mundo?
-El desarrollo tiene ciertas originalidades en cómo está controlada la velocidad de compresión de esta vejiga para mantener la presión y realizar la mecánica respiratoria más eficientemente y sobre cuestiones constructivas, pero la idea principal se basa en un desarrollo publicado y a código abierto, es decir cualquiera lo puede hacer en cualquier parte del mundo. De hecho hace más de un año en Massachusetts (Estados Unidos), el famoso MIT publicó este desarrollo, se aprobó uno en España para su uso, otro en Irlanda y dos en la Argentina.
-¿Cuántos profesionales participaron en este proyecto que tengo entendido dirigiste?
-El proyecto puede definirse en 2 etapas. En una primera instancia fuimos muchos profesionales del Hospital, INTI, UNRAF, Grupo INBIO, CENTEC, pero en mayo nos presentamos con un primer prototipo para ser mejorado en una convocatoria donde pedimos financiamiento a la Agencia Nacional de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación, ahí fue seleccionado junto a otros 63 proyectos donde se presentaron casi 1.000 propuestas, fueron elegidos 1 de cada 15. A partir de allí quedamos 7 profesionales, 3 de la universidad, 3 del Grupo INBIO y 1 del CENTEC, pero desde mayo se contrataron 8 profesionales externos.